¿Cómo ha afectado un movimiento vanguardista y transgresor como el surrealismo a la moda, que, en teoría, es un seguimiento de ciertas normas impuestas?…
Dice Virginia Seguí:” la potencia y atracción de sus imágenes hizo que la sociedad burguesa y capitalista, a la que criticaba, lo fagocitara asumiendo su lenguaje, dejándolo vacío de contenido político al utilizarlo en, prácticamente, todos los órdenes de la vida burguesa para publicitar y promocionar las cuestiones que mayor crítica despertaban dentro del movimiento.”
En este estudio, se hace un recorrido por esa presunta contradicción paradójica. Artistas, literatos, pintores, músicos, fueron adoptados por el mundo de la moda hasta llevar al surrealismo a la dicotomía de ser transgresor y a la vez subsumido por la clase dominante.
El Surrealismo y la Moda. Por Virginia Seguí
Pese a la división cronológica del tiempo con frecuencia es difícil definir los comienzos y finales de las grandes etapas históricas, pues los cambios sociales y culturales no suelen coincidir con el calendario; el cambio entre el siglo XIX y el XX no se produjo realmente hasta la finalización de la Primera Guerra Mundial; hasta entonces las guerras habían afectado y se habían circunscrito a espacio geográficos de menor entidad; por primera vez en la historia del mundo se vieron implicados en ella un gran número de países de diversos continentes, de ahí su denominación de mundial; fue además una guerra muy cruenta y de larga duración que se cobró un gran número de vidas humanas y… sus efectos cambiaron las sociedades del mundo civilizado.
En el plano artístico se produjo lo que se ha venido en denominar el retorno al orden, abandonando la abstracción en la que se había experimentado desde finales del siglo anterior; el baño de realidad que supuso la guerra condujo nuevamente a la imagen figurativa lo que se ha interpretado como el abandono de la rebeldía que en general planteaban los artistas vanguardistas; sin embargo, pronto un grupo de artistas de diferentes nacionalidades fundó un nuevo movimiento artístico que además de practicar ambas tendencias introducía una vuelta de tuerca al concebir su trabajo artístico como la expresión de su posición crítica hacia la sociedad capitalista y burguesa en la que vivían; llevando su postura al extremo de criticar el arte y el antiarte, es decir su propio trabajo que consideraban había llegado a convertirse en una mera transacción comercial; según Picabia donde aparecía el arte desaparecía la vida; este pensamiento condujo al cultivo del gesto y consecuentemente con esto, Dadá, nombre bajo el que encuadraron dichos artistas, pasó a convertirse en una forma de vida y un estado de ánimo, según afirmó André Breton en el Manifiesto del grupo publicado en mayor de 1920 en la revista Literature.
Los artistas del grupo dadaísta tenían diferentes nacionalidades y sus vidas y actividades eran muy dispares al igual que sus disciplinas artísticas; lo que realmente les unía eran sus actitudes y su estado de ánimo; dentro del grupo destacaban dos tendencias principales los que trabajaban en la búsqueda de un nuevo arte, como Ball y/o Arp y los que, como Tzara y Picabia, fueron avanzando en el desarrollo de una actitud crítico burlesca que llegó a poner en entredicho su propia identidad como artista; Arp afirmaba que el objeto de los dadaístas era recobrar el orden natural y no razonable queriendo con ello sustituir el absurdo lógico de la época; en su faceta literaria avanzó rápidamente hacia el surrealismo; experimentando nuevas formas en la composición de sus poemas, así tras escribirlos procedía a romperlos en pequeños pedazos con los que después, tras recogerlos del suelo siguiendo su orden de caída, componía su nuevo poema; esto suponía la pérdida de toda coherencia lógica; el paso hacia la escritura y/o dibujo automático surrealista no fue más que eso, un paso más de este proceso.
Tristan Tzara componía poemas recortando frases de diversos periódicos que iba introduciendo en una bolsa y, tras agitarla, extraía estos recortes al azar y los colocaba uno tras componiendo así su poema; en este caso, el azar dejaba de ser tal y pasaba a convertirse en una acción deliberada y consciente; todos estos procesos creativos serán adoptados poco después por el movimiento surrealista una vez sistematizados.
El movimiento dadaísta llevaba el germen de su destrucción en sus propios postulados y el surrealismo nació del intento de reconstruirlo cuando Dadá, tras negarse, a sí mismo perdió su ímpetu.
Ambos movimientos mantenían posiciones teóricas, y con frecuencia prácticas, de oposición política a la burguesía y al capitalismo, además de una postura crítica ante el arte tradicional pervertido por el mercantilismo; esta proximidad ideológica hizo que muchos de los artistas dadaístas pasaran a formar parte del nuevo movimiento; entre ellos Arp, Ernst, Man Ray, etc.., y todo ello a pesar de que inicialmente el surrealismo fue básicamente un movimiento literario; aunque no tardó mucho en ampliar su ámbito, que llegó a afectar no solo a las actitudes artísticas sino a todas las actitudes humanas incluyendo aspectos y cuestiones hasta entonces no atendidas por los artistas, como es el caso de la interpretación de los sueños y otros procesos del inconsciente; si bien es verdad que las teorías de Freud, por aquel entonces en plena efervescencia, no son ajenas a ello.
El método surrealista de creación se basó inicialmente en el desarrollo del automatismo; para ellos era el medio perfecto de llegar al inconsciente y destaparlo; de esta forma se producen la yuxtaposición casual de realidades que combinadas originan la imagen surrealista; imágenes que si bien inicialmente fueron verbales pronto se extendieron a otros campos; de ahí la famosa frase del poeta Isidore Lucien Ducasse, más conocido como conde de Lautredemón: <Tan bello como el encuentro casual, sobre una mesa de disección de una máquina de coser y un paraguas>; asumido como precursor del surrealismo ya que con esta sola frase incluía plenamente a las artes plásticas en el surrealismo.
La fuerza de la imagen surrealista ha superado al propio movimiento y, al igual que sucedió con el dadaísmo este hecho acabo con él, transgrediéndolo y provocando la pérdida de su esencia pese a los esfuerzos de André Breton, líder y teórico del grupo, que siempre intentó mantener el control sobre la creación surrealista dentro de unos límites; pero la potencia y atracción de sus imágenes hizo que la sociedad burguesa y capitalista, a la que criticaba, lo fagocitara asumiendo su lenguaje, dejándolo vacío de contenido político al utilizarlo en, prácticamente, todos los órdenes de la vida burguesa para publicitar y promocionar las cuestiones que mayor crítica despertaban dentro del movimiento.
El grupo de artistas adscrito al surrealismo fue siempre heterogéneo lo que, como ya hemos indicado, hizo difícil su control y el mantenimiento de su postura de lucha frente a la sociedad de consumo que chocaba frontalmente con las actividades comerciales de sus miembros. Por ejemplo Picasso, Ernst y Miro colaboraron con los Ballets rusos de Diaghilev participando en el diseño del vestuario de algunas de sus representaciones, creando escenarios para ellos o decorando sus telones: colaboraciones que no fueron bien vistas por André Breton y/o Louis Aragon; pues estos artistas estaban considerados, en aquel momento, los mejores ejemplos de artistas surrealistas. Frente a esta postura crítica existió también otra de mayor permisividad con las actividades de otros de los artistas también miembros del grupo; como es el caso de Man Ray; cuestión justificada, quizás, por el hecho de que al trabajar el campo de la fotografía encontraban más natural sus vinculaciones con el mundo de la moda, el diseño y/o la publicidad; ya que la moda y todos sus complementos eran industrias que pleno desarrollo para que la publicidad y el comercio eran algo absolutamente necesario; se basaban en cultivar y promocionar el consumo de todos estos productos que en muchos casos estaban directamente vinculados con el lujo y el capital; Salvador Dalí ha sido, quizás, el artista del grupo, que mejor y mayor partido supo sacar de esta relación artista/industria y el que mayores críticas se ha granjeado por ello.
Otro aspecto relevante del surrealismo está íntimamente ligado a los deseos sexuales y la representación visual del inconsciente, algo bastante consecuente dada su vinculación con el psicoanálisis y la teorías freudianas; de modo que cualquier deseo inconsciente, objeto real o imagen podían transformarse en sus manos adquiriendo cualidades hasta entonces inapropiadas e impensables en la realidad objetiva.
El fetichismo fue una de sus constantes; ya que su fijación por algunas de las partes del cuerpo humano, o prendas relacionadas con ellas fueron unos de los objetos de mayor atracción de los artistas surrealistas, en la mayoría de los casos complementos de moda femeninos como sombreros, guantes, zapatos, etc… algo que Freud califico como una forma de parafilia en la cual el sujeto de afecto, o es representado por un objeto o por una parte de su cuerpo: las manos, los pies, las piernas, etc… La revista francesa Le Bon Ton publicó un artículo en 1913 titulado Fetiches cuyo tema principal son las joyas con las que las mujeres elegantes de la época adornaban sus manos, sus pies, sus cuellos, etc…
Tristan Tzara publicó en 1933 un artículo en la revista surrealista Minotaure que tituló: D’un certain Automatisme du Goût; en el que planteaba el simbolismo sexual de los sombreros femeninos de la época en los que se apreciaban tendencias masculinas, hablando de sus cualidades fetichistas como imagen y como objetos encontrados, para ilustrarlo utilizó las fotografías que Man Ray había hecho a la colección de sombreros presentada por la diseñadora Elsa Schiparrelli. Max Ernst había realizado, unos años antes, un collage titulado: El sombrero hace que hace el hombre?; obra que vista bajo la perspectiva freudiana consideraba el sombrero masculino como un símbolo fálico; la teoría que Tzara planteaba en su artículo consideraba que los sombreros femeninos presentados por Elsa Schiaparrelli en su colección y/o, en general, los que llevaban las mujeres esa temporada, de tipo cloché, rematados por una serie de pliegues con finalizaciones dentadas y/o apuntadas podían relacionarse con sus órganos genitales; afirmando que: “la moda se caracterizaba por el énfasis sobre diferentes partes de la anatomía, sirviendo, los adornos al mismo tiempo como signos y como llamadas y que la selección de ropa que hace una mujer revela sus deseos y sus temores inconscientes”
Los últimos años del siglo XIX y primeros del XX son conocidos como los años de La belle époque; serán años en los que la burguesía triunfante hará gala de su mayor esplendor y extravagancia; tras haber conseguido pasar a convertirse en una especie de aristocracia económica, buscaba la consolidación de su poder y su encumbramiento social mediante la relación y el mestizaje con la nobleza que, empobrecida, consideraba el intercambio bastante justo; en todo este ambiente la industria de la moda encontró el motor de su desarrollo; las mujeres asistían a numerosas fiestas y recepciones, empezaron a practicar deporte con asiduidad y no dudaban en olvidarse de su tradicional posición de ángel del hogar y salir de él para realizar múltiples actividades e incluso para desempeñar un puesto de trabajo; todo ello exigía una moda a su medida, que les permitiera desenvolverse sin trabas en su nueva vida y, aunque inicialmente los profesionales de la moda intentaron seguir apegados a los gustos y maneras del siglo anterior, pronto tendrán de adaptarse a los cambios se irán haciendo cada vez más patentes a medida que avance el siglo.
Las casas de moda francesas dominantes en la época y, por supuesto las del resto de países, debieron adaptarse a estas nuevas necesidades de la mujer, algunas de ellas, incluso de las más famosas, no consiguieron sobrevivir a los cambios; pero pronto fueron surgiendo nuevos creadores y, sobre todo, nuevas creadoras, en muchos casos, las que superaron este reto inspirándose en esas atrayentes y espectaculares imágenes surrealistas que consiguieron trasladar a sus diseños dotándoles así de una gran modernidad; contaron también con la participación de muchos de los artistas del grupo que no dudaron en colaborar con ellas en la realización de diseños para las diferentes facetas de la moda y de sus complementos, entre los que se incluyen y destacan también: la perfumería y/o la joyería; viendo así abrirse ante ellos un nuevo campo de intervención artística en el que podían obtener pingües beneficios, que complementaran o sustituyeran, en su caso, a los que obtenían de la venta del resto de sus obras artísticas.
La tendencia de moda femenina desde principios de siglo comenzó a sufrir cambios tendiendo hacia la ropa más suelta, con las cinturas menos marcadas; aunque algunas casas de modas intentaron mantenerse a flote retomando líneas anteriores como los estilos directorio o imperio; pero la moda práctica fue abriéndose paso; desaparecieron las colas y los cuellos exagerados y/o demasiado altos; se impondrá el traje sastre para la vida urbana; hacia 1902 triunfaba el traje trotteur y hacia 1910 ya hay signos evidentes que anuncian la desaparición del corsé; comienzan a acortarse las faldas, aunque inicialmente, para evitar críticas exacerbadas, lo hicieron de forma taimada añadiendo bandas cosidas entre la rodilla y los tobillos, solución se era pronto abandonada al impedir una deambulación normal lo que les hizo perder todo su atractivo.
La lencería también tuvo que ir simplificándose para evitar el amontonamiento de espesores interiores contrarios a la, cada vez más patente, tendencia de simplicidad en las líneas exteriores; la contienda mundial fue definitiva en este aspecto, al favorecer la definitiva transformación de la indumentaria que tuvo que adaptarse a los nuevos tiempos. Los vestidos diseñados para la vida cotidiana de las mujeres dejaron de marcar la cintura y el pecho para permitir una mayor movilidad; desapareció el corsé que fue sustituido por el liguero; los modistos comienzan a perder influencia pues la moda está cada vez más al alcance de cualquiera, en Francia esto provocará el cierre de las casas de modas mas famosas hasta entonces: Doeuillet, Poiret y Drecoll cerraron sus puertas y su lugar será ocupado por nuevos diseñadores y diseñadoras como: Marie Callot Gerbert directora de Callot y Soeurs, Jeanne Paquin, Jeanne Lavin, Madeleine Vionnet, Coco Chanel, etc; que mantendrán el control de la moda durante los años siguientes, a ellas se unirán, unos años después, Elsa Schiaparelli, Carmen de Tomaso Carven, y otras…
La influencia del surrealismo se dejará notar en los complementos ya que, a su vez, éstos con frecuencia fueron de inspiración para los artistas surrealistas dado su interés por algunas de las diferentes partes de cuerpo humano; presentan diversas relaciones: cabeza/sombrero, manos/guantes; pies/zapatos; con algunos intercambios; entre ellos destacan los realizados entre sombreros, zapatos y guantes diseñados por Elsa Schiparelli y Dalí en 1938 o los guantes/sombreros; el ejemplo, en este caso, es el sombrero diseñado por Eileen Agar en 1936 con guantes de cabritilla; Schiaparelli diseñó también una especie de botas cabellera realizadas en ante negro y piel de mono; visión encuadrada en el fetichismo del pelo, presente también los guantes de Schiaparrelli confeccionados en ante negro y piel de mono; aspectos que perviven hasta nuestros días y que vemos reaparecer en la camiseta de Walter Van Beirendonck: Finalmente, pelo en pecho de 1997 que tiene la indiscutible huella del Autorretrato de dadaísta Christian Schad realizado en 1927. El sistema venoso hará su aparición en unos guantes en piel serigrafiada diseñados por Meret Openheim, ya en 1985, que confirman y atestiguan la profundidad de la huella surrealista en la moda de claras esencias dalinianas.
Relacionados con otros complementos femeninos cabe mencionar los perfumes y las joyas; los primeros se vieron involucrados cuando los diseñadores de moda comenzaron a lanzar líneas de perfumes ligadas a sus marcas; el primer y más claro caso de relación con el surrealismo lo tenemos en el perfume Shocking lanzado, en 1936, por Elsa Schiaparelli; el diseño de su envase es un maniquí de modista de medio cuerpo, sin cabeza ni extremidades, con una especie de cinta métrica alrededor del cuello en la que figura escrito el nombre de la marca Schiparelli; cerrada por delante con un botón rojo el monograma S y una corona de flores de porcelana, en su cuello, en tonos pastel relacionado con modelos dalinianos; el maniquí, objeto muy utilizado y representado por los surrealistas, se relaciona también con la sinuosa silueta de la actriz Mae West símbolo sexual de la época. Jean-Paul Gaultier rindió homenaje a este diseño y lanzó, hacia 1980, un perfume con un frasco que intentaba reproducir el de Schiparelli: aunque la presentación para su venta distaba mucho del atractivo del original al aparecer introducido en una lata, perdiendo todo el carisma de su predecesor al que podía verse en un estuche protector con forma de fanal victoriano que dejaba a la vista el envase que cargado de fuerza expresiva podía contemplarse en los escaparates del establecimiento que Schiaparelli tenía en el número 21 de la parisina plaza Vendôme.
Rene Magrite realizó en 1946 una obra que tituló Exciting Perfumes By Men en la que podemos advertir cómo los artistas surrealistas se veían a su vez influenciados por el mundo de la moda y la publicidad; algo bastante patente también en algunas de las portadas de la revista Vogue.
Salvador Dalí es el mejor ejemplo para comprobar la actividad surrealista en la joyería, pues algunas de sus creaciones están claramente relacionadas con el mundo de la moda y, por supuesto, con otros muchos mundos ya que según él mismo afirmaba que su arte abarcaba: la física, las matemáticas, la arquitectura, la ciencia nuclear, la psico-nuclear y la místico nuclear. En los años cincuenta durante su relación comercial con Alemany creó una serie de joyas relacionadas con el cuerpo de la mujer en las aparece: manos, ojos, labios; destaca un broche conocido como Labios de rubí, sobre el que afirmaba que su diseño seguía a los poetas que siempre, en todas las épocas, hablan de labios de rubí y dientes como perlas. Su Étoile de Mer, creada para Rebecca Harkness, planteaba la simbiosis entre la mano y las estrellas de mar: una estrella de mar, realizada con una gran perla, rubís, esmeraldas y oro, con brazos articulados y dotados de movimiento independiente; el estudio que el artista hizo sobre el tema para su posterior ejecución, no deja dudas sobre esta interpretación; otra de sus obra también significativa es su Caja de hoja venenosa, sugerente simbiosis de una mano humana y una hoja de árbol y, por último, en su broche con forma de ojo humano rinde pleitesía al sentido que, de los cuatro humanos, cultivaba con deleite.
Los diseños textiles comenzaron a sentir la influencia surrealista al comienzo de los años treinta introducidos por la diseñadora Elsa Schiaparelli, que presentó una línea de telas de algodón y seda estampadas destinada al mercado estadounidense en colaboración con los fabricantes textiles Everfast y Drucker-Wolf, proveedores de los modistas más selectos del país, en esta colección comenzaron a aparecen dibujos y motivos de inspiración surrealista como manos individualizadas y/o las mariposas. Joan Miró, Salvador Dalí y Max Ernst entraron en el mercado americano a través de la Celanese Corporation of America que no dudó en utilizar la palabra surrealista para denominar las serie de tejidos decorados con motivos de estos autores; obras como Perro ladrando a la luna realiza por Miró en 1926 y motivos de soles de Ernst comenzaron a aparecen en los vestidos estampados de las mujeres norteamericanas. Miró también participaría, ya en los años cincuenta, en una colección presentada por la Modern Master Prints, en las que pueden verse reproducidas sus obras Mujer que escucha y Mujer y pájaros.
Salvador Dalí fue una fuente de inspiración para la diseñadora Elsa Eschiaparelli que introdujo algunas imágenes de las obras de este autor en la sus modelos de ropa femenina, como sucede con los bolsillos de los trajes de chaqueta de su colección de 1936; al año siguiente introdujo en sus estampados motivos dalinianos uno de sus vestidos: el denominado Vestido Langosta no deja lugar a dudas; en 1938 con su espectacular vestido: Esqueleto de noche; comprobamos que estamos ya ante una colaboración con en el artista que fue quien realizó su diseño; como demuestra el dibujo que realizó con tal fin. Esta diseñadora colaboró también con Jean Cocteau para otros de sus diseños; destaca entre ellos una chaqueta de noche confeccionada en lino gris bordado, con hilos y cuentas metálicas y paillettes, hoy expuesta en el Philadelphia Museum of Art. Picasso colaboró con Adrián en 1945 realizando varios diseños de vestidos entre ellos el denominado Sombras.
La segunda contienda mundial fue motivo de preocupación para los artistas plásticos que tenían grandes dificultades para comercializar sus obras, sus ingresos eran cada vez escasos dadas las nuevas condiciones sociales; la solución, como ya hemos apuntado antes, la hallaron en el diseño industrial de todo tipo y en especial el diseño textil; Por otro lado la necesidad de la industria textil americana de competir con la europea tanto en cantidad como en calidad hizo que creciera su interés por fomentar estas colaboraciones para poder presentar diseños originales; en algunos casos las industrias, si no podían pagar estas colaboraciones, comenzaron a enviar a sus propios diseñadores a pasearse por los museos para conseguir que su inspiración estuviera a la altura de las circunstancias. De este modo crecerá irá creciendo el número de telas decoradas con motivos artísticos, algunas de ellas con diseños de los propios artistas y otras obra de estos diseñadores que intentaban también estar a la altura. Entre los que colaboraron en estos diseños está también el surrealista metafísico italiano Giorgio de Chirico del que la firma Scanlamandre Silks eligió su obra: Caballos antiguos asustados por la voz del Oráculo, para utilizarla como decoración de una tela de tapicería en algodón, creando con ella un tejido serigrafiado en el que el dibujo se invertía y repetía sin fin; de esta forma la firma conseguía el sello de modernidad que necesitaba para elevar su prestigio.
En 1947 Gilbert Adrian creó un vestido de noche con un crepé de rayón estampado con la obra de Dali: Rocas del desierto; y la obra Grupo familiar de Henri Moore sirvió como diseño de un pañuelo realizado en seda estampada por Ascher. La firma Mil-Art Coman, presentó en junio de 1949 una colección de tejidos denominada Stimulus entre los que destacaban dos diseños de Salvador Dalí; Animal helénico y Lluvia de primavera, esta última presentaba unas gotas de agua con formas surrealistas que recordaban el esqueleto humano.
Como vemos, la vida contemporánea se vio invadida por el arte moderno; existen ejemplos en la arquitectura, el diseño industrial, la publicidad, los tejidos y la moda, etc… podríamos continuar con el tema, pero los ejemplos son muchos y el espacio escaso, por ello el resto lo dejo en manos de su imaginación… surrealista; que se diviertan.