Cuando Alenarte me invitó a escribir un artículo sobre la figura de Luis Rosales para la revista me entraron muchas dudas, no precisamente porque me pudieran etiquetar en algún grupúsculo poético o signo de afiliación determinado al que jamás pertenecí. Si me entraron las dudas fue porque no me encontraba en condiciones de escribir sobre un poeta tan excepcional y lejano en el tiempo para autores de mi generación.
( José Antonio Pamies )
Entre Rosales y Náufragos. Por : José Antonio Pamies.
Si algo encontré en la obra de Luis Rosales fue un pulso existencial con el que comulgar en las horas de silencio, una honda espiritualidad y preocupación humana, también belleza estética innovadora y a la vez contenida, dolor soterrado, lágrimas difíciles trabajadas en la intimidad de una página en blanco. Buceando en los poemas de dos de sus libros con los que mejor conecto “Diario de una resurrección” y “La casa encendida” imagino a ese náufrago metódico atravesando el dolor de una guerra, el retroceso de una dictadura con el cadáver de Lorca sobre sus espaldas y tantos viejos amigos que de la noche a la mañana se van convirtiendo en espectros fantasmales.
Ubicado en una generación desgraciadamente marcada por la guerra, como él mismo afirma en una entrevista que le realizó Francisco Umbral en 1969: “Mi generación salvó la continuidad de la cultura española por encima de la guerra.” Porque en una guerra nadie gana. Y la poesía pierde, los poetas sufren, cuando no los matan.
Luis Rosales y Miguel Hernández nacieron el mismo año y mantuvieron alguna correspondencia antes de que estallara la guerra. Coincidieron en alguna ocasión. Como curiosidad decir que en una de esas cartas Miguel deja ver que fue Luis Rosales quien le sugirió que escribiera un poema sobre su ciudad (Orihuela). Silbo de afirmación en la aldea que comienza con el verso “Alto soy de mirar a las palmeras” apareció en 1935 en “El Gallo Crisis” publicación que dirigía Ramón Sijé y en la que Luis Rosales, a petición de Miguel, también colaboró con dos poemas.
Fue a partir de una antología titulada“Porque la muerte no interrumpe nada, 2009 Ediciones Sibila” a cargo de Félix Grande, que empecé a interesarme más por la obra de Rosales. En el prólogo a esta edición Félix Grande explica con precisión y acierto el pasaje desafortunado que relacionó a Luis Rosales con el asesinato de Lorca. Félix Grande escribió anteriormente un libro titulado “La calumnia” en defensa de la inocencia de Luis Rosales por haber protegido a Federico García Lorca “Yo sabía que podía ser incómodo para mucha gente que antepone la obcecación ideológica a la mirada uno a uno de los seres humanos, pero no me imaginaba cuánto; sin embargo, ahora que sé las amarguras que me ha producido y lo caro que me ha costado, lo volvería a escribir de nuevo”
No quisiera despedirme sin destacar a título personal, como lector, El contenido del corazón, libro de poemas en prosa que Luis Rosales escribió a raíz de la muerte de su madre y de la que el propio poeta dejó escrito: “Este libro tiene una larga historia que ya va siendo la de mi vida. Le debo mucho. Le tengo gratitud. Encontré en él mi expresión personal y encontré en él la voz poética que después he llevado a otros libros. En cierto modo me resume como escritor y como hombre, o mejor dicho: yo me resumo a él»
Amando Carabias
noviembre 10th, 2011
Espléndido aperitivo o empujón para adentrarnos sin miedo en la obra de este autor, cuyo tañido ha sido demasiado tiempo silenciado por cuestiones no siempre claras.
Lo cierto es que hasta el año pasado no me asomé a sus paisajes y quedé sobrecogido y seducido.