Las metáforas y los símbolos son entre las figuras retóricas y los recursos del lenguaje, los más poderosos e intrigantes, con una belleza de flor rara. Son pequeños milagros, diálogos insospechados entre objetos, o entre objetos e ideas, que nos sorprenden con la sensación de reconocimiento que se tiene al acceder a una realidad que nos es previa pero para la que hasta ese momento estábamos ciegos. ( Ana Pérez Cañamares).
Árbol del Conocimiento. Por: Ana Pérez Cañamares.
Hace unos días veía en el periódico una foto cuyo pie rezaba: “Unos niños iraquíes juegan en torno al tronco seco que representa el Árbol del Conocimiento, en Qurnah (Irak)”. En la imagen, seis niños descalzos de diferentes edades juegan en grupos alrededor del árbol, mientras que uno de ellos, el más mayor, observa a los otros mientras se apoya sobre un muro derruido.
El Árbol del Conocimiento, según el Diccionario de Símbolos de Juan Eduardo Cirlot, “representa la vida del cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración. Como vida inagotable equivale a inmortalidad, (…) el eje entre los mundos”.
Habla también Cirlot de que en el paraíso existió un árbol de la vida y que según cierta tradición, junto a éste existía el árbol de la muerte, que en la iconografía se representa seco y con señales de fuego. Que el Árbol del Conocimiento se parezca más ahora a este árbol de la muerte, apenas un tronco sin vida, la silueta del árbol frondoso y susurrante que una vez fue, ¿en qué lo convierte? ¿En un símbolo derrotado, actualizado, mutado en el reverso tenebroso de aquello que una vez representó?
Vuelvo una y otra vez a la fotografía, buscando una respuesta en los detalles (los benditos detalles, que decía Nabokov). Y veo cómo esos niños se han contagiado del significado expandido, derramado por el árbol. Algo me dice esa niña que salta de espaldas, mientras su pelo oscurísimo flota en el aire y ese niño que observa a los otros, apartado pero con una mirada vigilante, acogedora. Algo me dicen sobre “la vida del cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración.
* Este artículo fue publicado originalmente en: literaturas.com.el alma disponible. Todos los derechos reservados: ©Ana Pérez Cañamares 2003. No se dispone de la fotografía original. Se ha insertado una alusiva.. Agradecemos a la autora la generosidad de permitirnos publicarlo para disfrute de nuestros lectores/as.»