Se dice que la socarronería es el humor en tono bajo. El escritor que Javier Carrasco nos acerca este mes era un gran socarrón.
Un paisajista de lo cotidiano, que supo ver la intrahistoria en las pequeñas cosas y reflejarlas en decenas de libros.
En un tiempo – el de hoy- en el que se ha olvidado el humor y hasta el escepticismo a la hora de escribir, para dar paso a formas poco recomendables de la grosería y la zafiedad, es bueno releer y acercarse al espíritu de Josep Pla: bajo su “boina” pensaba una de las mejores cabezas que ha dado la cultura catalana.