Perucho murió en Barcelona, su ciudad natal, y una mañana de diciembre de 2013, una de esas mañanas en las que uno se mete las manos en los bolsillos del abrigo porque no tiene nada que hacer con su vida, entré una librería en busca de alguna oferta y, rebuscando como yo sólo sé rebuscar, di con Las historias naturales. Me costó dos euros. Mal deben de andar las cosas cuando un escritor de la talla de Perucho (a quien no sé si llamar Juan o Joan porque utilizó indistintamente ambos nombres) se vende a precio de saldo.
( Javier Carrasco)