El pasado mes de agosto fallecía en su domicilio de Nueva York Cedar Walton, uno de esos músicos de jazz capaz de hacer grandes aportaciones a esa música tanto como intérprete como como compositor. Un pianista que como ha dejado escrito Chema García en el obituario que le dedicó en el periódico El País, lo tenía “todo para haberse comido el mundo, como pianista y compositor excepcional”.
( Alfredo Rodríguez).
Cedar Walton, el pianista discreto. Por Alfredo Rodríguez Iglesias.
Nacido en 1934 en la ciudad de Dallas, en el estado de Texas, su primera maestra fueron sus padres, no en vano su madre era pianista y cantaba todo tipo de viejas canciones, mientras que su padre era un buen aficionado al jazz. Así, poco a poco, se fue cimentando la afición musical de Walton.
Un afición que pasó a ser algo más con su traslado a Denver, Colorado, para seguir sus estudios, y donde tocando en algunos locales de la ciudad pudo empezar a hacer sus primeras armas musicales serias al coincidir en sus giras con gente como Charlie Parker, Dizzy Gillespie o John Coltrane. Casi nada.
En una entrevista concedida un año antes de su muerte, Walton reconocía haber sido “extraordinariamente afortunado de haberme encontrado con Thelonius Monk, Art Blakey, Dizzy Gillespie y Errol Garner”. Un poco más adelante en la misma entrevista, explicaba como en su casa tenían muchos discos de Nat King Cole, pero el disco que recordaba con mayor intensidad, como aquel que resultó determinante, era Satin Doll de Duke Ellington grabado con Capitol Records.
Un paso imprescindible para cualquier músico que quisiera abrirse camino profesional, pasaba necesariamente por Nueva York, ciudad a la que llegó en 1955, y después de un paso por el Ejército que aprovechó para seguir tocando, en 1961 entrará a formar parte de los Art Blakey Jazz Messengers, casualmente el mismo día en el que lo hacía Freddie Hubbard.
En el grupo estuvo hasta 1964 realizando funciones de pianista, compositor y arreglista, hasta que en 1967 grabó su primer disco como solista, un primer trabajo bautizado Cedar! para el sello Mosaic. Con el tiempo, Cedar Walton fue alternando su faceta de solista con la de acompañante, y toda la pléyade de grandes músicos de jazz solicitaron sus servicios con asiduidad. Incluso llegó a liderar el grupo de funk, Mobius.
En su faceta como compositor dejó tras de sí un puñado de temas considerados como auténticos estándares del jazz contemporáneo, caso de Firm Roots, Bolivia, Mode for Joe o Cedar Blues. Su nombre ha quedado asociado de forma indeleble como un sello de calidad, gracias a su particular sentido del swing, su compleja sencillez a la hora de componer, y el cariño por la tradición sumado a una ferviente necesidad de innovar. Un grande sin ninguna duda.