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Adiós al verano: Tres ciudades en Holanda: Ámsterdam, La Haya, Gouda. Por: Pilar Moreno.

Ya comienza a despedirse el verano. En los largos días en que lo hemos tenido cerca fue dejando huellas cálidas en nuestra piel. En ocasiones, el eco tormentoso de su carácter hacía llegar un aire tórrido que interrumpía la calma y cualquier intento de tímida siesta en tardes sin fin. Un verano cargado, además, de desordenadas noticias, de diálogos imposibles y de trágicas historias que hicieron desaparecer las imágenes de otros veranos más sencillos que no habían alcanzado los extremos de hoy. Sin embargo, por muy déspota que sea el verano, nos rendimos al atractivo que llevan sus promesas generosas de luz. Los días crecieron con infinitos azules y huellas en la arena. Ahora, sin el dominio de las sombras dejamos atrás la inmovilidad para buscar otros caminos, nuevas aventuras, diferentes lenguas. ( Pilar Moreno ).

Adiós al verano: Tres ciudades en Holanda: Ámsterdam, La Haya, Gouda. Por: Pilar Moreno.

Una parte de los que viajan en vacaciones tiene la tendencia de escoger como destino algún lugar remoto, cuanto más lejano y exótico mejor, unido a variadas actividades que exigen dedicación y esfuerzos físicos. Las agencias de viajes ofrecen los destinos más distantes en cualquiera de los cinco continentes y la posibilidad de vivir experiencias en condiciones extremas y aventuras peligrosas y llenas de riesgos, que serán inolvidables en todos los conceptos. No todos los que planean sus vacaciones tienen estas mismas preferencias y en lugar de tanta excitación y movimiento, desean limitar las distancias y dedicar sus días libres a ejercitar los sentidos con actividades de carácter cultural. En Europa está todo a la vuelta de la esquina. Ciudades como París, Londres, Roma, Berlín, Viena, tienen una relativa cercanía que las hace apetecibles y alcanzables. También en ellas se pueden vivir experiencias y descubrir capítulos de la historia recorriendo sus espacios sin desvelos ni prisas.

Amsterdam está entre las ciudades preferidas de los que quieren hacer un camino sin mucha dificultad. Es cosmopolita, bulliciosa, está siempre en movimiento. Como en una bíblica Babel encuentras en sus calles el rumor engendrado por diferentes lenguas. En perfecto maridaje con el agua, deja que ésta se deslice placentera por los canales. Para quien desee una peregrinación sin largas etapas, la ciudad le ofrece una ruta por los interesantes museos y galerias de arte, calles y plazas, edificios, fachadas y rincones que guardan el eco histórico dormido en el tiempo. El presente le ha dado un cierto aire desordenado y ruidoso, pero quien la conoce bien percibe la plenitud alcanzada con los años y un pasado que marcó su fisionomía.

Interior_Mauritshuis

Interior_Mauritshuis

En Amsterdam no hay tiempo para la nostalgia y el viajero sigue su ruta por este país de molinos, zuecos y tulipanes. En el programa tiene una visita a La Haya y, como no, el encuentro mil veces deseado con la chica de Vermeer. Pero no solo el atractivo de esta joven le hará detenerse. En el museo Mauritshuismuseum de esta ciudad le esperaba este verano Rembrant y su recién restaurado óleo Saúl y David. Una obra de la que estaba en duda su autoría. Después de muchos años de discusiones, pruebas e investigaciones, un grupo de científicos ha declarado que la pintura ha sido creada verdaderamente por las manos del artista. Ahora se acabarán las discrepancias. El viajero que ha escogido unas vacaciones sin sobresaltos vive estas experiencias a su propio manera. Con un templado ritmo observa lo que está delante de sus ojos y se integra en el espacio que le rodea. Descubre una ciudad elegante, que además de ser residencia real es sede del gobierno, embajadas y ministerios. Sigue su recorrido por las calles del centro, busca los rincones agradables de los jardines sombreados, está encantado, y reconoce que le gusta mucho más La Haya a pesar de que no es oficialmente la capital del país.

Gouda

Gouda

Sin embargo, nuestro viajero sigue siendo un peregrino y su misión es continuar. Tiene suerte que el verano aquí se muestre con frecuencia dócil, apacible y sin exigencias, con días de sol y otros que no lo son tanto. De vez en cuando se encuentra con la lluvia, una tormenta, y el gris en el horizonte. Esto no impide que debe andar el camino cuando el sueño aún no quiere irse, pero es un peregrino sin credencial y que viaja en tren, la manera más cómoda y rápida de desplazarse en Los Países Bajos. A unos 20 minutos de La Haya está Gouda, conocida tambien con el nombre de la ciudad de la luz o de las velas. Es tradición que todos los años el segundo viernes de diciembre, al anochecer y durante una hora, la iluminación eléctrica se apaga, mientras que en el centro antiguo, el ayuntamiento y en las ventanas de todos los edificios a su alrededor se encienden miles de velas. También el público que acude a la plaza lleva velas encendidas. Es el anuncio del comienzo de las fiestas navideñas.

Iglesia San Juan Bautista. Gouda. Vidrieras.

Iglesia San Juan Bautista. Gouda. Vidrieras.

El viajero siente la necesidad de saber más de esta histórica ciudad. Pasea por las callecitas empedradas, se entretiene en el mercado de quesos, en las tiendas de cerámica. Dedica tiempo a visitar el museo en el que se exponen preciosas obras de arte, y por último llega a la iglesia de San Juan Bautista. Tiene forma de basílica en cruz y unos 123 metros de longitud. Sufrió varios incendios. Hasta la Reforma de 1572 fue iglesia católica y en 1573 pasó a ser protestante. Pero la verdadera grandeza de la iglesia está en su interior. En ella se encuentran 72 vidrieras del siglo XVI con escenas bíblicas e históricas. El hacer estas vidrieras era muy costoso y se pidió a los ricos religiosos y a la aristocracia ayuda para financiarlas. A cambio de su generosidad estarían representados en las escenas de las vidrieras. Así encontramos obispos, Caballeros de la Orden del Toisón de Oro, incluso reyes como Felipe II y Maria Tudor. Es asombroso que algo tan delicado y frágil como es el cristal haya superado el paso de los siglos, tormentas y guerras.

Nuestro viajero termina aquí esta tercera etapa. Sentado en uno de los pequeños jardines interiores del centro antiguo, ha perdido la noción del tiempo y se entrega al recuerdo de cada uno de sus pasos, de cada imagen que le asombró. Cada día alcanzaba el destino que se había propuesto, de una manera tranquila y sin prisas, sin hacer de su viaje un sueño por el que competir. Ha experimentado la emoción del aventurero y ha vivido momentos interesantes que no olvidará. Está atrapado en la magia del camino y siente un comienzo de añoranza. Anochece y en el tímido roce del viento presiente ya un cercano otoño. Es el momento de regresar a la realidad cotidiana. Para las próximas vacaciones le quedan pendientes nuevas aventuras.

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