No soy crítica literaria y además, Chirbes es amigo. Mal componente para algo objetivo pero ¿qué crítica literaria lo es? ¿No es algo acaso que se mueve desde las entrañas, te impacta o te hiere? Vayan estas líneas como un pequeño homenaje a un amigo y a un gran escritor al que admiro.
Cuántas veces he preguntado, a lo largo de los años, si leían a Chirbes. ¿Chirbes? No, no lo conozco. Pese a que, desde su primera novela, Mimoum, voces como la de Carmen Martín Gaite se alzaran para decir que era una hermosa e inquietante novela, y alguno más dijera que Chirbes había sabido inventar una nueva voz. Después vendrían En la lucha final, La buena letra (una auténtica joya literaria), Los disparos del cazador, La caída de Madrid y todas las demás hasta Crematorio, punto de inflexión en su obra al recibir el Premio Nacional de la Crítica.
Ahora, su última novela, En la orilla, ha conseguido ser alabada con una extraña unanimidad por todos los medios y críticos literarios, de izquierda y derecha, ha recibido la aceptación del público (va por la quinta edición) y hay quien afirma que se ha revelado con ella como el gran escritor español del siglo XXI. Traducido a varios idiomas, reconocido desde su primera obra en países como Alemania, ganador de premios europeos, ha ido pasando de puntillas en el mundo literario de este país cainita, ha ido consolidándose mientras escribía. Durante este tiempo le han achacado su “realismo” como si eso fuera un defecto, como si no fuera cierto que los grandes escritores -Dickens, Balzac, Galdós, Tolstoi- fueron realistas y han dejado grandes obras realistas para nuestro disfrute. Pero Chirbes siempre ha sido de izquierdas, más bien rojo, diría yo, que se atrevió y tuvo la desfachatez de cuestionar en sus novelas la transición política de este país, cuando casi nadie quería hacerlo, cuando el dinero que entró a espuertas sirvió para acallar conciencias críticas y para mirar para otro lado. Aun así, Chirbes fue ganando a lo largo de los años adeptos, uno a uno, lector a lector, seguidores fieles que hemos comprado sus novelas, libros de viajes, ensayos literarios (¡qué lucidez y cómo recomiendo Por cuenta propia!). Después, en la medida que la realidad se ha ido acercando a su obra, ha venido el reconocimiento. Crematorio estaba ambientada en el boom de la construcción, en aquellos que perdieron los escrúpulos y decidieron enriquecerse de forma indecente. Salió cuando ya este país había tocado techo y el derrumbe se iniciaba. Fue cuando ganó el Premio Nacional de la Crítica. ( Carmen Peire )
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