Este segundo capítulo está dedicado a estudiar el diseño y la estructura de las colonias madrileñas construidas a principios del siglo XX en Madrid, para solucionar el problema de la vivienda obrera; iremos viendo y analizando los elemenos más significativos de su construcción y sus antecedentes históricos.
(Virginia Seguí)
Arquitectura: Las colonias madrileñas de principios del siglo XX. II. Capítulo. Por Virginia Seguí
Una vez situados en el Madrid de principios del siglo XX y una vez que los poderes políticos conscientes de la necesidad de encontrar métodos para solucionar el problema de la vivienda obrera sentaron las bases jurídicas que posibilitaba su realización y su mejora; fueron los técnicos los que debieron ponerse a la tarea; vemos, a juzgar por sus actuaciones, que la construcción de colonias fue la solución que adoptaron con mayor frecuencia. Estas edificaciones de casas baratas organizadas en lo que hoy denominaríamos urbanizaciones pueden considerarse una especie de huida de lo urbano; ya que, en cierto modo, implican sin duda un regreso a los orígenes, es decir, una vuelta al campo. Sin embargo, esta huida solo sería parcial; al ubicarlas en las inmediaciones de la ciudad intentando conjugar el binomio incomodidades/ventajas que esta situación les confiere y aprovechando lo más beneficioso de cada uno de los dos aspectos.
Los terrenos elegidos para su construcción se situaban, en aquellos momentos, en la periferia de Madrid; aunque el paso del tiempo ha modificado la situación y el crecimiento de la ciudad se ha encargado de absorber, asimilar o fagocitar, como queramos denominarlo, a la mayoría de estas colonias; provocando en muchos casos su total desaparición o cuando menos su integración en la ciudad incorporándolas como nuevos barrios con la consiguiente pérdida de su inicial sentido suburbano.
En las mayoría de los casos sus creadores intentaron que cada una de ellas fuera una entidad autónoma autosuficiente; concibiéndolas como pequeñas ciudades y dada su ubicación en los casos en que esto no se consiguió la situación obligó a sus habitantes a utilizarlas más bien como segunda vivienda; ya que la falta de servicios impedía una residencia estable desvirtuando el pensamiento y la finalidad con que fueron construidas.
Hay que considerar también que las sucesivas leyes de Casas Baratas que se fueron publicando, diseñadas para solucionar los problemas de la vivienda obrera; permitieron también la construcción de viviendas para clases sociales más privilegiadas; y que además de construirse colonias para obreros con planteamientos modestos; aprovechando la coyuntura se construyeron otras colonias de viviendas de más alto standing; al menos esto es lo que se desprende del informe que se realizó sobre el tema bajo el título: <Protección ambiental y vivienda unifamiliar en Madrid> en el que podemos leer: “La composición social de los habitantes de las colonias de viviendas unifamiliares es sumamente variada y se corresponde con las distintas tipologías de colonias que históricamente se han sucedido. Salvo colonias de carácter básicamente aristocrático y señorial como es el caso de El Viso […]”
Si el planteamiento es una huida al campo, ¿qué tienen de urbano estas colonias construidas en la periferia de la ciudad? La respuesta a esta pregunta nos permite prestas atención a una serie de elementos básicos de su estructura que son los que las acercan a la ciudad y a lo urbano; entre ellos encontramos: su entrada; su trazado, la distribución de sus zonas básicas, etc.; elementos que analizaremos para observar las referencias urbanas con las que contaban estas colonias.
Bonet Correa indica en su obra Las claves del urbanismo que la parte fundamental de la ciudad es su trazado; en este sentido debemos indicar que el trazado que predomina en las colonias madrileñas es el trazado ortogonal inspirado en el hipodámico griego y que encontraremos después en las ciudades que el Imperio Romano fue fundando en sus provincias; ciudades que en muchas ocasiones derivan de los campamentos organizados por sus milicias para la conquista de su imperio; ya que muchos de ellos acabaron por convertirse en asentamientos permanentes pasando después a la categoría de ciudades; Morris al hablar sobre el los trazados de las ciudades romanas indica que sus “asentamientos urbanos permanentes, tanto si se desarrollaron a partir de un campamento como si su origen obedecía a otros fines, fueron dotados de los mismos planos, simples y normalizados” siendo por tanto su planteamiento más radical incluso que los modelos griegos post-hipodámicos; citando como ejemplos ciudades como la ciudad británica de Silurun (Caerwent) o Timgad en Argelia; muchas ciudades españolas tienen su base en campamentos romanos; un ejemplo de campamento romano español es el campamento Nobilior estudiado por Schulten en su obra Numantia; fundado por Quinto Fluvio Nobilior entre los años 153-133; quien que tras ser nombrado cónsul se desplazó a España con alrededor de 30000 soldados para hacer frente a las sublevaciones de diversos caudillos belos, titos, celtíberos, arévacos, lusitanos, etc. Schulten sitúa los restos del citado campamento de verano a mitad de camino ente Ocilis y Numancia, en Almazán. El asentamiento dado el volumen del ejército romano desplazado a la península Ibérica tiene una considerable extensión y fue construido cuidadosamente.
Estos trazados simples y normalizados han sido retomados en diferentes momentos de la historia; básicamente en aquellos en los que se hacía necesaria la fundación de nuevas ciudades; por esto, las ciudades de nueva planta fundadas con fines de repoblación o conquista tanto en el antiguo como en el nuevo continente están basadas en estos trazados que facilitan racionalizan su organización; esto es lo que sucede en La Carolina, La Carlota, Guarromán y otras ciudades españolas fundadas por Carlos III durante el siglo XVIII, y en las ciudades fundadas o ampliadas durante la colonización americana.
Hemos visto ya cómo este trazado fue también el elegido para la construcción de los ensanches de las ciudades de Madrid o Barcelona; de todo esto se desprende que las construcciones que nos ocupan pueden compararse con estas ciudades de nueva planta y podremos ver este trazado en varias de las colonias madrileñas como la de Iturbe; tanto en su fases I y II y Fuente del Berro, la de Unión Eléctrica Madrileña, Prosperidad, San Fermín o El Viso que emplea una variante al hacer el trazado ortogonal en espina de pez.
Otras emplean el trazado lineal, siguiendo las pautas de Arturo Soria; una calle central, distribuyendo a ambos lados las edificaciones organizadas en manzanas, separadas por calles transversales que desembocan en la misma calle principal. Entre ellas, además de la Ciudad Lineal, tenemos la Colonia de Primo de Rivera, que da a su eje central una gran amplitud que actualmente se ha convertido en la Av. De Ramón y Cajal y la colonia Bellas Vistas ubicada en una parcela quebrada formada por varios rectángulos, su calle central será un bulevar ajardinado con tres glorietas circulares.
El trazado más original lo vemos en la Colonia de La Cruz del Rayo, ya que se articula desde un eje principal: la plaza de Aunós, de la que parten seis vías en estrella, las dos centrales recorren la colonia en sentido norte-sur; mientras una segunda red de calles corta las anteriores en sentido transversal organizando el trazado; en el que, sin duda vemos una inspiración parisina, salvando las distancias y las dimensiones existentes entre ambos espacios; pero lo cierto es que la idea de distribución es la misma: ejes viarios o calles que confluyen en un centro formando una plaza con forma de estrella que facilita las comunicaciones y la circunvalación de la ciudad o de la colonia.
La calle es otro de los elementos del espacio urbano, Bonet Correa también la menciona como fundamental y la define conformada por el espacio vacío que existe entre edificios o construcciones; en las colonias estos edificios son principalmente viviendas unifamiliares cuya fachada no suele dar directamente a la calle, sino al jardín que circunda la vivienda, siendo el cerramiento del perímetro de la parcela donde se ubica el que determina la fachada a la calle; aunque existen excepciones. Por otro lado la calle es un lugar comunitario de tránsito y comunicación; un lugar de encuentro entre los habitantes; por tanto un lugar público frente al privado de la vivienda. En las colonias el sentido privado de las viviendas está, si cabe, enfatizado, en las viviendas unifamiliares existe mayor privacidad que en los bloques de viviendas tradicionales y el contacto entre vecinos se ve dificultado por el aislamiento e individualidad de las viviendas; los edificios de pisos facilitan la comunicación, las coincidencias entre vecinos; así pues la existencia de lugares comunes en la colonia es algo fundamental en ellas ya que favorecerán las relaciones sociales.
El Informe sobre Protección ambiental y protección social de la ciudad, hablando sobre las colonias de viviendas unifamiliares de Madrid indica que: “Las colonias-jardín van a constituir en el momento de su aparición auténticos ghettos urbanos, aceptando la concepción del hecho residencial desligado no sólo de los centros de producción, sino del resto de elementos urbanos que conforman la ciudad”. Inicialmente, pues, las colonias construidas en la periferia de la ciudad situadas en lugares despoblados se convirtieron en una especie de ghettos urbanos, con su perímetro protegido con cerramientos propios, convirtiendo sus calles en calles privadas. Esta situación con el tiempo ha ido cambiando, aunque aún existen colonias en las que quedan residuos de lo expuesto, manteniéndose calles privadas; como sucede por ejemplo en las construidas por Iturbe (Iturbe I, II, III y Fuente del Berro) y algunas otras. Los vehículos deben moderar su velocidad al circular por las colonias, al tratarse como de una pequeña ciudad o población; las calzadas tienen, en algunos casos, colocados machones o elementos similares con la finalidad de disminuir la velocidad de los vehículos cuando circulan por sus calles; ya que sus habitantes circulan en la colonia más descuidados que por la ciudad propiamente dicha, pudiendo verse niños pequeños en bicicleta o triciclos, madres con niños que se sueltan de la mano, etc.; esto ha ido disminuyendo con el tiempo al integrarse sus calles con el resto del entorno; pero todavía se mantienen ejemplos de ello.
Las calles tienen diferentes categorías o jerarquías, no debemos dejar de hablar de la calle Mayor; calle que existe en prácticamente todas las poblaciones o ciudades españolas independientemente de su tamaño; una calle principal en cuyo recorrido encontramos los mejores comercios, las mejores viviendas y muchos de los edificios importantes para la ciudad; las colonias tampoco carecen de ella; como paradigma de ello citaremos la Ciudad Lineal de Arturo Soria; pero es un elemento del que no carecen ninguna de las colonias madrileñas que nos ocupan; ejerciendo las mismas funciones que en cualquier población española.
Siguiendo con lo anterior retomaremos la idea de que en su día las colonias, en general, tenían cerramientos, para aislarlas y protegerlas del entorno despoblado de la periferia de Madrid, no urbanizado y considerado agresivo para ellas y sus habitantes. Por ello volver a compararlas con los centros urbanos es inevitable, este cerramiento podría equiparase con las murallas que desde la Antigüedad se han construido alrededor de las ciudades para protegerlas de los peligros externos; requiriendo, sin duda, la realización de una puerta o entrada que facilite el acceso; todos conocemos ejemplos de lo descrito, muchas de las ciudades que habitamos lo tienen; la función de estos cerramientos es la protección del centro habitado ya sea éste una ciudad o una colonia; aunque las condiciones y características del enemigo sean hoy día diferentes.
Las puertas que dan acceso a las colonias son, en general bastante discretas; aunque algunas también tienen como objetivo dotarlas de algo diferencial; además de facilitar el acceso su función es representativa ¿Qué ciudad que se precie de tal, no tiene una puerta de categoría suficiente para ser recordada por sus visitantes?; algunas puertas de ciudades han sido trasladas a museos, dado su valor artístico; o han quedado incorporadas al tejido urbano como monumento creando espacios significativos destacando en plazas o lugares públicos cuando la ciudad tuvo que superarlas con sus sucesivas aplicaciones exigidas por el paso del tiempo y el crecimiento demográfico.
Los ejemplos que se conservan de las entradas a las colonias madrileñas no presentan, quizás, tanta calidad artística pero en su día intentaron emularlas; ejemplo más claro lo tenemos en la Colonia de Prensa donde todavía destacan los pabellones de acceso a la misma decorados con detalles modernistas.
Ya hemos hablado algo de las plazas, que junto con las calles, son lugares de encuentro de los ciudadanos, al igual que sucede con las calles también existe una plaza Mayor; en el caso de las de las colonias se limitan a ser un nudo de comunicaciones o distribución de las circulación viaria que nunca ha podido alcanzar la importancia y significación a que han llegado a tener algunas de las plazas mayores de algunas ciudades españolas. En la colonia Cruz del Rayo, la plaza de Aunós, de la que ya hemos hablado antes, es su foco principal pues su trazado urbano se distribuye y organiza desde ella, una plaza en estrella de la que salen seis calles formando una estrella; pero las colonias tienen otros lugares comunitarios donde las relaciones ciudades entre sus habitantes son más fáciles y fluidas; pese a dominar el sentido de privacidad. Las propias casas disponen de espacios verdes que favorecen el ocio de sus habitantes; no es necesario salir de ellas; únicamente congregarse en algunos de estos espacios verdes como propietarios o visitantes, organizando fiestas y reuniones particulares; algo que sucede con menor frecuencia si las viviendas no son unifamiliares; pero esto raramente sucede en los lugares comunitarios de la colonia.
La colonia de Los Rosales o de Alfonso XII tiene también una plaza circular central, prácticamente todas ellas tenían una plaza; pero únicamente se ha conservado el mobiliario urbano de una de ellas: La Colonia Moscardó; bancos y mesas en los que sus habitantes podían sentarse a descansar y/o a compartir un rato de amena conversación con algún conciudadano; pasando el rato de una manera u otra en ese espacio común ideado para favorecer las relaciones sociales. Ortega y Gasset habla de plaza de las ciudades, mencionando especialmente las mediterráneas, en estos términos: “La urbe, es ante todo, esto: plazuela, ágora, lugar para la conversación, la disputa, la elocuencia, la política. En rigor, la urbe clásica no debía tener casas, sino solo fachadas que son necesarias para cerrar una plaza, escena artificial que el animal político acota sobre el espacio agrícola.”
En cuanto a las zonas verdes, ya nos hemos referido a algunas de ellas como los jardines de las propias casas; son espacios verdaderamente importantes en este tipo de construcciones y también necesarias; se las califica como los pulmones de la ciudad; dado su carácter regenerativo; pero también están pensados como lugar de esparcimiento; necesidad que ya está parcialmente cubierta con los jardines de las viviendas; o incluso pequeños huertos en los que invertir algunos ratos de ocio provechosamente. En su momento las colonias al estar situadas en la periferia en zonas no urbanizadas, despobladas, lo que hicieron fue aportar espacios verdes a la ciudad; que aunque, con el tiempo, ha ido perdiendo espacios verdes, sin duda, sus efectos aún perduran y suelen ser zonas de construcciones más bajas que mantienen los jardines y zonas verdes.
El mismo informe sobre Protección ambiental y protección social que ya hemos citado menciona que estas colonias menciona al estar aisladas de su entorno plantean, en cierto modo, una vida más rural; algo que con el tiempo, ya en la década de los cuarenta del siglo pasado será denominado como ciudad rurizada.
Por último hablaremos de las edificaciones, quizás los elementos de la ciudad en las que el arte está más presente; o al menos esto es lo que tradicionalmente se ha considerado, aunque actualmente el arte urbano tiene una concepción mucho más amplia.
Como hemos indicado ya, las viviendas que se construyen en las colonias madrileñas son predominantemente unifamiliares, aisladas y rodeadas de una zona verde que intenta emular el campo a la que dan al menos dos de sus fachadas. Suelen tener uno o dos pisos; aunque existen excepciones existiendo también hasta de cuatro con ático.
En la descripción pormenorizada de las colonias que publicaremos en el capítulo siguiente esto queda detallado, ya que recopila sus características más importantes; así como sus constructores, promotores, fechas de ejecución, denominación, etc. Lo cierto es que existen bastantes diferencias respecto de sus edificaciones; incluso dentro de cada una de ellas presenta varios modelos de casas; para que sus habitantes pudieran elegir el más apropiado a sus necesidades familiares y económicas. Las construidas por asociaciones obreras son, sin duda, de pretensiones más modestas y suelen ajustarse más a modelos de uniformidad y economía; frente a esto tenemos otras construidas por clases más pudientes en las que las viviendas de lujo o semilujo son lo más frecuente; yaque así era requerido por sus futuros compradores. Por ejemplo la Colonia Residencia que aunque acogiéndose a la promoción de Casas Baratas promulgada por la Dictadura se construyeron casas de semilujo destinadas a profesionales liberales; y cuyo proyecto sentó las bases que permitió que algún tiempo después pudiese construirse en el mismo marco legal la de El Viso.
Por tanto podemos afirmar que las edificaciones presentan una gran variedad y diversidad de estilos; baste decir que la promoción que hizo Escondrillas para vender las casas construidas en la Colonia Retiro ofertaba casas de varios tipos: castellano, vasco, mudéjar, italiano, vasco gemelo y español gemelo. Si bien es cierto que desde el punto de vista arquitectónico las más interesantes son las construidas en la Colonia Residencia y las posteriores ejecutas en El Viso, que presentan un claro estilo racionalista.
catherine
febrero 4th, 2012
Muy interesante esta idea de la colonia como si fuera una ciudad con su gran vía, plaza mayor y puertas y que sea más que un barrio, que sea un ghetto urbano.