“Amaba el verano – confesaba el gran poeta italiano Giuseppe Ungaretti -, lo amo todavía, pero ya es una estación que siento lejana de mis huesos. Son violentos pasajes de estío, muy violentos, con aire puro y un carácter barroco, porque el verano es la estación del barroco. El barroco es una cosa que salta por los aires, que se desmenuza en mil fragmentos: es una cosa nueva, hecha otra vez con esos mismos fragmentos, que reencuentra la integridad, su verdad. El verano, al igual que el barroco, fragmenta y reconstruye”.
(José Julio Perlado )