De experiencia inolvidable califica el director del Museo Municipal de La Haya la visita a la exposición de las obras del pintor americano Mark Rothko. Es la primera vez en cuarenta años, y posiblemente la única, que se pueden ver en Holanda tantas obras juntas de este artista, conocido por sus inmensos lienzos y la intensidad vibrante del color que vuelca en sus superficies. El museo se ha esforzado en acercar la obra del artista al público y hacer comprensible su trabajo. El recorrido por las distintas salas es un viaje por su carrera profesional desde los primeros trabajos menos expuestos hasta el último cuadro realizado antes de su muerte. Las exposiciones de Mark Rothko atraen siempre un numeroso grupo de admiradores y sus obras alcanzan cifras elevadas en las subastas de arte. Casi la totalidad de los sesenta cuadros expuestos han sido traídos desde la Galería Nacional de Arte de Washington. ( Pilar Moreno ).
Buscando la emoción. Mark Rothko en el Museo Municipal de la Haya. Por: Pilar Moreno.
Maravilloso, profundo, intenso, inspirador e inolvidable, son algunos de los calificativos que la crítica concede a los cuadros de Rothko. El sentimiento del público va más allá de la simple admiración y se declarasposeído de una emoción que le provoca llanto. Hay quienes entran en trance meditativo y consideran el simple rumor de pasos un elemento perturbador. Otros necesitan la soledad para poner palabras a la inspiración que les llega, y muchos dicen sentirse absorbidos por la intensidad de los colores, rosas luminosos, amarillos alegres, fuertes azules, brillantes rojos y negros sombríos.
La curiosidad me llevó a visitar la exposición en La Haya. Era una oportunidad para conocer la colección de este artista que pensaba que el arte podía cambiar el mundo. Rothko fue un hombre introvertido que prefería la soledad. Su vocación le llegó a una edad relativamente no muy temprana. En el museo se muestran también obras de su primera época y de su camino hacia lo abstracto. El Museo Municipal, que alberga también la colección más grande de pinturas de Piet Mondriaan, ha aprovechado este evento para mostrar juntos por primera vez a estos dos maestros de lo abstracto. Al final de la exposición cuelgan los dos ultimos cuadros que pintaron ambos artistas antes de morir.
He visto cuadros inmensos, superficies de color creadas de vibrantes capas de pintura que desprenden intensidad y dan forma a sentimientos como angustia, extasis, tragedia y euforia. Sentimientos que atormentaron a Mark Rothko durante su vida. Las pinturas cuelgan siguiendo una ruta cronológica y a una mediana altura, no llevan cristal y la luz en las salas es escasa, tal como al artista le gustaba presentar sus trabajos. De esta manera resalta y vibra más el color de los cuadros y acorta la distancia con el público.
Es complicado poner palabras al sentimiento que me hacen llegar estas telas de dominantes y agresivos colores, pues en cierta forma dialogar con ellas me lleva al silencio, y es difícil para mí encontrar el lenguaje de la emoción. August Macke, pintor alemán expresionista, sabía que el camino para alcanzar la meta en su arte era seguir buscando sólo en los colores puros. Según sus palabras había empezado a componer colores sobre un lienzo, sin detenerse en pensar en objetos como hombres o árboles, parecido a como se hace el bordado. Lo que hace de la música algo tan enigmático bello, tiene igualmente un efecto mágico para la pintura. Pero que sólo una fuerza sobrehumana es capaz de colocar los colores en un pentagrama como ocurre con las notas. Una sensibilidad infinitamente sutil, puede ordenarlos, sin tener idea de ellos.
Quiero creer que es así y de esta forma poder entablar una relación más amistosa con este género de la pintura. Ya dijo Kandinsky que en el arte abstracto la forma y el color son el lenguaje para expresar la emoción y darla a conocer tal como lo hace el sonido de la música. Sin embargo, para Rothko, al contrario de algunos artistas que quieren contarlo todo, el decir poco era más inteligente y no se sentía interesado en una relación entre el color y la forma. De esto último no estoy tan segura. Observando sus cuadros puedo concluir que debe existir un pensamiento más o menos premeditado en la distribución de las superficies, rectángulos de colores paralelos sin mucha variación. A veces deja la impresión de que sus obras no están terminadas, con márgenes sin determinar. En la relación entre el color, la estructura y el espacio, pienso que deben esconderse las formas que intuyo entre las luces brillantes y las sombras de sus composiciones. Hasta ahora estoy a la espera que alguna de ellas despierte mi emoción.
Como les ha ocurrido a muchos de los grandes artistas, Mark Rothko conoció una vida difícil.
Nació en Letonia en 1903 y era de origen judío. A los diez años emigró junto con su familia a América. Se consideró siempre un autodidacta. En los últimos años su salud física y mental empeoró, reflejándose en los colores en sus lienzos que se hicieron oscuros y más sombríos. En 1979 puso fin a su vida en su taller de trabajo.