¿Oís la llamada?
¿Oís el alarido?
Vuestra oreja contemporánea
¿Escucha el grito aquel del Siglo Veinte
que inunda todo el hueco del ascensor del Siglo Veintiuno?
Oís la tijera el cráneo la soga el pelo el grito?
Con estos versos comienza nuestro añorado Félix Grande el libro La cabellera de la Shoá, poemario que tengo la suerte de poseer, dedicado por el autor la última vez que le vi. Este mes, asisto a un homenaje en La Casa Encendida a Félix con este título tan apropiado para rendir asimismo un sentido homenaje a todos aquellos judíos que últimamente han sido víctimas de crueles atentados en Francia y en Dinamarca desde la sinrazón de las balas que nunca han logrado vencer a las palabras. ( Carlos Feral).
La cabellera de la Shoá. El libro de Felix Grande y el homenaje en La Casa Encendida. Por: Carlos Feral.
Son días de atentados a sinagogas, de manifestaciones antisemitas por Europa y, mira por donde, en la Casa Encendida, las palabras de Félix Grande en boca de buenos amigos y mejores poetas como Javier Lostalé, Antonio Crespo, Jorge Riechmann, Juan Carlos Mestre y una introducción fantástica de Manuel Rico (les paso un enlace en el que pueden leer lo que escribió sobre este libro) seguida de una lectura de las palabras de J. José Lanz por parte del editor Pepo Paz, vinieron a mostrarnos la necesidad de hacer una reflexión sobre lo íntimamente que está ligada la poesía a la vida y cómo el lenguaje poético es capaz de describir el horror que sólo es capaz de generar el ser humano.
Es Auschwitz, lo que aquí se refleja; el cabello de miles y miles de mujeres a los que se les cortaba el pelo nada más ingresar en el campo del horror que ostentaba el número uno funesto ranking de ser la mayor instalación de exterminio de seres humanos de la historia. Desde que ingresaban los prisioneros en el campo se les valoraba el beneficio económico que podían reportar a las arcas de las SS y uno de los productos con los que comerciaban era el pelo de las mujeres, las cuales eran rapadas nada más llegar.
“El inicio del despojo sistemático y lucrativo comenzaba desde la misma llegada de los trenes de la muerte a los campos de concentración y exterminio; la clasificación separaba hombres sanos a un lado para trabajar y el resto (mujeres, ancianos, niños y no aptos) destinados a las zonas de la muerte en la que el pelo de las prisioneras era rapado antes de ser asesinados. Este pelo humano era vendido principalmente a una empresa alemana llamada “Firma Alex Zink” que fabricaba fieltro; esta empresa compraba a campos de exterminio como Auschwitz toda su “producción” llegando a pagar la cantidad de unos 30.000 marcos por una remesa de 60 toneladas y cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial tenía preparada la compra de otras 7 toneladas. El ejército alemán también se lucraba de estos cabellos humanos ya que servía como relleno de colchón para sus tropas y, tratado en sus factorías, se transformaba en juntas estancas para submarinos y buques de la marina de guerra nazi”.
La edición que yo poseo es distinta de la que ahora pueden encontrar a la venta y está genialmente diseñada por Antonio Montesino, Mary Rascales y María Montesino editado por 4tro La luna azul, El Obrador de Sueños dentro de literaturas experimentales de La Ortiga. Y dentro de la crudeza del libro, de sus imágenes, creo que no poseo otro libro tan impactante en mi biblioteca, es en realidad la crudeza de los versos de Félix Grande lo que conmueve la conciencia del lector. Dice Guadalupe Grande al comienzo del acto que la escritura del libro fue tortuosa sobre todo por el tiempo en que no lo escribió. Después de los campos de exterminio, decía Félix, debía de escribirse otra poesía.
Manuel Rico lo define como un poema largo creado a partir de una visita a Auschwitz del poeta y es una reflexión entre los vínculos de la poesía con la civilidad usando magistralmente el idioma para expresar el horror más profundo.
Esta última edición es también un estudio de J.J. Lanz donde anotó citas y referencias y habla de que aún se puede contemplar en el Campo de Auschwitz una inmensa mata de pelo de mujer que sirve de elemento matriz en la creación del libro.
Uno de los ejes principales de éste es la conciencia crítica y surge de la memoria histórica. Es asimismo una interpelación al lector, una llamada a la acción, a la conciencia crítica. Apela a la conciencia del lector porque entiende que éste no puede permanecer impasible ni ante el horror ni ante los versos que sirven de catalizador entre el autor y la conciencia de aquellos que oyen las voces de los condenados a través de las palabras del poeta. Podríamos decir pues que la conciencia es el núcleo generador de todo el poema.
La cabellera de la Shoá es además una invitación al diálogo social para que se ponga voz a los desheredados de la historia.
En unos de los primeros versos podemos leer:
“Festín del ser: Conciencia: cuece y crece;
hierve y crece, Conciencia; ruge y crece;
convoca a tus orfebres abrasados de orgullo,
llama a tus artesanos domadores de arcilla,
diles: “Crece, Conciencia; ¿oís la llamada?
Conciencia y Ser… o destrucción y muerte?”
Más adelante encontramos estos otros:
“Miedo y rabia y conciencia
sean tus troneras y tus credenciales
Asúmelo habitante del siglo veintiuno.
Asúmelo derechohabiente
de estas dos toneladas de pelo de mujer”.
¿Ustedes saben escuchar? Escuchen pues los versos de la cabellera de la Shoá en las voces de Lostalé, de Crespo, de Riechmann y de Mestre. No dejen de escuchar los audios porque el reportaje está en ellos, en las palabras de Félix Grande. Termino con los últimos versos del poema.
¿Ustedes saben escuchar?
Nada el silencio en el silencio
¿Ustedes saben escuchar?
¿Ustedes saben escuchar?
¿Ustedes saben escuchar?
Aquí varios audios:
Introducción.Guadalupe Grande y Manuel Rico.
Javier Lostalé. A. Crespo.
Pepo Paz. Lanz.
Guadalupe Grande.
Rieschmann y Mestre.