El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
El otoño se acerca.
Ángel González.
El verano parecía no querer irse este año. Las temperaturas, alrededor de 30 grados en las primeras semanas de octubre, competían en playas y terrazas por un público desganado de sol que, sin saber a qué atenerse, mostraban desconcierto en el vestir al pronosticarse tormentas por las tardes. Por otro lado, los días ya no tan generosos de luz nos advertían que no debíamos confiarnos de una naturaleza voluble. Sin embargo, muchas veces ocurre así cuando llega el otoño; éste se muestra algo bobalicón y, sin hacer apenas esfuerzos por quedarse, juega con nosotros al escondite. Mientras, en este tiempo de espera e indecisión en los límites del verano, con la agenda aún vacía de quehaceres, me gusta sumergirme en la biblioteca de casa, sacar a la luz y releer los libros de los que no fui capaz de desprenderme y que permanecen allí desde mis años jóvenes. ( Pilar Moreno).
Museos para un otoño en Málaga. Por: Pilar Moreno.
La familia, leer y visitar algunos museos, eran mis principales citas para este verano. Desde hace unos años ya no es sólo sol, playa y chiringuitos en Málaga. Ahora existe también un extenso programa cultural que durante todo el año ofrece obras de teatro, conciertos, conferencias literarias, recitales de poesía y festivales. Capítulo aparte merecen los museos. Hay uno en particular que es muy interesante para saber de la vida de los malagueños en el pasado y en el presente. Es el Museo de Artes y Costumbres Populares. Está situado en un edificio del siglo XVII, el solar es del siglo XV, que antaño sirvió como mesón. Una visita al museo te hará conocer más la historia y la forma de vivir de los malagueños. Está instalado con mucho detalle y dedicación. Recorrer las diferentes salas es gratificante.
En estos momentos se están terminando las obras de rehabilitación del antiguo edificio Palacio de la Aduana, donde será instalado el Museo de Málaga, con pinturas, piezas arqueológicas, esculturas y otros objetos. Su inauguración estaba prevista para este año, pero según nuevos cálculos puede ser que sea abierto a finales del 2014. No hay que desesperarse, porque hay más cosas para ver, hay más exposiciones. Especialmente atractiva es la que muestra el Museo del Vidrio y Cristal, una colección privada de unas 2000 piezas de cristal de distintas épocas. El edificio es una casona rehabilitada del siglo XVIII. La exposición se completa con pinturas, muebles y objetos de decoración distribuido todo por las habitaciones de la casa. Pasar por ellas, atravesar pasillos, asomarse al patio interior, respirar el ambiente de entonces, te hace sentir el espíritu de los que allí vivieron. El Museo Picasso, el Museo del Vino, el Centro de Arte Contemporáneo, el Museo Revello del Toro y otros más, ofrecen al que llega a Málaga colecciones con el suficiente atractivo para concertar una visita.
Sin embargo, los museos se reservan para el otoño. Es entonces cuando recobran energía y salen del letargo veraniego con interesantes exposiciones. Muchos museos esperan a esta época del año para presentar nuevas adquisiciones y organizar actividades. Así ocurre también en Málaga. Este año y desde el 4 de octubre el museo Carmen Thyssen muestra la exposición Courbet, Van Gogh, Monet, Léger. Del paisaje naturalista a las vanguardias en la colección Carmen Thyssen. Un largo título para un recorrido a través de más de cuarenta pinturas de paisajes que van desde la mitad del siglo XIX hasta 1950, mostrando la obra de paisajistas nacionales como Carlos de Haes, Eliseu Meifrén o Santiago Ruiseñol, entre otros.
Lo curioso es que ya a la entrada del museo te advierten de que, de los cuatro artistas más arriba mencionados, sólo cuelga una obra de cada uno de ellos. Pienso si será paraevitar reclamaciones. La exposición nos hace ver la evolución de este género a lo largo de casi un siglo y su relación con las tendencias del arte internacional, especialmente el francés. Como siempre que visito este museo tengo la sensación de volver a casa. Este edificio del siglo XVI, conocido como el Palacio de Villalón, ha sufrido varias transformaciones y ha pasado a ser desde domicilio familiar hasta convertirse en una tienda de loza y cristal en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Su rehabilitación, la de los edificios colindantes, los nuevos comercios, han dado a esa parte de la ciudad una aire más abierto sin perder el sabor tradicional.
El verano se dejaba aún sentir cuando dejé Málaga, pero encontré el otoño a medio camino hacia el norte. Pequeños pueblos blancos al sol ponían chiribitas alegres en los campos. En Francia se dejaban notar tranquilos y silenciosos. Más al norte eran los caminos cubiertos de hojas secas y crujientes, los que abrigaban la tierra desnuda. Ya en casa me recibió un paisaje maduro, de luz elegante, de amarillos y ocres, marrones y rojos intensos. Pero no tienes que dejarte atrapar sólo por la naturaleza. También lo cultural tiene muchos atractivos que puede llenar de citas tu agenda y es Holanda, con su rica y variada tradición en el arte, la que te seducirá con la oferta sugestiva de sus museos.