Hasta el año1983 la bella iglesia romana de la ribera derecha del río Isère era una de las numerosas iglesias parroquiales de Grenoble. Todos sabían que debajo del coro había lo que nombraban la cripta Saint Laurent, descubierta en 1803 por Jacques-Joseph Champollion, hermano mayor del famoso egiptólogo. Prosper Mérimée, el autor de Carmen que será el libreto de la ópera de Bizet, era también inspector de los monumentos históricos y la clasificó en 1850 para protegerla del vandalismo. No pasó casi nada durante más de un siglo. Cuando hacían obras encontraban tumbas y antiguas paredes como ocurre cerca de todas las iglesias que han transcurrido numerosos siglos.
En 1977 la iglesia entera es clasificada y en 1978 Renée Colardelle, que será directora del museo, emprende una minuciosa campaña de excavaciones, la obra maestra de su vida de investigaciones. El número de objetos encontrados justifica la “desconsagración” del templo. El museo abre en 1986 en mitad de más excavaciones pero cerrará sus puertas entre 2003 y 2011 para obras gigantescas de seguridad: seguridad del público, protección de las tumbas del antiguo claustro por hojas de vidrio y acero. Pasarelas metálicas y barandillas de madera sobre vidrio permiten vistas a las excavaciones o evitan que se pisen los suelos más antiguos. Al mismo tiempo se instala una escenografía espectacular que propone un recogido de las varias partes del sitio, pasando de un siglo al otro o mezclando siglos en el mismo lugar. Cuando la inauguración del nuevo museo un periodista local escribía: “el sótano de la iglesia escondía tesoros históricos”.
Pues, andamos a la caza de estos tesoros en lo que se parece a un videojuego: proyecciones en la pared de la iglesia, pantallas táctiles, iluminaciones cambiantes, es decir todos los medios audiovisuales que ayudan a los profanos a entender un sitio tan cargado de historia. ( Catherine Beaume )
Museo arqueológico Saint Laurent, un hojaldre de 17 siglos: Por Catherine Beaume.
Un conjunto arquitectural enseñado tal y como lo descubrieron los investigadores
La visita empieza por la parte alta del edificio. El público ve toda la iglesia Saint Laurent como si se encontrara en la tribuna del organista. En frente, en el coro del siglo IX con ventanas del siglo XII se nota el magnífico altar barroco de Francesco Tanzi (1746) entre pinturas del siglo XIX. Delante se adivina la bóveda de la cripta, una parte de la iglesia funeraria del siglo VI y en primer plano los sarcófagos de piedra del mausoleo del siglo IV.
En efecto todo empezó con este mausoleo donde se apoyará una primera iglesia cruciforme. A partir del siglo IX la iglesia carolingia envuelve los edificios anteriores. En 1012 el obispo instala monjes benedictinos en Saint Laurent que va a ser un priorato muy importante. La iglesia romana actual con su campanario (s. XII) es su obra, cubre la cripta Saint Laurent y el gran mausoleo modificando totalmente la iglesia carolingia. Los monjes construyen también un claustro, hoy desaparecido; pero se adivinan los varios cimientos de las numerosas ampliaciones del claustro inicial. No dudaban en modificar los edificios. El mejor ejemplo es una puerta del campanario que incluye otra más pequeña. En el arco superior descubrieron dos pinturas: hoy en día se puede ver una ala del arcángel Miguel y mucho más de un san Pedro con una llave enorme que hace de portada del folleto del museo.
Desde el siglo V hasta el siglo XVIII enterraban ahí la gente del barrio y de la ciudad entera. Las 1500 sepulturas encontradas refieren la historia de los ritos funerarios, desde la inhumación del cadáver en la tierra sin más adornos hasta las tumbas más recientes donde una lápida enseña los nombres y cualidades de los difuntos, nobles o humildes artesanos. Entre estos extremos usaron sarcófagos de madera, piedra o plomo; lo más conmovedor es un ánfora pequeña, fabricada en Sevilla, que encerraba los restos de un bebé.
Cuando la religión cristiana vino a ser religión del imperio romano al culto de los muertos se sumó un culto de la vida. El coro de la iglesia romana donde los monjes recitaban las horas se encuentra encima de la iglesia funeraria, en la “cripta” los pilares se adornan con símbolos de vida: agua, hojas, pájaros (fénix? y paloma), cordero, uva, trigo, porque la liturgia de los funerales se refiere al bautismo y a la eucaristía. En cualquier época los vivos soñaron con vida eterna y acompañaron a los muertos con lo imprescindible en la vida futura: los objetos encontrados en las sepulturas son testigos para la datación y el estatuto social de sus ocupantes. En las más antiguas ponían monedas, vajilla, peines y joyas. A partir del siglo X la fe cristiana se manifiesta con cruces, rosarios o medallas. Más de 2000 objetos fueron descubiertos.
La “cripta Saint Laurent” no es una cripta y no se llama Saint Laurent. Si en la iglesia superior se pueden ver una vidriera, detrás del altar, y un cuadro, en una capilla lateral, que enseñan dos episodios de la vida de san Lorenzo la iglesia cruciforme se llama Saint Oyand, Oyand o Eugendus, nombre de un santo monje del siglo V. La cripta es la parte inferior de la iglesia cruciforme del siglo VI/VII que celebraba la liturgia habitual. No es una capilla funeraria como el mausoleo y fue enterrada por los benedictinos. Su forma, con tres ábsides iguales, nos enseña que en Gratianopolis (la antigua Grenoble del imperio romano) la herejía de Arius no tenía adeptos; es un símbolo de la igualdad entre las tres personas de la Trinidad.
No vamos a extendernos más en la simbólica de este sitio conmovedor y quieto que es un lugar de investigación tanto para los teólogos como los especialistas de los ritos funerarios. Además la cripta es uno de los raros edificios de la Alta Edad Media conservado en buen estado y con un decorado esculpido excepcional.
Decíamos que desenterraron más de 1500 sepulturas. Más gente fue inhumada aquí. En las orillas de las excavaciones del claustro se ven muchos huesos y cráneos, dejados donde el tiempo los había amontonado en la tierra. Las investigaciones se pararon para no destruir un sitio arqueológico tan rico del que ya se había aprendido mucho.
Desde luego el entorno ha cambiado. Si en el pequeño jardín crecen de nuevo unas vides las murallas se multiplicaron al hilo de los siglos en esta colina de la Bastille. La construcción de la puerta Saint Laurent y la muralla que los benedictinos edificaron hasta el río protegieron este arrabal. Entre el priorato y el puente que lo enlaza con la ciudad los vecinos empezaron a crear un barrio nuevo en el sitio donde la historia de Grenoble tuvo su origen, la antigua Cularo gala.
La escenografía espectacular en la nave de la iglesia y el circuito en el claustro y la cripta hacen que nos sentimos como arqueólogos investigando nosotros mismos. Leemos la historia en las piedras que tocaron los verdaderos arqueólogos que excavaron durante unos 30 años y supieron pararse para que sigamos soñando como los niños que vienen a los talleres organizados según varios temas o los arqueólogos, los de verdad , que se van a reunir esta semana.
Amando Carabias
julio 1st, 2013
A veces no nos percatamos de la importancia que tienen ciertas profesiones. Rescatar el pasado del olvido es una de las mejores formas que hay de conocerse, porque sabemos de dónde venimos.
Flamenco Rojo
julio 1st, 2013
Una visión magnífica del museo arqueológico que nos describes Catherine.
Besos