Caminamos sobre la duración de la vida, no solemos pararnos en la simultaneidad, no solemos pararnos en la multiplicidad. Andamos sorteando los obstáculos, entre recuerdos y proyectos, resuenan nuestros pasos en el espacio del tiempo, cada toque nos va diciendo que continuamos caminando, que andamos, que avanzamos, que felizmente seguimos vivos.
(Jose Julio Perlado)
Meditación Invernal: Andamos, Caminamos, Vivimos. Por : José Julio Perlado.
Andamos, caminamos, vivimos. Caminamos felizmente. Estamos vivos. En el tiempo, lo mismo que en el espacio, existen ilusiones ópticas mientras caminamos por la acera de las horas y los días, semanas y meses enlazados hasta llegar al principio del año. Caminamos perpetua, incansablemente, a veces de modo fatigoso, a veces de modo trepidante, apenas nos detenemos, caminamos, andamos, avanzamos, pisamos las losas del tiempo, perseguimos al tiempo, el tiempo a la vez nos urge por detrás. Toda la tensión mantenida significa que tenemos vida, toda la atención concentrada revela que abrimos los ojos a la curiosidad.
Las líneas de los hechos se extienden ante nuestros pasos, la vida social, la vida moral, nuestros propósitos, nuestras distracciones, las suelas del pasado se despegan del olvido, cada paso presente nos acerca al porvenir. Caminamos sobre la duración de la vida, no solemos pararnos en la simultaneidad, no solemos pararnos en la multiplicidad.Andamos sorteando los obstáculos, entre recuerdos y proyectos, resuenan nuestros pasos en el espacio del tiempo, cada toque nos va diciendo que continuamos caminando, que andamos, que avanzamos, que felizmente seguimos vivos.
Llevamos también varios días recorriendo una estación del año consagrada al dios del fuego y de los metales, Hefesto, tal como lo evoca el mundo de los símbolos. Maestro en las artes del fuego, Hefesto gobierna el mundo de los industriales, los fogoneros y los joyeros: combate con las llamas, con las barras incandescentes, reina sobre los volcanes, que son artesanos suyos, y se le suele ilustrar rodeado de brazaletes y collares y secretas y brillantes cerraduras que tanto atraen a los mortales.
Fuera, al otro lado de nuestras ventanas, el invierno, representado por una salamandra, por un pato salvaje o por las llamas calentando un hogar, extiende su lámina nevada en muchas partes del mundo. Y el Tiempo, con sus variantes – cíclicas o no – a lo largo de la historia de las civilizaciones, es un motivo constante.
Existe un simbolismo indio en la preocupación por abolir el Tiempo, pero el tiempo, en cambio, permanece ahí, enlazando ilusiones con realidades. “Esta mesa es irreal – decía, por ejemplo, Mircea Eliade – no porque no exista en el sentido propio del término, porque fuera ilusión de nuestros sentidos, porque no es una ilusión: existe en este preciso momento. Esta mesa es ilusoria porque ya no existirá dentro de 10.000 o de 100.000 años. El mundo histórico, las sociedades y las civilizaciones construidas penosamente por el esfuerzo de millares de generaciones, todo esto es ilusorio, porque en el plano de los ritmos cósmicos, el mundo histórico dura el espacio de un instante”.
Pero el Tiempo – y nuestro tiempo – sigue ahí, deslizándose ante nosotros, en ese encadenamiento de los días aparentemente idénticos y cuyo valor aparece escondido. Es el valor de cada día el que hemos de encontrar, el secreto de la jornada, el brillo de la calidad en las horas. Caminamos, andamos, vivimos. Ya en estos primeros días del año ello es un motivo de profundo agradecimiento.
Amando Carabias
enero 12th, 2011
El tiempo siempre ha sido objeto de mis reflexiones. Estas que nos transmite José Julio son desde luego muy interesantes.
catherine
enero 28th, 2011
Caminamos, andamos, vivimos: bella manera de empezar el año con esta reflexión.
Pilar
enero 31st, 2011
Incitante texto que nos lleva por el camino de la reflexión.
Marina
febrero 16th, 2011
Excelente texto! Me encanta. El tiempo siempre si, siempre caminamos con prisa sin pararnos… muchas veces… quizá sin vivir los momentos que de verdad importan.
Un saludo. MARINA.