En abril se habla de Quijano. Es decir, de Cervantes, es decir, del Quijote. Pero en esta ocasión, José Julio Perlado nos trae un Quijote distinto: nos relata sus grabadores, esos nombres que, a lo largo de la historia, pusieron en imagen las aventuras del Caballero de la Mancha.
Y así, los nombres de Gustavo Doré y Daniel Vierge son aquí rescatados como lo que son: “ilustradores excepcionales”.
Homenaje merecido a quienes imaginaron también cómo era el Caballero de la Triste Figura y los paisajes por los que transitó.
Grabados del «Quijote«. Por José Julio Perlado.
Abril es uno de los meses claves de Cervantes, Cervantes nos lleva hasta “El Quijote” y “El Quijote” nos refleja no sólo honrados y profundos pensamientos por cauces de excelencia de la prosa sino que atrae a lo largo del tiempo infinidad de dibujos, ilustraciones y grabados. Gustavo Doré, entre tantos otros, trazó con sus célebres ilustraciones el mapa de lo burlesco, lo patético, lo maravilloso y lo caballeresco en la figura del delgado Caballero, arranques de locura y de dignidad a través de los campos, indumentarias y tocados de los personajes.
Se ha dicho que algunos de los ilustradores que precedieron a Doré no alcanzaron como éste un contacto tan intenso con España. Las tierras llanas y desoladas del Campo de Montiel, los robledos de Villarubia, los desfiladeros grises e imponentes de Sierra Morena, los altos pinares de Pedrela, el paisaje grave, austero y solemne de Castilla la Nueva, el arbolado de Aragón, el áspero de las montañas de Cataluña, todo esto Doré lo va plasmando y parece que oyéramos la voz de Sancho en su cabalgadura: “Yo apostaré que antes de mucho tiempo no ha de haber bodegón, venta ni mesón, o tienda de barbero, donde no ande pintada la historia de nuestras hazañas. Pero querría yo que la pintasen manos de otro mejor pintor que el que ha pintado a éstas.”
Gustavo Doré, el gigante de la ilustración en el siglo XlX, recibió alabanzas y críticas. Sainte – Beuve, por ejemplo, lo celebra, y Ashbee, en cambio, dice de él: “las ilustraciones de Doré, alabadas con tan poca mesura, no son fieles al texto… Atrevidas, vigorosas y llenas de imaginación lo son ciertamente, pero no acaban de satisfacernos plenamente. El artista se ha salido de la esfera propia del autor y ha caído en errores que no serían nada del gusto de Cervantes. Se torna fantástico, grotesco y, a veces, sobrenatural… El humorismo, reflexivo y sereno, de Cervantes y su dulce sátira quedan desvanecidos por el afán del artista de producir efectos impresionantes…”.
Pero habrá otro ilustrador excepcional, Daniel Vierge, que en el siglo XX tocará la esencia del Quijote. “Entre Gustavo Doré y Daniel Vierge – ha señalado algún estudioso -¡qué gran diferencia existe! Entregado el primero voluntariamente a sus fantasías, aunque no siempre escapa a lo vulgar o recargado, triunfa, sobre todo por sus ilustraciones cómicas. Deniel Vierge, español de cuerpo entero, imaginativo, pero en contacto estrecho con la realidad, jamás deja de mostrarse tan sensitivo como sutil, seguro y cabal en su estilo, con una técnica que es espontánea y sabia al mismo tiempo.”
Cervantes vería cómo su gran libro era foco de plumas y de lápices, mapa de arabescos y trazados, campo de fantasías y realidades. “¡Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; que me estoy muriendo, y desearos veros presto contentos en la otra vida!”, diría Cervantes al despedirse.
Así llegó el 19 de abril, cuando redacta la dedicatoria al conde de Lemos. Así llegó – a sus 68 años – al 22 de abril, fecha de su muerte. Así llegó al 23 de abril con su cuerpo enterrado en las Monjas Trinitarias.
Pilar Moreno Wallace
abril 21st, 2014
Leí por primera vez El Quijote cuando tenía once o doce años; en una antigua edición propiedad de mis abuelos. Aún recuerdo las ilustraciones … , me sumergía en ellas. Me hacían ver un mundo extraño que me atraia irresistiblemente. He perdido la pista de aquel libro, pero no lo he podido olvidar.