Se ha dicho que Selma Lagerlöf se despega como escritora de las corrientes literarias de su tiempo, de modo muy especial del naturalismo, para inscribirse en la línea de narradores escandinavos entre los que destaca Andersen. Fábula y leyenda son en ella el vehículo que expresa su concepción del mundo a la vez que su fe en la victoria de la bondad humana.
(José Julio Perlado)
Retrato de la escritora realizado en 1908 por Larsson
Mujeres Escritoras: Selma Laguerlöf. Por : José Julio Perlado
Nils Holgersson, el chico de catorce años creado por Selma Lagerlöf, emprende el maravilloso viaje de la fantasía, no sólo a través de las geografías sino de la imaginación. Publicado “El viaje maravilloso de Nils Holgersson a través de Suecia” en 1906, el aire transporta las aventuras de este protagonista desde marzo hasta octubre, país por país, contemplando las costumbres y usos de animales y de hombres, sobrevolando las leyendas y los mitos, dejando posar sobre las alas de su viaje lecciones de gran sabiduría. Es la fauna y la flora, el misterioso paisaje de las bellezas del país y también el mapa de los sentimientos que la escritora nos cuenta.
Nacida en Marbacka (Värmland), Suecia, en 1858- fallecida en 1940 -, descendiente de una familia de estirpe eclesiástica, transcurren los primeros años de Selma Lagerlöf en la granja familiar, escuchando los relatos que evoca su abuela en torno a las leyendas de los bosques que le rodean. En 1891 publica su primera novela, “La Saga de Gösta Berling”, que sorprenderá por su romanticismo, muy distinto a las modas de la época. Es ante todo este libro la glorificación de una provincia de Suecia envuelta en su tradición heroica, y a la vez un himno a la concepción romántica de la existencia. Se presenta igualmente como un desafío al espíritu práctico y al realismo. “Es a nosotros – se proclamará en “Gösta Berling” – a los que nos incumbe mantener la alegría de Värmland y proporcionar el golpe de gracia que precipite las danzas. Sin nosotros, los bailes, el verano, las rosas, las canciones, se extinguirán en este país”. No exenta de humor, la alegría que transmite Selma Lagerlöf no alcanza sin embargo los límites del gozo que frecuentemente poseen los suecos. La escritora, sin rozar el pesimismo, se inclina más hacia los temas trágicos que hacia los cómicos. La Naturaleza en esta obra aparecerá invadida de malos demonios que como fuerzas invisibles rodean al hombre.
En 1894 la escritora publica su volumen “Osynliga Lankar”, una veintena de novelas cortas. Doce meses después renuncia a sus tareas de profesora y, tras un viaje por Italia, se concentra aún más en su obra. En 1900 emprende un viaje a Tierra Santa para estudiar la vida de un grupo de campesinos suecos que, abandonando su tierra, se establecieron allí. Un año más tarde aparecerá su novela “Jerusalén” y en 1904 una colección de leyendas que se desarrollan en Suecia. En 1909 recibe el Premio Nobel de Literatura tras entregar a sus lectores el libro – traducido a numerosos idiomas del mundo y leído por multitud de niños – bajo el título “El viaje maravilloso de Nils Holgersson”. Aun siendo obra realizada por encargo, Selma Lagerlöf alcanza con estas páginas la categoría de obra mayor de la poesía y de la sabiduría. Es la técnica de la ilustración del rostro físico de Suecia paralelo a su existir humano, acompañado todo ello por las eternas leyes psicológicas y por la ética que va siendo desvelada progresivamente a los niños. La concesión del Premio Nobel querrá reconocer en la autora su “atención al noble idealismo, su riqueza imaginativa y la generosidad de la belleza formal que caracterizan su obra”.
“¡Qué suerte haber encontrado a alguien que ha recorrido toda Suecia montado en un pato – oímos que dice un personaje de esta novela – No tengo más que escribir tu historia para poder hacer ese libro que tanto me ha preocupado. ¡Qué bien he hecho al volver a la casa! Me siento en disposición de llevar a cabo mi empeño desde que he llegado hasta aquí”.
Se ha dicho que Selma Lagerlöf se despega como escritora de las corrientes literarias de su tiempo, de modo muy especial del naturalismo, para inscribirse en la línea de narradores escandinavos entre los que destaca Andersen. Fábula y leyenda son en ella el vehículo que expresa su concepción del mundo a la vez que su fe en la victoria de la bondad humana.
“Amaste, amiga – escribió Lagerlöf en estos versos -, pero nunca más
tu alma se encenderá en llamas azules.
Fuiste cual prado de marchita hierba:
el fuego te abrasó en breves instantes…
La llama y las ingenuas nubes negras
dieron miedo a las aves, que hasta el cielo
se alzaron dando tétricos graznidos.
¡Oh, si volviesen! No, ya no arderás
de amor jamás.
escucharás las voces del amor…
Tu corazón es como un niño laso
que se sienta en el banco de la escuela,
nostálgico de juego y de aire libre.
Nadie te evocará ya aquellos tiempos…
Serás cual solitario guardián.
Ni han de hablarte, ni tú responderás
ya nunca más”.