Ha publicado Jaume Palau un libro de relatos titulado Cuarto Menguante, con ilustraciones de Antonio Luque Ávila, en Silva Editorial. Lo publicó en noviembre del año pasado, y, apenas en algunos medios catalanes y en el blog del escritor Luis Vea he leído reseñas de él.
Como siempre sucede con editoriales alternativas el libro, aunque sea bueno, no merece la atención, o más bien merece el ninguneo, y pasa desapercibido. Como otros muchos.
Y es un buen libro de relatos.
(Alena Collar)
Jaume Palau, adelgazando las certezas. Reseña de su libro “Cuarto Menguante”. Por: Alena Collar.
Unos textos que se van adelgazando en extensión a medida que se avanza en la lectura, para terminar en minimalismos de greguería. Afianzando así la metáfora del título.
Hay una voluntad de simbolismo e ironía en todos ellos, tratando temas de muy diferente calado; desde una reflexión sobre la soledad en el titulado vejez, pasando por el idealismo literario tamizado en ironía del excelente el joven que quería ser poeta, o el magnífico tratamiento tanto en lenguaje como en desarrollo que se le da al tema del amor en el relato Navidad; hasta incursiones en la mitología que de algún modo nos traen al mundo actual, por ejemplo en el laurel, el oro y la púrpura. Todo ello para desembocar en una suerte de aforismos finales que, como dardos van punteando al lector para menguar la ya poca certeza en la comodidad de su seguro mundo. Como ejemplo basta este aforismo: “nada hay tan difícil que no pueda hacerse mal”.
Me gustaría recomendar este libro. Su autor, natural de Tarragona y participante en numerosas actividades literarias, además de tener ya cuatro libros publicados, muestra en éste cualidades de interés. El tratamiento irónico de los temas, el humor negro, el recurso a la polisemia, entre otras muchas. Los dibujos del diseñador y galerista Antonio Luque complementan e incluso dan un nuevo significado a la escritura, haciendo de ella un elemento enriquecido. Magnífico por ejemplo el dibujo del relato No debiste hacerlo, haciendo alusión al Holocausto. Y magnífico también el texto en el que el sentido final ha de completarlo el propio lector. Y si de humor negro se trata no hay más que leer El hombre es bueno por naturaleza y ver el dibujo que lo acompaña.
Desconozco la razón por la que no he podido leer apenas reseñas de este libro: aunque pensándolo bien, casi preferiría no enterarme.
Léanlo, merece la pena.