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La Chartreuse y las cartujas. Por: Catherine Beaume

 Chartreuse, gran cartuja y cartujas, chartreuse y tarragona… ¡Qué lío!

 La Chartreuse no se traduce, es un macizo de montañas entre Saboya y Dauphiné, en los Alpes.

La gran cartuja fue fundada en el “desierto” de Chartreuse en 1084 por San Bruno. Muy rápido los monjes establecieron otros conventos en la región cercana y entonces en el extranjero.

El chartreuse, con c, y la tarragona, con t, son licores o para ser más preciso es un solo licor con nombres diferentes.

 Desde luego todas las cartujas, les chartreuses no tienen la misma importancia según el gusto de cada uno que las mira o las quiere describir  ( Catherine Beaume).

 

 

La Chartreuse y las cartujas. Por: Catherine Beaume.

La Chartreuse hace parte de los Prealpes o sea  el borde de los Alpes, entre Chambéry y Grenoble. Es un macizo calcáreo con cuevas, acantilados aunque la altitud máxima no supera los 2082 metros, mesetas, desfiladeros de los dos ríos, el Guiers Mort y el Guiers Vif que se precipitan hacia la llanura. El paisaje es muy verdeante gracias a las lluvias abundantes, prados y bosques de árboles frondosos o  abetos. En los 767 km2 viven solo 46 300 habitantes, en pocos municipios pero en muchas aldeas. Algunas partes son muy salvajes y desde 1995 es un parque natural regional.

Vive desde siempre de la agricultura, la cría de ganado, tanto vacas como ovejas y cabras,  y la silvicultura. Desde principios del siglo XX el turismo gana terreno en la economía.

 

Es en esta naturaleza salvaje que el monje alemán Bruno, nacido en Colonia, y seis compañeros, guiados por Hugues, obispo de Grenoble, encuentran el lugar visto en un sueño para retirarse al desierto, tales los ermitaños del desierto de Egipcio de los primeros siglos del cristianismo. El globo coronado por la cruz y las siete estrellas (los 7 primeros monjes) es la divisa de los cartujos. Construyen cabañas de madera  y una capilla en el lugar denominado ahora Casalibus. En 1090 Bruno se va a Roma, llamado por el Papa, pues a Calabria donde morirá en 1101 sin volver al desierto de su sueño.

La regla que rige todavía, con algunas modificaciones después de Vaticano II, todas las cartujas la estableció  el prior Guigues que construyó un nuevo eremitorio en el lugar actual de la gran cartuja después que una avalancha destruyó las primeras cabañas en 1132 . La iglesia y el capítulo los erigió en piedras así que permanecen entre nuevos edificios. Para las 12 celdas volvieron a usar la madera.  En 1140 Guigues convocó un  capítulo general de todos los monjes que se referían a San Bruno y así nació oficialmente la orden de los cartujos.

En cada convento hay padres que se consagran totalmente a la oración y hermanos que asumen los trabajos de la vida cotidiana. Los hermanos vivían en la casa baja, es decir en un lugar de menor altitud más favorable a la agricultura; ahora viven en un edificio del convento. El sábado por la tarde  y el domingo participan al oficio divino con los padres. Los padres viven como ermitas en sus celdas pero participan a la liturgia del día y de la noche juntos en la iglesia del convento pasando por un claustro inmenso, a menudo cerrado a causa del clima riguroso cuando los conventos estén en las sierras, que enlaza todas las celdas con el resto del convento.

En esta celda, compuesta en la primera planta  de una entrada y de la habitación con cama, oratorio, biblioteca y una mesa debajo de la ventana en que leen, estudian y comen sentados en un banco lo que les trae un hermano por una ventanilla del claustro; viven una vida de oración y silencio. En la planta baja tienen un taller para el trabajo manual, un leñero donde cortan los leños que alimentan la estufa de la habitación y salen a su jardín para estar cerca de la naturaleza. Aun cuando hacían de copistas lo hacían en su celda, no hay scriptorium en las cartujas, pero sí hay bibliotecas muy ricas y los cartujos siempre cuidaron los libros, les salvaron de los 8 incendios que devastaron la gran cartuja. El domingo se reúnen para la comida en silencio escuchando la  lectio divina. El lunes se van a pasear en grupos fuera del convento. Esta mezcla de vida eremítica y cenobita explica la superficie enorme de los conventos donde está previsto un número máximo de monjes.   La gran cartuja es especialmente grande porque ahí se convoca cada dos años al capítulo general de la orden. Los priores se alojan cerca de la celda del prior general, se reúnen en una sala más grande que la de los capítulos del convento. En el momento de máxima extensión de la orden podían estar más de cien venidos de Europa entera. Desde el siglo XX hay cartujas en América y una en Corea. 

Después del octavo incendio en 1676 Dom Le Masson reconstruyó el monasterio tal y como lo conocemos ahora, con muros de piedra y sobre todo techos cubiertos de pizarra y no de madera como lo hacía la gente de los pueblos cercanos. Esta arquitectura influyó sobre la de las casas de toda la Chartreuse.

El estilo del monasterio es muy sobrio, menos en las capillas e iglesias para glorificar a Dios.

Pero en otros países se pueden ver conventos menos austeros adaptados al uso local. En Italia u España las fachadas se adornan más que en las montañas , tenemos un ejemplo en la cartuja de Miraflores de Burgos.

 Las cartujas no se visitan. El obispo Hugues ya había protegido la tranquilidad  de los cartujos prohibiendo su territorio a las mujeres y a los hombres armados. En la antigua casa baja de la gran cartuja se abrió en 1957  un museo que cuenta la historia del monasterio y la vida de los monjes. Con el descubrimiento de una colección de cartas o lienzos de 76 cartujas de toda Europa acaba de ser modificado para presentar los cuadros restaurados. Son los planes o mapas en perspectiva caballera de las cartujas realizados entre los últimos años del siglo XVII y el siglo XIX.  Se supone que las cartujas de la época fueron todas representadas al hilo de los siglos pero que varias cartas se perdieron ya que las que subsisten estaban en muy mal estado. De la gran cartuja pintaron dos lienzos ya restaurados.  De España se conocen los lienzos de Val de Cristo y Valdemosa en Cataluña y de la cartuja de Jerez. Existen varias cartas de cartujas de Italia e Alemania, una de Inglaterra. No se sabe muy bien si la representación es fiable en todos los casos pero lo interesante es ver detalles minúsculos que enseñan la vida en los conventos y sus alrededores. Y por lo menos ya se puede admirar un monasterio de monjas. El estilo de los cuadros cambia según las épocas y los países y la inspiración propia del pintor.

Para saber aun más sobre la vida en la gran cartuja se puede ver la larga película de Philip Gröning realizada durante los 6 meses que el cineasta pasó en el monasterio. Se llama el Gran Silencio (2005), 2 horas y cuarenta minutos sin música, con los sonidos de la vida cotidiana y los cantos a capella  u oraciones. Fue un éxito cuando la cadena Arte y algunos cines  lo pusieron.

 

Al principio los cartujos vivían de la agricultura. Con la riqueza de las minas de hierro cercanas o del otro  lado del valle del Isère donde estaba la cartuja de San Hugon  (ahora es un monasterio budista), con toda la leña de los bosques y   con los molinos de los ríos impetuosos se convirtieron en dueños de forjas muy famosos hasta que la Revolución les expulse en 1792.Toda la biblioteca fue trasladada a Grenoble que así tiene una colección excepcional de manuscritos y incunables. En 1816 unos monjes regresaron de Suiza para dar nueva vida a la gran cartuja. En 1903 serán expulsados por la ley sobre las congregaciones. Fue un escándalo entre los habitantes de los pueblos que les amaban mucho por darles trabajo y cuidarles.

En 1940 pueden regresar de Italia a favor de la situación confusa entre los dos países vecinos.

 

El secreto del chartreuse no tiene nada que ver con esta vida de silencio e oración. Se volvió todo un éxito comercial como lo demuestra el interés del gobierno francés en mantenerlo.

En 1605 en París la cartuja de Vauvert recibe del duque d’Estrées un manuscrito con la formula de un elixir de larga vida. El apoticario de la gran cartuja simplifica la receta et fabrica un elixir para curar los monjes y los vecinos  que poco a poco se vende hasta Chambéry y Grenoble. Este elixir de la gran cartuja existe todavía.

Pues fabrican un licor y en 1764 hacen, según la receta del manuscrito, lo que llaman licor de salud que es  el chartreuse verde actual. Durante la Revolución protegen el manuscrito y en 1816 reanudan la destilación, primero en el monasterio, entonces en 1830 en Fourvoirie donde habían tenido forjas. En 1838 crean el chartreuse amarillo, la misma receta con un poco menos alcohol.

Cuando la expulsión de 1903 dejan barricas en Fourvoirie y se van a Tarragona  donde se hará ..la tarragona hasta el año 1989.

Entre tanto en 1921 un acuerdo tácito con el gobierno francés les autoriza a abrir otra destilería en Marsella.

En 1935 un desprendimiento de rocas destruye Fourvoirie. Por suerte las viejas cubas y su precioso licor no sufren ningún daño y el gobierno hace reconstruir una destilería en Voiron donde todavía están las bodegas de la gran cartuja. Desde el regreso de los cartujos en 1940 dos monjes del monasterio preparan la mezcla de 130 plantas maceradas en alcohol de uva, destiladas y azucaradas con miel.

Todavía para las fiestas de Santa Tecla de Tarragona se prepara cada año una edición especial.

Pues ¿vamos a leer la Chartreuse de Parme, o la Cartuja de Parma, bebiendo un vaso de chartreuse o de tarragona? Podríamos elegir también las Memorias de un turista del mismo Stendhal que pasa por la Chartreuse.

 

 

 

 

 

 

 

 

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  • Isolda

    octubre 16th, 2012

    La Cartuja, dicho en general en castellano, ha dejado muestras maravillosas de edificios y bibliotecas. Como tienes la suerte de conocer la parte francesa y buena parte de la española, especialmente la de Tarragona, nos lo cuentas así de bien. De licores, entiendo menos, pero sí ha sido durante siglos su medio de ingresos. Me ha gustado mucho lo que cuentas de los antiguos edificios de madera, afortunadamente convertidos en piedra y pizarra, según los lugares.
    un beso, Catherine, gracais por tus artículos.

  • FlamencoRojo

    octubre 16th, 2012

    Leyendo tu artículo querida Catherine me ha recordado la Cartuja de Valledemosa en Mallorca, aquella que en su momento sirviera de morada al compositor polaco Federico Chopin y a la escritora francesa Georges Sand…

    Un fuerte abrazo.

  • Pilar Moreno Wallace

    octubre 18th, 2012

    Apenas sabía de la vida de estos monjes. Con tu texto me has abierto el interés y seguir buscando mas lectura. Gracias.

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