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El Espectáculo Chocolat clown nègre. La construcción del discurso racista en Francia según el historiador Gérard Noiriel. Por: Catherine Beaume.

A finales del siglo XIX pocos franceses se habían encontrado con extranjeros de otros continentes. Un espectáculo delicioso, Chocolat clown nègre, nos cuenta la vida de Rafael Padilla, esclavo de La Habana comprado a sus doce años por un portugués que le lleva a Bilbao donde será  gañan, minero y botones. Huye a París en 1886 donde se le reconocen talentos para cantar y sobretodo bailar. Será una estrella del circo  durante unos veinte años con el payaso blanco Foottit  y después de la separación del dúo cómico se hundirá poco a poco en el olvido, hasta su entierro anónimo en Burdeos en 1917.

Más allá de la historia de Rafael Padilla el historiador de la inmigración Gérard Noiriel nos cuenta el descubrimiento del mundo negro en la época colonial  cuando al mismo tiempo los franceses empiezan a “sentirse blancos”. ( Catherine Beaume)

El Espectáculo Chocolat clown nègre. La construcción del discurso racista en Francia según el historiador Gérard Noiriel.  Por: Catherine Beaume.

 Gérard Noiriel, con la compañía Les Petits ruisseaux y el escenógrafo Jean Yves Pénafiel habían montado un espectáculo ya en 2009 en que hacía de conferenciante con la participación de un único actor y de un músico. Con el escenógrafo Marcel Bozonnet, ex director de la Comédie française entre otros títulos eméritos, trabajaron durante 18 meses para montar este Chocolat clown nègre, con el mismo título que el libro del historiador editado por Bayard. Querían contar a la vez el sentimiento de superioridad del blanco y evocar gran parte de la evolución del espectáculo en vivo, mezclar reconstitución histórica y artes del circo. Lo logran en esta obra maravillosa con medios sencillos  que permiten actuar tanto en institutos como en plazas y teatros. La compañía Comédiens voyageurs  colabora con intérpretes  de los artes del circo o de la calle que actúan de manera estupenda no solo en la parte que les toca habitualmente sino también para transmitir el texto, tan importante en especial por lo que concierne el papel de Chocolat desempeñado por Yann Gaél Elléouet con maestría tanto en lo acrobático u cómico como en lo dramático. Es este actor que hace de conferenciante contando su propia vida, el historiador ha desaparecido del escenario y el escenógrafo  tiene el papel de director de circo.

El dúo Foottit/ Chocolat es la prefiguración de todas las parejas de payasos que llamamos en francés payaso blanco e auguste. Foottit es el dueño déspota y Chocolat el negro sufrelotodo.

Chocolat intenta imitar el parisiense y le sale ridículo.  Es el negro pegado y contento, como en la publicidad del chocolate Félix Potin.

 

Nos encontramos con los estereotipos de la época: en la postura característica del cuerpo afro-americano el público ve ademanes simiescos cuando se trata de una corrida-huida inventada por los esclavos en busca de la libertad, ademanes que serán usados en el cakewalk de la Belle Epoque y todas las danzas sobre música americana, ademanes  todavía vivos en el hip hop.   Las alusiones a la historia son numerosas: el mástil chino hace de Torre  Eiffel en la exposición de 1889, centenario de la Revolución que celebra los Derechos humanos. Poco antes Jules Ferry, el instigador de la educación gratuita, laica e obligatoria pero ardiente defensor de la colonización empezaba a hablar de las razas superiores que tienen el deber  de civilizar a las razas inferiores. Marie, la mujer de Chocolat, evoca las sufragistas, vemos a niños que visitan el Pueblo negro o sea un parque zoológico humano. Chocolat es el rey de las noches de Montmartre con todos los artistas enamorados del Arte negro, le retrata Toulouse Lautrec (portada del libro de G.Noiriel), le filman los hermanos Lumière, inspira música a Claude Debussy. El espectáculo se inspira en todos estos vínculos con proyecciones del fondo de la Cinémathèque Française y músicas de la época. Nos enseña como se pasa del café cantante al music hall y a la performance.

 

 

Después de las críticas laudatorias (el “famoso, el legendario, el inmortal Chocolat, monumento nacional”)  vienen los años difíciles. Le vemos enfrentado a un funcionario que le pide con insistencia su partida de nacimiento porque se debe matricular, lo que no le había pasado en la época de su esplendor. Intenta actuar en el teatro pero no se acepta mejor al primer actor negro que al primer diputado o al primer ingeniero de la Escuela Politécnica negros, todos objetos de burlas. Los hombres de raza negra son reconocidos solo  en el deporte o en un terreno artístico muy limitado.

En los Années folles (1919-1929) lo pasará igual Joséphine Baker a su llegada de Estados unidos con músicos de jazz, entre ellos el saxofonista Sidney Bechet. En la Revista negra baila casi desnuda con un cinturón de plátanos como si saliera directamente de una selva fantasmal. Es la imagen que conservamos de ella cuando fue condecorada por su participación en la Resistencia francesa y apoyó a Martin Luther King.

 

Hoy en día los chicos africanos que juegan con un balón improvisado se imaginan que al pisar el suelo de Europa tendrán la celebridad y el sueldo de las estrellas del fútbol cuando todavía los jugadores con piel negra son saludados con gritos de monos al entrar en el campo. Los estereotipos persistan a menudo en ambas partes. Los que gritan despreciativamente son los que piensan que los jovenes negros son todos delincuentes y sus padres todos barrenderos o guardaespaldas.

Para combatir estos prejuicios basta con citar a Léopold Senghor condiscípulo de Georges Pompidou en la renombrada Ecole nornale supérieure de París, futuros presidentes de las repúblicas de Senegal y Francia; a Aimé Césaire, otro “normalien”, promotor de la negritud; a Frantz Fanon, discípulo de Césaire y martiniqués también que luchó contra el colonialismo francés especialmente durante la guerra de Argelia.

Más cerca de nosotros el ex futbolista Lilian Thuram  se consagra a su fundación Educación contra el racismo; otra nativa de Senegal, Rama Yade, fue hace poco Secretaria de estado para Asuntos exteriores y Derechos humanos, pues embajadora en la UNESCO; la escritora Marie Ndiaye, nacida en Francia, premiada por Tres mujeres fuertes con el Goncourt en 2009   se fue por fin a descubrir el Senegal de su padre, visita que le inspiró este libro.

Son unos ejemplos entre gente famosa, y no nos olvidamos de todos los anónimos que tampoco son conformes con la imagen estereotipada.

 

La conclusión la dejamos al haitiano Dany Laferrière, escritor exiliado en Canadá desde el año 1976:

            “Ne jamais se plaindre du racisme                 Nunca quejarse del racismo

            si tu ne veux pas être perçu comme               si no quieres ser estimado como

            un être inférieur.”                                          un ser inferior.

 

 

*Se puede ver el espectáculo (duración 77 minutos, en francés) aquí

Para los que no entienden el idioma vale la pena mirar algunas secuencias para darse cuenta de lo que se logra mezclando artes escénicas. Permite oír el largo abanico de músicas, desde marchas de circo o el inicio del jazz hasta música chinesca y partiduras delicadas de piano, ver el vestuario y admirar la energía de los artistas del circo y del actor-clásico-de-la-Comédie-française que se divierte mucho con las jóvenes.*

Actualización* El enlace facilitado, aunque habla del espectáculo ha eliminado el video ( aparece en negro); se ofrece un reportaje breve alternativo de libre disposición en you tube.

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  • Flamenco Rojo

    mayo 16th, 2012

    Catherine, he intentado ver el espectáculo desde el enlace que has dejado y no consigo verlo. Estoy mayor para estas cosas.

    Un beso.

  • Alenarte Revista

    mayo 16th, 2012

    Tienes razón, el video aparece en negro,como si lo hubieran quitado. Gracias por decirlo, voy a quitar el enlace y buscar uno alternativo.

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