El vientre del arquitecto de Peter Greenaway y las formas, la generación de emociones, el vacío de los círculos y la música, la intensidad de esa música de Win Mertens y Glenn Branca, esa música que podría flotar sobre Madrid mientras paseas, mientras paseas por Roma, te dejas llevar por el dolor de estómago, por algún dolor mientras el piano avanza sobre ti, tu memoria, tu ruina, eres el resultado de una ruina que ha crecido, que te seguirá y se sentará en el Café del Círculo de Bellas Artes, donde la luz no es buena para leer, donde los ventanales declaran una vez y otra la lucidez de los arquitectos y de las mazmorras.
Celebro así el número cien, estamos en Alenarte, la revista de Alena Collar en la que colaboro desde hace treinta números (por lo menos), mes a mes.
( Elías Gorostiaga).