En otras secciones de Alenarte he hablado ya de la presentación de este libro, pero ahora quisiera hacer la crítica literaria del mismo. En ciertas ocasiones encuentro que un libro no se termina de leer con atención, sino más bien queriendo ver en él lo que uno desea.
Laietana, Poemas que olvidé escribir de joven, son dos poemarios que Alma Pagés publica en ediciones Crusoe. Una pequeña editorial que está empezando y que tiene dos cualidades, la editorial, digo, después hablaré del libro, la dignidad de la edición y que no publica salvo textos que se tienen en pie por sí mismos.
Textos de un peso específico.
(Alena Collar)
Alma Pagés: Sin Olvidos. Por: Alena Collar.
Leyendo este poemario se puede decir que su autora presenta una curiosa evolución. Leyendo de modo superficial nos encontraríamos con un primer poemario –Laietana– de un sentido negativo de aconteceres, y un segundo que canta a la esperanza.
Pero no es así.
Laietana es un oscuro presagio de lo porvenir, un anuncio de lo que llegará con Poemas que olvidé escribir de joven. Laietana, con un lenguaje brevísimo, conciso, de nulo adorno, de una justeza expresiva a veces hiriente nos presenta una realidad oscura, inmisericorde, vista por alguien que apenas es capaz de entender esa realidad, que se sitúa en el mundo preguntándose qué le sucede a esa realidad para resultar tan incomprensible. Por ejemplo en el poema Frío ( frío en las manos/en sus pies helados/Tendría que acabar el invierno/antes de que se le borre/el recuerdo del sol/alumbrando el camino), o en el poema sin titulo “de niña soñaste con ser mujer”, en el que la última estrofa es suficientemente expresiva de esa incomprensión, de esa sensación de sospecha, de sentirse en vigilancia y de incertidumbre: “el ojo de Dios te contempla/ impávido/ desde su eternidad inacabable”.
Poemas que Olvidé escribir de joven, para el lector no perspicaz tiene trampa; y la tiene por su mismo título; no son poemas que se escriban ahora para recordar, sino que se “olvidaron” escribir; ¿qué nos quiere decir Pagés con ello?…
Muy probablemente que estos poemas fueron olvidados conscientemente porque –precisamente por todo lo que se cuenta en el primer poemario- NO se pudieron escribir; y es desde esta nostalgia del texto no escrito como se escriben ahora, intentando re-escribir una historia, una historia llena de toda la soledad y el abandono del primer poemario.
Naturalmente que son poemas teóricamente más “alegres”; y sin embargo…
Sin embargo se advierte en ellos toda la profunda nostalgia de las historias rotas a destiempo, de lo que pudo haber sido y no fue, de los actos perdidos, de los amores en esbozo. Uno de los poemas más tiernos, más nostálgicos, “¡Hay tanta claridad en el día!/ La luz hace y deshace formas, / voces, sentimientos/ Esa luz, cincel imperturbable/de la densa soledad/ que difumina mi sombra”, nos da la medida ya de lo que vendrá: siempre la sombra, aunque esté difuminada, siempre el lado oscuro frente a la claridad del presente, siempre –como en otro de los poemas- la luz “ajena a mí”.
Por eso, estos dos poemarios son complementarios el uno del otro; se inscriben el primero en una búsqueda indecisa, en la oscuridad de un presente sin sentido, por el que se va a ciegas, el segundo en la asunción de ese presente que ahora ya es pasado; y es entonces, cuando se ha buscado y encontrado, cuando se pueden escribir esos poemas “olvidados”; ahora sí puede uno nombrarse, ahora sí se puede afirmar que se “daría la vida por el eterno reír de la infancia”; aunque no se tenga, aunque sea un poema que olvidamos escribir.
No es necesario decir más; a estas alturas el lector ya ha comprendido, si lee con atención, que estos dos poemarios son dos extensiones de una misma realidad a través de la que se avanza buscando. Buscando respuestas primero, después quizás buscando entender que a veces esa respuesta no existe; que quien busca encuentra el camino, aunque a veces éste sea un “frío estertor de madrugada”. La poeta sabe que éste “ es precisa admonición / del esplendor del día”.
Me parece que Laietana y su continuación marcan una manera de escribir lírica: quizá no se quiera atender mucho a su significado, pero es una buena muestra de que escribir poemas no entraña necesariamente ni la extensión verbal, ni el personalismo, ni la anécdota. Antes al contrario; este libro lo que viene a decir es que para escribir poesía hay que ser capaz de escribir acerca de aquello que nos llega a todos. Que la rigurosidad de la expresión, la desnudez en el adorno, la musicalidad en el verso, no lo da la extensión de éste, ni la catarata de adjetivaciones y suspiros que tantos quieren hacer pasar por lírica; rigurosidad, desnudez y musicalidad solamente la ofrecen aquellos que tienen algo que decir, como es el caso de Alma Pagés.
Lily
abril 10th, 2011
Gracias por esta crítica, Alena, que me permitirá una más fluida lectura por estos dos poemarios de Alma Pagés, fundidos en este libro «Laietana. Poemas qe olvidé escribir de joven» de a Ed. Crusoe.
Tus palabras, Alena, serán como una brújula para recorrer esas páginas.
Gracias.
Isolda
abril 11th, 2011
Lo leí y lo disfruté, tanto como ahora tu reseña. No podías haberlo explicado mejor.
Besos para las dos.
Amando Carabias
abril 11th, 2011
Magnífica reseña, para un libro que hay que leer y releer despacio muchas veces.
catherine
mayo 5th, 2011
Con los versos que eliges nos ilustras perfectamente tus argumentos.