Nos quedamos a oscuras. Son las seis de la tarde con el Auditorio casi lleno. Fuera ya hay cola para la siguiente película. Partida en tres, la cola te la encuentras al entrar y al salir; no hay descanso, se proyectan películas con apenas un margen de diez minutos, lo que tardas en volver a uno de los tres tramos de la cola, la cola que se mueve y serpentea… y empezaron a llover misiles, esta vez sobre Nueva York. Todo el mundo corre pero solo ocho, llegan al refugio del edificio.
Empieza la película, todo se agrieta, gime, N.Y. se cae encima de ti, tal y como vimos con las Torres Gemelas y empiezas a respirar el polvo hasta que lo tienes dentro del paladar. Ya estamos todos y estamos incomunicados. S no parpadea y a mi lado un tipo intenta quitarse ese polvo de los ojos, para seguir mirando. ¿Claustrofóbica?, puede ser, una caja fuerte puede serlo, pero aquí parece que hay bastante espacio para todos, luz, retrete y hasta la habitación del pánico, llena de recuerdos y otros kits de supervivencia; allí solo manda el encargado del edificio, un ex bombero con bandera americana, fotos de la familia, que no se corta un pelo en acusar a los árabes de esa catástrofe.
( Elías Gorostiaga ).
Sitges y el Cine. «Divide». Crítica. Por: Elías Gorostiaga.
Según parece, la película se rueda en muy poco tiempo, más o menos una semana, con frío y en Canadá.
Y los demás empiezan a no cortarse un pelo, al faltar el agua y la fabada, (porque comen fabada), y sobre todo cuando se dan cuenta de lo que el bombero se guarda en la habitación del pánico. Pero eso pasa algo después de que alguien venga de visita
-¿para ayudarles?
-Ingenuos.
Parece ser que los Apocalipsis, no lo son para todos, fuera siempre queda alguien con vida para ayudar; y aquí es donde empieza la segunda parte del asunto, lo que hay fuera es tan desasosegante que es casi mejor volver al refugio y seguir con la fabada, el polvo, la bandera americana, el rock and roll y las peleas.
Por supuesto, el tema psicológico promete, pero no tanto, estamos en el siglo XXI, todo el mundo ha dejado ya de leer y de sufrir, menos uno de los personajes que lee y lee y de ahí pasa a frasear algo con su ex mujer, de la que parece se estaba separando y (pena, pena, pena) ya no están enamorados. Los que si dan más juego, son los dos amigos jóvenes y el encargado del edificio, Mickey, que son los que terminan mandando en la manada, los que se degradan más, los que más juegan y fuman, los que crean la malsana y verdadera asfixia de la película, un asco de gente (tanto los que se degradan y enferman, como los que no) y ella, una de las chicas que también se degrada, frente a la que mantiene el tipo. Bueno y así se va enredando y enredando, van y vienen detrás de la comida, de los muertos, de los vivos… dos horas entretenidas y poco más, algunos chistes, algo de cinismo, alguna peleilla, esas cosas normales en los sótanos contra misiles del otro lado del río. Y lo demás es para el que la quiera ver cuando se estrene o cuando te la bajes de la nube… y poco menos.
Salimos corriendo del cine para ponernos otra vez en la cola y ver “Lobos de Arga”, la peli española de Juan Martínez Moreno, marquesas, lobos, gallegos y bobadas, como tiene que ser.
En el festival hay de todo, un Stand del Fnac (para vender el libro Mientras duermes), incluso un robot de Gas Natural Fenosa, ya que el tema de este año es A.I. (inteligencia artificial).
A Balagueró también le vemos por allí, por el Meliá, pero S. no quiere hacerse una foto con él, le da miedo. No se, desde siempre le ha dado miedo este chico, a mi solo me fastidia un poco, pero es solo por envidia.
Silvia
noviembre 10th, 2011
Así son las cosas, y así las has contado. Felicidades.