Los inicios del automóvil es un tema interesante y curioso que normalmente el común de los mortales desconoce, por ello he intentado recuperar la historia de estos pioneros y sus artilugios; y los esfuerzos que realizaron para conseguir crear esas bellas y veloces máquinas que hoy día son las dueñas de la ciudad, espero que os entretenga, interese y divierta como me ha sucedido a mi.
(Virginia Seguí)
Aquellos Chalados y sus Locos Cacharros. Los Inicios del Automóvil. Por Virginia Seguí .
En todas las épocas se han inventado o se han ido mejorando en lo posible los diferentes medios de transporte existentes; pero fue durante el siglo XVII cuando comenzó la verdadera historia del automóvil tal cómo lo concebimos hoy día; es decir un vehículo que se mueve de forma autónoma autopropulsado por una fuerza ajena al esfuerzo humano o animal; y fueron muchos los pioneros que han trabajado en este campo para llegar al grado de perfeccionamiento actual.
Inicialmente el automóvil, dados sus costes, fue un producto de lujo y estaba dirigido a un público de poder económico alto que podía permitirse el capricho de comprarse un vehículo o coche, como pronto fueron denominados, sin que sus finanzas se vieran afectadas por ello. No obstante, y como es natural, el deseo de los fabricantes siempre fue el incremento de las ventas lo que pasaba por reducir los costes de producción y el aumento de calidad de sus automóviles.
El aumento de las ventas hacia necesario publicitar el producto para darlo a conocer a los posibles compradores y que estos pudieran admirar su calidad, belleza, comodidad, novedades, etc.; para ello pronto comenzaron a realizarse exposiciones en amplios salones, distribuidos en stands preparados al efecto, en los que las diferentes marcas mostraban sus productos al público en general; como si de obras de arte se tratase, compitiendo en diseños, confort, motores, neumáticos, amortiguadores, etc.; cuestión que queda también clara en los anuncios con los que anunciaban sus automóviles; intentando que el consumidor viera en ellos, no sólo lujo, comodidad, utilidad, etc, sino que, mediante valores añadidos subliminales, la sociedad en general vinculara la posesión de un automóvil a cuestiones más subjetivas consiguiendo superar la barrera de la mera utilidad; asociando a la posesión de un automóvil la adquisición de un cierto grado de elegancia y de modernidad; siendo además un producto destinado al género masculino confería y todavía confiere a su dueño una capacidad de conquista sin duda muy atractiva.
Todo esto queda claro en los anuncios de automóviles de principios del siglo XIX, en los que sus diseñadores apelan en muchos casos al imaginario colectivo de la sociedad occidental en el que los valores estéticos y el concepto de belleza está íntimamente ligado al mundo griego; ya que de él derivan directamente nuestros modelos artísticos y literarios; todo ello en un intento de revalorizar estos nuevos productos creados por y para la sociedad moderna; encuadrándolos entre arquitecturas clásicas; usando imágenes de la mitología grecorromana, etc., y, también, valores relacionados con el estatus social, el lujo, la conquista, el dinero, el poder, el riesgo, la velocidad, etc.; algo que aún está presente en nuestros días.
Por otro lado el automóvil está también ligado a algunos movimientos artísticos de vanguardia como el Futurismo; inventado por el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti quien en 1908 escribió un prefacio en un libro de sus poemas que acabó convirtiéndose en el manifiesto futurista. En Francia fue publicado traducido por Le Figaro el 20 de febrero de ese mismo año dando el verdadero espaldarazo al movimiento, en uno de sus párrafos podemos leer: “[…] el esplendor del mundo ha venido a acrecentarse con una nueva belleza: la velocidad. Un coche de carreras, con su cuerpo adornado de grandes tubos que parecen serpientes de respiración explosiva… un automóvil rugiente que parece que corriera sobre metralla, es más bello que la alada Victoria de Samotracia”; como vemos Marinetti también hace referencia al mundo griego intentando superar sus valores estéticos con su manifiesto; conocedor de que éstos aún se mantenían vigentes en plena modernidad y siendo visible en muchos de los movimientos artísticos considerados de vanguardia.
Tres pintores italianos siguiendo a Marinetti dirigieron un manifiesto a los jóvenes pintores de Italia: Umberto Boccioni, Luigi Russolo y Carlo Carrá, este manifiesto de los pintores futuristas está fechado el 11 de febrero de 1910, y algunos de estos mismos artistas u otros que se fueron uniendo al movimiento representaron en sus obras automóviles llenos de dinamismo intentando captar esa característica tan alabada por su fundador al recrear las carreras de automóviles y la velocidad que estas máquinas estaban llegando a alcanzar al disputarlas; el automovilismo era ya un deporte de gran éxito tanto en Francia como del resto países del mundo occidental. Aunque en general casi todos los artistas se sintieron atraídos por los automóviles de una manera o de otra; varios arquitectos y/o ingenieros diseñaron modelos de automóviles entre otros el francés Le Corbusier; Sonia Delaunay cuya actividad abarcaba varias áreas artísticas realizó, en 1925, una exposición de sus diseños de ropa para la casa de modas Jacques Heim posando junto a un Citroen 5 CV con diseño exclusivo para una famosa periodista de la época; el cubista Fernand Leger, el expresionista alemán Gerd Arntz, el dadistas Francis Picabia y otros representaron en sus obras automóviles o temas relacionados con ellos.
Otras de las estéticas que los diseñadores de anuncios de automóviles utilizaron fue la del Constructivismo, considerado en teoría como la expresión más directa de la ideología marxista; el movimiento no pretendía ser un estilo de arte abstracto, según Aaron Scharf era: “primero y ante todo, la expresión de una convicción, fundada en motivos muy profundos, de que el artista podía contribuir a hacer más elevadas las necesidades físicas e intelectuales de la sociedad en su conjunto, estableciendo un contacto directo con la producción a base de máquinas, con la ingeniería arquitectónica y con los medios de comunicación gráficos y fotográficos.” No era un arte político sino la socialización del arte. Y de cualquier forma una expresión atractiva para los diseñadores de la época y que por otro lado paradójicamente encajaba bien con la intención de los industriales del automóvil que intentaban socializar sus máquinas.
Muchos críticos consideraban a futuristas y constructivistas movimientos subversivos que intentaban destruir las normas artísticas y literarias tradicionales con sus métodos bolcheviques; en 1921 uno de ellos publicó en el New York Times un artículo en el que entre otras cosas decía sobre los adeptos a estos movimientos para él considerados bolcheviques: “estaban demencialmente empeñados en arrancar hasta el recuerdo de los grandes del pasado, por temor a que el proletariado vulgar pudiera incubar una nostalgia aristocrática por… la majestuosidad de las civilizaciones del pasado aristocrático.»
La primera carrera de automóviles se había realizado en Francia en 1895; su organizador fue el conde Jules de Dion pionero en la construcción de automóviles; se cubrió el recorrido de ida y vuelta entre París y Burdeos con una distancia de 1178 Km; el ganador Emile Lavassor tardó solo dos días en completarla y sin necesidad de ser sustituido por ningún otro piloto. En Estados Unidos la primera carrera fue organizada por el The Chicago Times-Herald, en este caso el recorrido fue, también de ida y vuelta, entre Chicago y Evanston en Illinois, su ganador Jerry O’Connor recibió un premio de 2000 dólares. Y esto no había hecho más que empezar…
La invención del automóvil:
Los intentos de construir un carro que se moviera por sí solo sin necesidad de la fuerza animal comenzaron en el siglo XVII; aunque inicialmente los artilugios así construidos fueran lentos y difíciles de manejar y mantener en funcionamiento. El pionero en esta materia fue el jesuita francés Ferdinant Verbiest (1623-1688); quien tras estudiar humanidades en Brujas, Courtrai y Lovaina y teología en Sevilla, al no lograr ser enviado como misionero a América del Sur consiguió ser enviado a China en 1658. Una vez allí, aparte de sus misiones religiosas, llevó a cabo diversas actividades científicas; como experto astrónomo realizó la reforma del calendario siendo nombrado Presidente del Tribunal de Matemáticas por el Emperador; su observatorio estaba dotado de modernos instrumentos; trabajó también en el uso del vapor como fuerza propulsiva construyendo en Beijing, en el palacio del emperador de la China, alrededor de 1668, el primer vehículo movido a vapor; que fue conocido como el juguete a vapor (jouet a vapor).
Otro pionero del automóvil fue el ingeniero militar francés: Nicolás Joseph Cugnot (1725-1804) quién, hacia 1769, diseñó otro de los ancestros del automóvil; interesado en el desarrollo de este tipo de máquinas con fines militares; y conocedor del modelo de Verbiest desarrolló una nueva máquina destinada al transporte de la artillería pesada utilizando como fuerza propulsora el vapor; y aunque inicialmente sus experimentos no fueron tenidos en cuenta finalmente, dada su finalidad y el interés que este tema despertaba en la época tuvieron que ser considerados.
Claude-Antoine-Gabriel de Choiseul, duque de Choiseul y Ministro de Relaciones Exteriores, Guerra y Marina, apoyará y construirá a expensas del rey el primer prototipo del proyecto de Cugnot; pese a los problemas técnicos y económicos iniciales se construirá un segundo prototipo ya a escala completa; y finalmente, pese al costo del proyecto y las reservas iniciales sobre su viabilidad, se realizará el programa completo. De esta especie de triciclo movido con caldera a vapor y un motor de dos cilindros verticales denominado por su creador El Fardier, se construyó una tercera versión en 1771.
Richard Trevithick (1771-1833) ingeniero británico considerado también un pionero en las máquinas movidas a vapor; construyó en 1787 su primer prototipo y en 1801 mejoró la caldera y creando otro denominado Puffing Devil que fue uno de los primeros vehículos en moverse de forma autónoma transportando pasajeros a 8 km/h.; su contribución más significativa fue el desarrollo del primer motor de vapor de alta presión que será primordial para la construcción de la primera locomotora de vapor y el desarrollo del ferrocarril, y que en 1801 realizará un primer recorrido en País de Gales. No obstante, la construcción viable de vehículos con propulsión a vapor, pasaba por mejorar este tipo de motores; reducir su tamaño y aumentar su potencia mejorando así su rendimiento.
Existieron también automóviles movidos o propulsados por electricidad como el modelo creado en noviembre de 1881 por el francés Gustave Trouvé que fue exhibido en la Exposición Internacional de la Electricidad de París.
El francés Etienne Lenoir realizó un invento básico para el desarrollo del automóvil: el motor compacto de combustión interna que utilizaba el gas como fuerza propulsora y aunque muy pronto la fuerza motora sería la gasolina, en 1862 creó un prototipo con el que recorría las calles y los alrededores de París.
En Alemania Karl Benz, considerado por muchos el inventor del automóvil moderno, tras obtener la patente en 1879 del motor Benz y la fundación de su compañía Benz & Cie en 1883, produjo en sus talleres de Manheim, en el año 1885, el primer prototipo destinado a la comercialización, entre el año siguiente y 1893 había vendido unos 25 ejemplares; iniciando muy pronto su comercialización y su venta en otros países como Francia; para promocionar la invención de su marido Bertha Benz realizó, en 1888, el primer viaje por carretera en uno de sus prototipos. Benz diseñó el motor de combustión interna plana y durante 1899 produjo ya 572 unidades; su empresa creció tanto que tuvo que transformarse en sociedad anónima.
La empresa checa Wagenbau Nesselsdorfer denominada más tarde Daimler Motoren Gesellschaft (DMG) produjo, en 1897, los primeros modelos realizados en fábrica del mundo y vendió su primer automóvil bajo la marca Daimler en 1892. En 1902 el nuevo modelo de automóvil DMG llevaba un motor Mercedes Maybach de 35 caballos de fuerza; DMG y Benz & Cie firmaron un acuerdo de cooperación en 1924, pronto los Mercedes Benz fueron sus automóviles más emblemáticos.
En 1890, Émile Levassor y Armand Peugeot de Francia comenzaron a producir vehículos con motores de Daimler, sentando las bases de la industria del automóvil en su país; en el que existían otras firmas importantes que se competirán en la producción de automóviles, entre ellas la de Dion Bouton y Renault.
En los Estados Unidos no querían quedarse atrás y ya en 1877 George Selden de Rochester, solicito una patente; pero ésta caducó y el prototipo no pudo realizarse; volvió a intentarlo en 1895 esta vez con un motor de dos tiempos pero nuevamente tuvo dificultades al ser impugnada por Henry Ford siendo anulada en 1911. El 21 de septiembre de 1893 los hermanos Duryea, de Springfield (Massachusetts), organizaron la primera carrera de automóviles con motor de gasolina.
Gran Bretaña tampoco quería quedarse atrás y se intentaba construir automóviles para competir con el resto de empresas europeas y americanas; según el Veteran Car Club, fue Santler de Malvern el inventor del primer automóvil con motor de gasolina allá por 1894 y después de él destacó Frederick William Lanchester. Los primeros vehículos producidos en fábrica fueron los realizados por la compañía Daimler Motor Company, fundada por Harry J. Lawson en 1896, después de adquirir el derecho de usar tipo de motores.
Poco después, en 1892 Rodolf Diesel patentó su motor de combustión nacional, es decir el primer motor diésel; durante décadas vehículos propulsados por vapor, electricidad y gasolina compitieron por obtener la posición una dominante en un mercado cada vez abierto y diversificado; pero eso ya es otra larga historia…. la historia del automóvil tal como lo concebimos hoy día.