«Mis oscuros demonios, mi color del infierno…”
(Rafael Alberti)
Descubrí en el «Jardín de las delicias» la fascinante inquietud que transmite El Bosco. Un atractivo más para que mi curiosidad por Jerónimo van Aeken se convirtiera en una obsesión continua. A la inquietud que produce entrar en un mundo de números y símbolos -que te hacen vislumbrar los peligros que el pincel sugiere- se une el deslumbramiento por el rosa en los desnudos, y, ¡porqué no reconocerlo!, cierta frustración al no poder llegar a descifrar de una manera cierta qué mensaje nos quiso dar a conocer el pintor.
( Pilar Moreno)