Esa película de Mathieu Kassovitz es del año 1995, desde entonces no hay un solo año en el que no estallen algaradas en Londres o en París, en Madrid o en Barcelona, en el Cairo, en Túnez, en Nueva York, Los Ángeles, todos los barrios tienen el mismo corazón, palpitan deprisa y mueren pronto o desaparecen ( Elías Gorostiaga).
La Haine. Análisis de un gueto . Por Elías Gorostiaga.
La periferia de París, es carne de perro, la de Barcelona también.
-No hay trabajo, no hay pasta –dice Said- no hay trabajo no hay pasta.
Es así de sencillo y trabajo no hay. El dinero al final termina saliendo del trapicheo, de los robos, del camelleo y por ese camino se navega rápido, terminas viendo y terminas odiando, se navega rápido y se naufraga igual de rápido.
-Si no hay viento te toca remar –dice Hubert-
Esa película de Mathieu Kassovitz es del año 1995, desde entonces no hay un solo año en el que no estallen algaradas en Londres o en París, en Madrid o en Barcelona, en el Cairo, en Túnez, en Nueva York, Los Ángeles, todos los barrios tienen el mismo corazón, palpitan deprisa y mueren pronto o desaparecen; en todas las ciudades el cinturón africano registra contenedores, duerme al raso en los bancos de los parques, se enfrenta a las tribus, a la policía, a los vecinos, huye y odia, matar y morir en los barrios de Barcelona, a media hora de los escaparates del Paseo de Gracia. Desde ese año 1995 y desde antes, los barrios han cambiado poco, pero siguen llegando los más desheredados de la tierra en busca de su pequeño piso, de una habitación compartida, agua y camisetas, chicas, dinero, rap y además una mezquita donde descansar, el odio también necesita dormir, despejar ese paisaje hostil del barrio del que ya no puedes salir.
-Somos una ciudad mestiza –dice el alcalde-
A veces se miente así de fácil. Ningún concejal, ningún alcalde puede decir eso, sin que le explote algún botón, es recomendable ver esta película, ese blanco y negro de Pierre Ain, esa cantidad de grises que te acompañan. Amigos dejaros seducir este verano, alguna de sus noches, con la ventana abierta, con la casa vacía de vecinos, sin ruido en las calles, tranquilos. No hace mucho pude ver Intocable, jóvenes negros probando el pastel, héroes negros, franceses mulatos, franceses judíos, gitanos catalanes, árabes catalanes, catalanes africanos que les gustan los coches, las motos, que miran videos de Bin Laden el libertador, videos porno alemanes. Los dioses siguen siendo los mismos, cambian todos los paisajes, pero no los dioses, ni los pecados, los espejos siguen reflejando hombres duros dispuestos a morir, pero no hay guerra en la que matar ni morir, todo son accidentes, accidentes de la policía, de la manifestación, de la pelea, del atraco, accidentes con resultados contundentes, con juicios paramilitares, con juicios políticos que no resuelven nada y vuelta a empezar. El monopatín salta junto a los museos del Louvre, del MACBA. La perfección del tiro comienza aquí, todas esas mentes merodeando, asistiendo a esa función absurda del odio hasta quedar dormidos, y el gueto vuelve a resurgir de sus cenizas una y otra vez, economía paralela.
-Podrás ser lo que quieras –dice el ministro- Tendréis todos las mismas posibilidades.
Ese es el primer peldaño que ya no te dejan subir. A partir de ahí nadie sale ya del gueto. La Haine.
catherine
julio 26th, 2013
Conozco bien París y Barcelona, vivo en Grenoble donde Sarkozy pronunció su «famoso» discurso, he visto la Haine.
Enhorabuena, Elías.