La novela de Marian Izaguirre, los pasos que nos separan, de la que pudieron leer aquí el mes pasado su presentación en Madrid, es una continuación en el estilo de temas que a esta ya reconocida autora le interesa tratar en sus libros.
Una continuación pero no una continuidad. A Izaguirre le interesa llevar a sus personajes a situaciones en las que tengan que afrontar sus vidas para auto reconocerse. En esta ocasión las vidas que se entrecruzan, lastradas la una por sucesos del pasado y la otra por un hecho temporalmente actual, llevan al máximo la idea de cómo continuar siendo fieles a uno mismo sin renuncias. ( Alena Collar)
Los pasos que nos separan. Marian Izaguirre en encrucijada. Por: Alena Collar.
El argumento no lo voy a resumir aquí, pues se encuentra en otras muchas reseñas, pero si quiero referirme a dos hechos que, para mí hacen de esta una novela excelente.
El primero es el cómo plantea la autora la diferencia entre la realidad y el recuerdo. Para ello se sirve de la primera historia. Cómo la realidad es muy a menudo la que nos enfrenta a tener que asumir que nuestros recuerdos, de lo que hicimos o de lo que fueron las cosas no son la percepción de los otros. El protagonista regresa a un lugar para no encontrar lo que buscaba y sin embargo se reencuentra con su futuro. Puesto en esa tesitura, pacta. Y pactar es, viene a decirnos la autora, a veces el único camino para poder seguir viviendo. Pero en la segunda historia, encontramos el camino opuesto. A través de la relación con el protagonista, toma justamente un camino distinto al que iba a tomar. Y aquí el pacto no es sino una radical apuesta por una vida. Y en segundo lugar, es muy interesante en la novela, en mi criterio, el juego de situaciones límite al que Izaguirre lleva a los personajes; en una Trieste tan irreal al principio como visible después, y en los distintos paisajes geográficos en que se desarrolla la novela; el paisaje, recuerdo, ( la juventud de Salvador, el verano de Marina, también recordado idealizado, irreal) y el paisaje hecho realidad, el regreso a los lugares donde sucedieron las cosas en ambos protagonistas Esa confrontación con lo que fuimos y lo que somos, desarrolla todo un juego psicológico flanqueado por descripciones que, me parece, son tan importantes como lo que ocurre en la novela.
Todo ello con un personaje narrador que va puntuando la novela, dejando entrever, añadiendo posibilidades, intrigando al lector -también- y señalizando en ocasiones al lector pistas del camino, en el que también tendrá un peso significativo.
Se ha escrito en algún lugar que uno de los temas de esta novela es la felicidad y otro la maternidad. A mí me parece que en realidad el tema de Los pasos que nos separan es precisamente el del título: el cómo andar los caminos para encontrar nuestros propios pasos.
Excelente novela, editada por Lumen, que quiero recomendar desde aquí.
