ana7wgk

Los marginados: Béraud y » El martirio del obeso». Por : Alena Collar.

Existen una clase de personas, tanto en la vida real como en la literatura, que precisamente por sus condiciones, físicas o mentales, se suele conocer como marginados.

portadaNaturalmente el concepto de marginación ha cambiado en el tiempo; enfermedades por ejemplo de tipo contagioso en nuestros días no son vistas como amenaza o con desprecio, y sin embargo a primeros de siglo daban lugar a novelas, a dramas de toda índole; así por ejemplo la tuberculosis, así por ejemplo el concepto de locura, que ha sido usado para catalogar a todo tipo de heterodoxos.

Los seres marginales han servido no sólo de espectáculo sino muchas veces como objeto de burla, risa, desprecio o simple paternalismo por las bienpensantes sociedades que, en cada siglo ha establecido el concepto de normalidad, para a continuación diseccionar lo que no lo era.






Los marginados: Béraud y » El martirio del obeso«. Por : Alena Collar.

Estamos ante un libro que relata un concepto de marginalidad que, lamentablemente, vuelve a considerarse como tal; la gordura. No hay más que leer las noticias sobre anorexia, sobre conceptos como “estilizar la figura”, “mantener el tipo”, “rebajar la grasa”. Parecería que hemos vuelto a 1922 cuando a Henri Béraud le dieron el Premio Goncourt por esta novela, El martirio del obeso, obteniendo el reconocimiento unánime de los lectores y la fama.

Hoy, Béraud es quizá un olvidado, por eso el rescate de Tropo Editores tiene muchísimo interés.

La novela narra la historia de un personaje de 107 kilos que ayuda a huir a una mujer de su marido. Dicho así, quien me esté leyendo se preguntará si este argumento da para una novela.

Naturalmente que da para una novela y para un tratado psicológico acerca del comportamiento de la sociedad “normal” con respecto a lo que se sale de la norma; da para reflexiones, aventuras, andanzas, extravíos y ternuras; da para comentarios divertidísimos sobre política tan actuales que parecen sacados de una reflexión de ayer, como la de la página 21 : “ habríamos salido ganando si hubiéramos elegido a nuestros políticos entre la gente gorda: sería la manera más segura de no tener que engordarlos”…

Y da naturalmente para una historia de amor romántica y a la vez despiadada; precisamente porque el amante no es considerado como tal, sino como un “buen amigo”, o mejor-peor- aún, como “mi buen gordo”. Y para toda una reflexión sobre el arte amatorio, sus frustraciones y sus pocos momentos de gloria cuando se pertenece a este particular estado.

Todo ello contado en una primera persona que acerca el relato a los lectores, con un estilo lleno de complicidad, y con una falta de solemnidad que conmueve.

Al acabar el libro les aseguro que daban ganas de engordar, solo por ver si éramos capaces de tener tanta belleza como este ser humano; aunque sea de papel.

 

 

Be Sociable, Share!

Leave a Comment

* are Required fields

completa Límite de tiempo se agote. Por favor, recargar el CAPTCHA por favor.