El vividor X, el vividor Y y el vividor Z, imparten un curso en Hotel Kafka que dura cuatro días repartidos en dos fines de semana, el precio son 225 euros. A esa hora dos albañiles imparten un curso de arquitectura posmoderna en el Bar Caracol en la Avenida Poniente de L’Hospitalet. En ambos casos el curso consiste en afinar a los nuevos talentos de forma que sepan manejarse en la maraña de premios trampa, becas, redes sociales y entorno urbano, les enseñarán a peinarse, a realquilarse en pisos de amigos, ordenar su armario, gravarán en sus memorias frases ingeniosas para presentar su obra en público y caer bien, no se enseña a escribir ni arquitectura que es algo inútil como bien saben todos ellos. Los deberes propuestos consisten en leer tres libros, uno de ellos son los famosos aforismos editados bajo el título 300 del vividor CO, con el que se cierra un círculo infernal, uno más. Las autoridades sanitarias de este país y de sus subpaises no dicen nada al respecto.
-Es una actividad privada ¿no?, -contestan desde el ministerio-
La periodista de investigación sospecha que aquí hay una burbuja
-Vividores –piensa- al fin y al cabo cada uno es libre de tirar su dinero en preferentes o mascotas, sea cerdo, gato, puto o Taller de Supervivencia. ( Elías Gorostiaga).