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Bilingüismo franco español. Expresiones curiosas y diferencias divertidas. Por Catherine Beaume

Fotografía procedente de El País.

Hablar, más o menos bien, dos idiomas es algo muy divertido. Los franceses nos imaginamos que basta con cambiar el final de una palabra por una A o una O y así nos saldrá una palabra española. Por eso EL poeta y EL artista por ejemplo, nombres masculinos, siempre nos sorprenden. Además no solemos usar a menudo el título de un oficio en la forma femenina: la profesora, la doctora. Varias ministras reivindican ser llamadas madame LE ministre, quizá porque LA  mairesse o LA générale eran las mujeres del alcalde o del general. Así que se podría atribuir a los galos este dibujo de un número reciente  de El País tratando del sexismo lingüístico.

Pero existen muchas cosas más divertidas tales que expresiones, traducciones “literales” o exclamaciones. ( Catherine Beaume)

 Bilingüismo franco español. Expresiones curiosas y diferencias divertidas.Por : Catherine Beaume.

 

Empezamos con las vacas ya que tardé en entender que la piel del toro es España como el Hexágono es Francia.

Los galos decimos “hablar francés como una vaca española” para alguien que chapurrea. Pero hace poco que usamos la palabra torero, solíamos usar toreador, una palabra seudo castellana que nos viene de la ópera Carmen de Georges Bizet.

Para la gente culta tanto en literatura como en música citaremos el buey  de la fábula de Jean de La Fontaine, la Rana que quería hacerse tan gorda como el buey.

 

Otros animales:

¡Qué mono!  Un bebé francés puede ser una col, hasta un troncho de col, nunca se parecerá a un simio.

El caballo blanco de Santiago es de Henri  IV (y del mismo color) aunque sea más verosímil que el rey tuvo numerosos caballos de todos los colores; es su penacho que  era blanco para reunir a sus aliados en la batalla.

 

Entre los “falsos amigos” más peligrosos encontramos el verbo pisar que provoca risas entre todos los alumnos porque suena como pisser (orinar). Constipado es un término que les encanta también y que puede provocar muchos malentendidos porque hace pensar en constipé (estreñido) y nadie se imagina que el constipado tenga un resfrío. Pues, eso es el momento escatológico en un curso de cualquier instituto.

El contestador no discute, no niega, no … contesta. No es un rebelde, solo escucha y graba los mensajes telefónicos; nosotros tenemos un répondeur.

 El adjetivo  “terrible” francés tiene dos sentidos antagonistas: guay y malísimo; le toca al interlocutor adivinar como es la chica terrible, súper guapa o feísima.

El vino de Bordeaux o de Borgoña es blanco o rojo; sé muy bien que en España el Rioja o el Priorat son tintos pero se me escapó un “vino rojo” al elegir la bebida en un restaurante hace poco. 

 

Las expresiones y los refranes son siempre una fuente de alegría:

Como anillo al dedo se traduce por como un guante ¡fácil!

Pero ¿hincarle el diente al otro? Lo cierto es que hincar el pico es romper su pipa, morirse.

Vuestro corazón metido en un puño es solo apretado aquí, sin más detalles.

Entre el martillo y la pared se vuelve entre el martillo y el yunque, más peligroso. Más peligroso también es echar aceite al fuego en vez de leña, con el mismo sentido.

Pintarse, que se usa mucho, me hace gracia porque de una mujer demasiado maquillada decimos que es un bote de pintura.

En ambas partes de los Pirineos los gatos pardos de la noche se vuelven grises, o al revés. Buscarle tres pies al gato es partir los cabellos en cuatro, ambos tienen su gracia.

Estar al pie del cañón es más descriptivo que estar listo.

 

Bueno, hombre prevenido vale por dos. El día del padre francés no coincide con el de San José, sigue de poco, en junio, el día de la  madre del último domingo de mayo.

 

El ¡x! (y tampoco  el ¿y?) no existe en francés, escribimos solo x¡ e y¿ ( al revés; es imposible escribirlo a solas de manera adecuada con este teclado). Nos exclamamos con menos fuerza: ¡quiquiriquí! es cocorico!, con dos letras O para abrir más la boca al gritar nuestro patriotismo.

Pero ¡ojo! el olé-olé francés se traduce por picante u atrevido, nada de alegría o de enhorabuena.

 

Así que Patatras! ¡Pataplum!  Entre col y col lechuga. Todo lo que nos parecía evidente puede esconder trampas.

 

¡Qué nadie me venga a vender la moto! del español muy fácil de hablar por los franceses.

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  • Amando Carabias

    abril 18th, 2012

    O del francés para los españoles :))

  • Pilar

    abril 29th, 2012

    Cada lengua tiene su «temperamento» .y las traducciones pueden dar resultados y situaciones muy cómicas y, a veces, embarazosas.
    Saludos.

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