Antes de empezar quiero aclarar un detalle, escribo esta reseña escuchando jazz e imaginando que tras mi ventana anochece (son las seis de la tarde de una tarde calurosa, muy calurosa de julio) y la lluvia cae, también veo a un hombre en un callejón, empapado mientras espera…
Quiero destacar primero el acierto en la elección de los microrrelatos y el hecho de que sean 86. Siempre digo que un libro de microrrelatos debería tener entre 70 y 100 como mucho y aquí el autor ha acertado, es un libro justo, no le sobre ni le falta ningún microrrelato. No queda la sensación de empacho ni de hambre no saciada. Y otro acierto es el texto inicial que para mí es como poner al lector en situación de “escucha”, de lectura atenta, como si el escritor fuera ese hombre, el muecín, que nos llama al recogimiento y la actitud silenciosa y a la espera que es cuando ocurren los prodigios. Nos sitúa en las Mil y una noches, nos convierte en lectores dispuestos a asombrarse. ( Rosana Alonso ).
«Los años de lluvia» de Jesús Esnaola. Por : Rosana Alonso.
Los años de lluvia es el primer libro de Jesus Esnaola, pero es un libro maduro. Maduro porque se nota que el autor ha esperado al momento justo, ha preferido esperar, para que el libro no de la impresión de estar verde ni tampoco pasado, y maduro también por la forma de escribir y por el orden en el que están dispuestos los microrrelatos. Es un libro pulido hasta sacarle el brillo interior, hay un gran trabajo de depuración, lo que redunda en un efecto global de precisión, de afinación en la expresión escrita, que me parece una de las metas principales a las que puede aspirar un escritor; el lenguaje de Jesus es pulcro y conciso. Otra característica que es patente desde los primeros microrrelatos es la capacidad narrativa, la sensación compacta y firme de historia contada, se nos está contando algo, no anécdotas, no vivencias; Esnaola digiere el mundo y nos lo devuelve transformado en historias, en esas historias que queremos leer, que nos dan miedo a veces y otras nos asombran, que no nos dejan indiferentes y perduran y resuenan en nuestra mente (y nuestro corazón, ojo, hay emoción, hay sensibilidad sin ñoñerias vanas) y nos hacen volver sobre ellas, o recordarlas durante la jornada. Como bien dice el texto de contraportada, implican una mirada nueva sobre aquello que por evidente damos por sentado y abren un boquete inesperado a nuestros pies, dejándonos en el aire, descubriendo que quizá esa baldosa siempre ha sido aire…
He disfrutado también del humor tan fino, tan sutil a menudo e irónico que te deja una sonrisa de esas de medio lado, de Bogart con el pitillo en la boca. Creo que no es fácil el humor bien trabajado en el microrrelato, no quedarse en el mero ingenio que puede ser fruto de la casualidad o de una tarde inspirada, o en el chiste simpático o en la gracia fácil y simple.
Creo que ha conseguido un libro de microrrelatos destacable, un libro, como siempre digo, de tener en la mesilla, de releer y disfrutar con cada nueva lectura.
Algunos de los microrrelatos gozan de una deslumbrante capacidad narrativa, atmósferas evocadoras y un dominio de la elipsis que creo que es sello de Esnaola, como: El hatillo, Ellas, Hostigar, Versiones, El niño y la guerra, El goteo de los años de lluvia, Esperanza, Destino, Desasidas, Visita, De profundis, Persistencia… entre mis favoritos e incluidos en la parte misteriosa del libro, donde Jesus juega con lo imaginario sin perder pie en la realidad.
Y otros incluidos en El Tiempo de papel se caracterizan por estar más anclados en la realidad, pero sin perder en ningún momento la sugerencia, la inquietud, el dejar que el lector adivine y “vea” el 80% oculto. Lo que no se dice es ocupa mayor espacio que lo que se dice, y eso es para mí la esencia de los microrrelatos de Jesus Esnaola y una característica deseable en lo breve. Entre mis favoritos, La mesilla, Papá (es brutal), El laberinto, El chubasquero, Círculos, Tacto (aquí surge el humor irónico y hasta un poco mordaz), Lentejas, Grietas (siento debilidad por este microrrelato), Ironía, El viejo burbuja, Rojo, Repulsión (otra vez el humor), Olvido, Escalofrío, La tilde (un juego literario afinado y con clase) y Lección (mordaz y a la vez tierno…)