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Grandes Novelas; ¿ grandes películas ?… Por : José Julio Perlado.

La aparición en la Televisión francesa de “A la busca del tiempo perdido”, filmada en  esta ocasión por Nina Companeez en dos grandes capítulos de cuatro horas de duración, reabre de algún modo el debate de las relaciones entre texto e imágenes, escritura y pantalla, tantas veces tratadas por renombrados especialistas.

¿Qué diría hoy Proust si viviera? Otros grandes novelistas de la historia expresaron sus opiniones sobre las versiones cinematográficas de sus obras ( José Julio Perlado ) .

 

 

 

 

Grandes Novelas; ¿ grandes películas ?… Por : José Julio Perlado.

 

 

 En 1933 Thomas Mann reconocía que no había tenido demasiada fortuna con el cine. “Los Buddenbrooks” habían saltado a la pantalla en 1923, dirigida por Gerhard Lamprecht, y en 1959 bajo la dirección de Alfred Weidenmann. Otras obras del escritor alemán llevadas al cine fueron “La confesiones de Félix Krull” en 1958, “Tonio Kroger” en 1968 y “Muerte en Venecia”, en 1970. “Los Buddenbrooks” – decía Thomas Mann – ha sido llevada al cine, pero sin excesiva satisfacción por parte de los aficionados al libro. En lugar de limitarse a relatar, y dejar que los caracteres hablen por sí mismos, lo que se hizo con ella fue una mezquina obra de la vida de comercio, en la que poco queda del libro a excepción de los nombres. Un excelente productor berlinés pensó temporalmente filmar “La montaña mágica”; no me sorprende, pues un tratamiento desnudo de la misma habría producido un maravilloso espectáculo, una enciclopedia fantástica, con cientos de digresiones en todos los puntos del círculo. Visiones de todos los mundos: naturaleza, deporte, investigación, medicina, política, agrupados todos en un coro épico. (…) Pero no se hará. Semejante producción planteaba demasiadas necesidades materiales e intelectuales. El caso de “Alteza real” está siendo estudiado.- acababa Mann -. Es algo sencillo, que tendría éxito; hay en él buenos roles, incluido el de un buen perro, siempre irresistible”.

 

 

 

 

Por su parte, con referencia a la gran obra de Proust han existido intentos fallidos de Losey y Visconti. Harold Pinter llegó a escribir el guión de la película que debía dirigir Losey y que al fin no logró financiación. Con respecto a Visconti, Proust fue adorado por el director italiano desde su primera juventud. Evocando a su padre, el cineasta de “El Gatopardo” recordaba su admiración ante la devoción mostrada por la lectura de Proust. “Mi estupor ante su interés – decía – le hizo interrumpir su lectura durante un rato y me confesó que sufría cada vez que pasaba una página, pensando que aquella prodigiosa novela se iba a terminar”. Era “Por el camino de Swann” y Visconti emprendería también un idéntico camino personal para intentar alcanzar los bordes del  caminar proustiano, procurando hacerlo y rehacerlo a lo largo de toda su vida sin conseguirlo. Debía tener Visconti unos diecisiete años cuando leyó la novela y ya no se despegaría de ella. Con su guionista preferido, Suso Cecchi d´ Amico, hablaría durante treinta años de “A la busca del tiempo perdido” e incluso juntos escribirían el guión que publicaría luego ediciones Persona en  1984.

 

 

 

 

Los esfuerzos de Harold Pinter por comprimir en la estructura dramática convencional de un guión – recuerda Pere Gimferrer al comparar cine y literatura – terminaron en traducirse en el resultado irónicamente paradójico de “dar origen, no a una película, sino a un libro, es decir, a otro libro, espejo y reflejo de Proust; en efecto, ya que finalmente los productores no llevaron adelante el proyecto. Pinter optó por dar a conocer el extenso guión fruto de su trabajo publicándolo en forma de libro y la única adaptación proustiana real lo fue de un episodio autónomo del ciclo: “Un amor de Swann”, dirigido en 1984 por Wolker  Schlöndorff”. También Raoul Ruiz  quiso adaptar la parte final de  “El  Tiempo recobrado” en 1999,  así como Chantal Akerman se centraría en uno de los personajes esenciales con “La Captive” en 2000.

 

 

 

 

 

“Si por lo menos me dejara el suficiente tiempo – escribió Proust al término de su gran libro – para llevar a cabo mi obra, no dejaría de señalarla con el sello de ese Tiempo cuya idea se imponía hoy a mí con tanta fuerza, y describiría en ella los hombres, aunque esto debiera hacerles parecer seres monstruosos, como ocupando en el Tiempo un lugar mucho más considerable que el tan restringido que les ha sido reservado en el espacio, un lugar, por el contrario, prolongado sin mediada, puesto que tocan simultáneamente, como gigantes sumergidos en los años, épocas vividas por ellos, tan distantes – entre las cuales han venido a situarse tantos días – en el Tiempo”.

 

 

 

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  • Amando Carabias

    marzo 10th, 2011

    El gran debate…
    Suelo ser bastante excéptico sobre el asunto, pero siempre hay excepciones.

  • Isolda

    marzo 11th, 2011

    Si cualquier novela se transforma en otra obra distinta al pasarla al cine, ¿cómo podríamos atrapar algunos de los libros de la Recherche du temps perdu, tan intimistas?
    Interesante artículo.

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