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Visiones plásticas de la obra de William Shakespeare. Por Virginia Seguí

 

 

La literatura ha sido siempre fuente de inspiración para los artistas plásticos y las obras de William Shakespeare, uno de los más geniales escritores de todos los tiempos; muchas de las escenas de sus obras han sido elegidas en multitud de ocasiones, sobre todo durante el Romanticismo al encontrar en su temática dramática aspectos muy próximos a la sensibilidad de la época; una pequeña muestra de ello es lo que veremos a continuación.

 

Virginia Seguí

 

 

 

Visiones plásticas de la obra de William Shakespeare. Por Virginia Seguí.

La plasmación artística de escenas de obras literarias es un fenómeno que con mayor o menor profusión se repite en el arte de todas las épocas; los ejemplos podemos encontrarlos en técnicas muy diversas, aunque es en la pintura donde tenemos los ejemplos más claros. Los artistas seleccionan episodios culminantes de los textos para y concentran en ellos toda su fuerza figurativa resaltando los aspectos más dramáticos y por tanto susceptibles de mayor interpretación pudiendo llegar, en ocasiones, incluso a completar lagunas del texto o a resaltar los significados alegóricos o simbólicos. En general el artista se debate entre la fidelidad al texto y su propia interpretación; utilizando en la realización de la obra sus propios métodos de expresión. Aprovecha la especificidad de su propio arte y traduce a imagen el texto de una manera más comprensible; llevando a buen término el dicho de que: una imagen vale más que mil palabras.

El fenómeno se repite a lo largo de la Historia pero es durante la época romántica y novecentesca cuando es más claro; el subjetivismo romántico y los movimientos de recuperación de las realidades nacionales que les son propios; unidos a las nuevas relaciones que comienzan a darse entre las diferentes artes lo favorecen e  individualizan haciéndolo, si cabe, más significativo.

La obra de William Shakespeare recuperada por el movimiento romántico, es un caso paradigmático ya sus obras presentan fuertes conexiones con el mundo clásico y hacen desfilar a una galería de personajes y situaciones dramáticas que excita singularmente la imaginación de los artistas desde la segunda mitad del siglo XVIII a principios del XX, sobre todo los ingleses aunque no son los únicos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la obra Romeo y Julieta, además de representar a la protagonista con bastante profusión, son varias las elegidas para representar la esencia de los dos amantes; quizás este sea el momento más veces elegido para ser representado; corresponde a la escena del Acto V del III Acto que recoge el adiós de los amantes, este es el caso de Francisco Hayez en El último beso de Julia a Romeo (1823) y Pino Casarini en El adiós de Julieta a Romeo (1939). 

 

 

 

 

 

 

 

Sin embargo Johann Heinrich Füssli selecciona la escena del V acto en la que Romeo contempla a Julieta, por última vez, antes de beber el veneno en Romeo sobre el féretro de Julieta (1809); y Joseph Wright o Derby la del sepulcro en Julieta con Romeo muerto (1790-1). Y algunos escogen la reconciliación de sus familias una vez muertos ambos, como sucede en el caso de Leighton.

 

 

 

 

 

 

 

Lo que atrae sobremanera a los artistas en el Sueño de una noche de verano es la galería de personajes entroncados con las antiguas leyendas del mundo celta y con autores ingleses cómo Spenser, Chaucer o Marlowe; seres fantásticos que animan la mágica floresta del reino de las hadas en simbiosis con el mundo clásico inspirado en obras de Ovidio, Apuleyo y Plutarco.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Johann Heinrich Füssli eligió para su obra: Oberon baña con el jugo de una flor los ojos de Titania dormida (1793), la escena 2 del acto II; cuando Oberon rey del mundo de las hadas movido por los celos lleva a cabo este hechizo en perjuicio de Titania. Joseph Noel Paton elige, sin embargo, el momento de La reconciliación entre Oberon y Titania (1847) (E-2; AV); al igual que William Blake en su obra: Oberon, Titania y Puck (1785). O la imagen de Reynols de 1789 en la representa simplemente a Puck.

Hamlet tiene gran difusión y las soluciones plásticas difieren bastante del texto, en general olvidan a Hamlet y eligen a Ofelia como elemento dramático más significativo, víctima inocente que transforma en locura toda su inocencia, sumisión y pureza. Únicamente Füssli y Delacroix representan a Hamlet en Gertrude, Hamlet y el fantasma del padre de Hamlet (1793) y Hamlet ve el espectro de su padre (c1825) respectivamente, el último de ellos representa también el funeral de Ofelia en Hamlet y Horacio en el cementerio (1859) y Corot elige, nuevamente, esta última escena en Hamlet y el sepulturero (1873-4). 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A partir del siglo XIX el personaje de Ofelia adquiere mayor significación aprovechando su dramática muerte y los aspectos más turbios de sus fantasías eróticas y obsesivas de su mente; resaltando en sus representaciones los aspectos necrófilos, se la encuadrada normalmente entre una densa y sombría vegetación en la aflora su inmóvil figura cubierta de flores; episodio narrado en la escena 7 del Acto IV. Este es el caso de las Ofelia de John Everett Millais (1851-2), Felice Carena (1912) y Francesco Messina (Altorrelive de 1950). Waterhouse, la representa en 1894 sentada junto al estanque entretejiéndose flores en el pelo; un caso significativo es el de Alberto Martín quién en un grabado de 1911 titulado: La locura de Ofelia reúne los aspectos más destacados conjugando en la misma obra: las sombrías fantasías que pueblan su mente, el curso del agua cubierto de flores en el que perecerá ahogada y su funeral.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La pasión y los celos de Otelo aunque no con la profusión que cabría esperar dado el éxito del texto también han sido objeto de inspiración plástica; Eugene Delacroix, que se declaró impresionado por la homónima Ópera de Rossini, inspirada en la tragedia de Shakespeare, representa una Desdémona maldecida por su padre (1852) de considerable teatralidad; en lo que puede considerarse una fusión entre el texto original y la obra lírica del italiano más centrada en los amores de los protagonistas. Giuseppe Sabatelli presenta a una Desdémona que suplicante intenta aplacar la ira de Otelo en su académico cuadro de 1834 Otelo y Desdémona y Gustave Moreau, como buen simbolista, presenta una Desdémona (1875-6) encuadra en ambientes exóticos desplazando la tragedia a zonas orientales alejadas de la Venecia originaria. Alberto Savinio en 1928 presenta en clave surrealista a Otelo y Desdémona.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La tragedia de Macbeth es fuente de inspiración para muchos pintores sus personales inmersos en un mundo de angustia y violencia están muy próximos a lo imaginario y a lo sublime, Johann Heinrich Füssli en su obra: Las tres brujas (1788); inspirada en la escena tercera del primer acto, representa a las brujas lanzando su profecía de muerte. Descontextualizadas del páramo donde sucede la escena en el texto y situadas en primer plano con los brazos extendidos en un escorzo que nos lleva hasta  una átropos o mariposa negra (cabeza de muerto) logrando un efectismo visual muy representativo de las sensaciones que pretende transmitir. Aunque de esta escena existen varios autores que han trabajado sobre ella dando diferentes resultados como puede verse observando las imágenes que insertamos a continuación:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lady Macbeth, presa de la locura y el sonambulismo es elegida, en bastantes ocasiones, para la representación visual de la tragedia; el mismo autor en 1783 ejecutó la obra: Lady Macbeth sonámbula y también Eugène Delacroix en otra obra del mismo título de 1849-50.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El personaje de Banco y la aparición del rey son también, en ocasiones, objeto representación plástica

 

 

 

 

El egoísmo y la infidelidad que dominan el drama del Rey Lear, son también atractivos para los artistas plásticos, las transformaciones y toma de conciencia que sufre tras la pérdida del poder y los conflictos del rey con sus hijos; sólo se convertirá en hombre en e infortunio; su dolorosa peregrinación desde una primera actitud orgullosa e intransigentes le llevará a la compresión de los valores y afectos humanos, aunque necesite para ello el sacrificio y la muerte de su hija Cordelia.

 

Otras obras como Los hidalgos de Verona, Timón de Atenas, Cimbelino, Cuento de invierno, Falstaff, etc..; han sido igualmente objeto de representación artística y la detallada exposición efectuada, demuestra la capacidad de inspiración que las obras Williams Shakespeare han tenido dentro del panorama artístico occidental desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta nuestros días.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este artículo se publicó por primera vez en la revista Alenarte el 4 de  mayo de 2007;  ahora ha sido actualizado para incluirlo en este número cero de la nueva etapa de Alenarte Revista; el original puede leerse en la siguiente dirección.

 

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  • Isolda

    agosto 10th, 2010

    Agradezco este repaso a tan completo a las obras de Shakespeare tanto pictóricas como literarias y teatrales; muy interesante y entretenido. Entre nosotros, hay que refrescarla memoria de vez en cuando.
    Besos de número cero, no por ello, menos.

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