Como si fueran piezas de orfebrería, esculturas en madera labrada, trabajo de minuciosos, preciosos – y precisos – perfiles de hombres y mujeres, así fue culminando su serie de retratos literarios Juan Ramón Jiménez en su gran libro “Españoles de tres mundos”. Desde Goya a Rosa Chacel, pasando por Becquer, Rosalía de Castro, Manuel B. Cossío, Antonio Machado, Menéndez Pidal, Ortega, Luis Bagaría, Picasso, Ramón de Basterra, Juan José Domenchina, Jorge Guillén, Benjamín Jarnés, Alberti y Aleixandre, las cabezas y cuerpos e inteligencias y voluntades de estas figuras de las artes y las letras se fueron forjando y elevando en el papel gracias a la pluma de Juan Ramón, concentrado en luminosa pericia, rasgos intensos de poeta, síntesis de su conocimiento vertido en amistad.
“Bajaba de Ventura Rodríguez a Almagro – escribe Juan Ramón de Menéndez Pidal – cemento central de los bulevares: 3 y ¼ de la tarde, otoño invernal; de riguroso luto, abrigo al brazo.
Su venir lo recordaba cúbicamente, mayor cada vez, más tostado y negro sobre el claro momento agudo en que la alfombra y el sol de noviembre se dividen del todo, dos espirituales líquidos de densidad distinta o dos sólidos finísimos de una física estática. Al fondo de tal calle transversal, Guadarrama, sobre cuya mole óptimamente cristalizada, unas nubes montañosas elevaban las montañas verdaderas, con azul, blanco y malva nítidos, a veces su altura”.
( José Julio Perlado).
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