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Panero contra Panero. Por : Elías Gorostiaga.

El desencanto, es el mítico documental que Jaime Chavarri grabó en los años setenta.

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Cuenta Jaime que cuando terminaron de montarla, a ellos les gustaba pero no sabían si a alguien más, entre otras cosas porque lo que había rodado era una película de máscaras y quizá sea ese su acierto, que entre la mentira de la máscara se asoma la verdad. Al final la película gustó y después de más de treinta años sigue gustando, se sigue viendo, se sigue comentando y crea polémica. A una parte de la gente le gusta lo insólito y este documental lo es, lo es esta familia.  ( Elías Gorostiaga )







Panero contra Panero. Por : Elías Gorostiaga.

 La familia

 

El padre Leopoldo, leonés de Astorga y poeta, representa todo lo que el Régimen de Franco busca para sus intelectuales, la ascesis de Isabel la Católica, el cristiano viejo, amantísimo padre de familia, nombrado director del Instituto de Cultura Hispánica, cercano al poder, con casa abierta en la calle Ibiza de Madrid y en Castrillo de las Piedras.

 

La tierra

 

casa-los-paneroUno vive en Madrid, Bilbao o Barcelona, pero es de donde es y allí vuelve cada verano, ya se llame tu pueblo Béjar, Mansilla o Castrillo, cada verano vuelves, ves a los tuyos, a los otros, ves como crecen y como caen ingrávidos por el peso de la vida, te bañas en el río, juegas en el frontón, estás con todos y los vuelves a dejar, es una ceremonia que se repite cada año, como las cosechas, y eso hacía don Leopoldo con su familia, cada verano al pueblo que allí los niños corren y se crían bien. La casa es grande, una buena casa de campo, con servicio, hoy destruida hasta la raiz y por la casa desfilaron amigos, intelectuales, políticos, todos los que rodeaban al poeta, tertulias, comidas, recitales, como tiene que ser y los niños corrían en ese ambiente.

 

Madrid

 

En León no hay Colegio Francés, ni Colegio Alemán, ni Italiano, ni ningún tipo de Liceo, en Madrid si y el Madrid de los setenta es un hervidero, para entonces Panero padre, ya ha muerto y los hijos juegan a ser poetas, se enredan con poses, palabras, suicidios literarios y reales, comas etílicos, juegan. En Madrid, existe el Círculo de Bellas Artes, La Vía Lactea, Rock-Ola, El Purgatorio, los escritores, los músicos, todos los juglares, duendes, cineastas, Madrid se mueve, mientras el resto sigue en el letargo de la tradición más oscura, pero despertando.

-El compañero mío de juego, era Leopoldo –dice Michi en el documental- y de repente se convirtió en un tipo raro, todo eran discusiones, peleas.

Madrid recoge todos los apellidos, los Sánchez Ferlosio, Haro, Goytisolo, Torrente, Giralt, los hermanos Astudillo, Pepo Fuentes y Kiko, García Calvo.

Todo ese ambiente que en Madrid se sigue dando, mueve cada mañana trenes de jóvenes promesas, con rumbo a Madrid, esa línea de horizonte que a veces pasa por el café Gijón y otras por los bares de la Montera.

 

La película

 

El-desencanto_3Jaime Chávarri es un cineasta de raza, montó esta película porque era un tiempo de ruptura en la que se muestra la familia cristiana, bendecida, llena de los hijos que te de dios, trajeada, niños con corbatas, bien peinados, serios, temerosos, la familia; y todo empieza a moverse rápido, se desmorona, se habla del divorcio, José Luis López Vázquez se mete en una cabina, de la que no puede salir, que le ahoga, le amedrenta, le asfixia,  las películas cómicas enseñan chicas desnudas, y los documentales abortos, hay un partido comunista, asesinas a abogados en Atocha, hay gays, hay robos, la gente sale a la calle y empieza todo el mundo a pasárselo bien. Año tras año la policía cambia el color de su uniforme, gris, marrón, azul, la Guardia Civil no sigue el tricornio, es tiempo de Camilo José Cela, de Ajoblanco, Anagrama, La luna, Madrid me mata, El canto de la tripulación,  El viejo topo, y de Felicidad Blanc, una mujer guapa, elegante, fuma y habla claro, tan claro que cada frase levanta ampollas, sarpullidos, abre úlceras, críticas, la amantísima esposa que sale de la biblioteca, desgrana con una inteligencia sensorial, fresca y cinismo de manual, su relación con la familia, opiniones duras, a veces frías y cortantes, de una elegancia fuera de toda cordura, reproches como la presencia continua de Luis Rosales en casa, como si fuera la amante de su marido, emociones, una elegía a la familia que sostenía la tradición y las buenas costumbres. Una plataforma de autodestrucción que encumbró a sus miembros al trono del malditismo, en el que después de su particular guerra fratricida, se sentó para siempre Leopoldo María, dejando a los demás en una tierra de nadie en la que fueron enterrados con todas las penurias propias de escritores, la más sublime de las pobrezas. Con ella Leopoldo María mantiene ese doble vínculo de amor-odio, la quiere y la mata a la vez, amante y asesino y también mantiene su máscara, una elegante máscara que llega a sus últimos días en la más absoluta de las ruinas, después de recorrer con carpetas, escritos, archivos de su marido todas las universidades del país, intentando conseguir una última limosna para subsistir, en medio de todos los despilfarros de los ochenta. Pero entonces eran jóvenes con encanto, había posibilidad y esperanza de que salieran adelante. La segunda parte del documental y la tercera, son la muerte total, la aniquilación, el desconcierto.

 

Panero

 

-Yo solo soy, a ratos

Leopoldo María Panero, no opina, recita poemas, versos sueltos, pasa del francés al portugués, al italiano, al inglés, es una mente prodigiosa

 

-Los niños subnormales te la chupan por un paquete de tabaco

 

familia...Esa frase fue censurada, no sale en El desencanto, pero la dijo. Cita a Mallarmé, Ciorán, es Artaud, el Artaud español, siempre con esa mala salud de hierro, siempre muriendo, fumando, bebiendo, jodiendo, meando en las esquinas, en el manicomio de Mondragón, en Tenerife, de recital y película, en concierto, como una bandera de la contra cultura.

-Cuando el cerebro entra en sangre, el cerebro es una rosa.

 

Leopoldo conversando con Felicidad

“Recuerdo que había parido la perra y llevabas los cachorros en una caja de cartón y dijiste, -he hecho agujeritos, para que respiren- Me pareció de una enorme crueldad, sabiendo que les ibas a tirar al río.”

 

Y hay un sin fin de Leopoldo contra Sánchez Dragó, contra músicos, poetas, escritores, novias, hermanos, médicos, periodistas, chupa cámaras, en el que Leopoldo es Panero y los demás unos jilipollas con profesión y oficio, desnudos ante la impotencia de un tipo que se suelta continuamente las correas, que se sale de madre en cualquier idioma, para decir una exquisitez y al lado una estupidez, o quedarse fundido frente a un vacío inexpresivo, desconectado como se desconecta un frigorífico de serie A+.

 

Michi

 

Michi, el más joven de todos, el más guapo, con el humor más retorcido, se ríe de dios, de la patria y del rey, de la vida y de la muerte, de la locura de su hermano, de sus novias “tiene el don de salir con las chicas más feas de España”… “lo más feo que se puede poner encima de una colcha”, abrió bar en el Madrid de la Movida, tuvo su espacio en El mundo, con una columna sobre televisión. Dado a la mala vida, a la vida bohemia, llegada la edad de enfermar, enfermó y desahuciado, terminó sus días en un piso de acogida en Astorga, una ciudad a la que no conocía en un ambiente paleto y provinciano, donde murió de cáncer de paladar y no como dijo su hermano, por envenenamiento con estricnina en la ginebra.

 

Fue entonces, cuando Panero se quedó frente a Panero y solo la última generación de músicos poetas le sacó en procesión, como se saca al ecce homo en Semana Santa y le subió por los escenarios más decrépitos del país, en una fusión o una confusión de poesía y música, única. Y ahora, sigue esperando la muerte y un nuevo libro, escribir mientras muere rematadamente enfermo y a la vez lúcido y a la vez confuso, sin renunciar a destrozar un filete cada vez que le sacan a comer.

 

Sé que en vuestros cerebros reptiles, habéis disfrutado una vez más, os habéis fortalecido, como cada vez que se proyecta en vuestros hogares alguno de estos documentales.

Cínicos míos, os dejo con un par de consejos de los muchos y muy buenos que hay sobre Panero. Y desde aquí agradezco a Tua Blesa que me enviara (cuando se la pedí) una copia de Después de tantos años, hace ya algunos años. Buenas noches.

 

El desencanto. Jaime Chávarri

Después de tantos años. Ricardo Franco.

 

El contorno del abismo. (Vida y leyenda de Leopoldo María Panero)

Benito Fernández

Anagrama 1999

 

Juan Carlos Márquez (Relato: taquígrafos y poetas) del Libro Oficios.

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