Hoy he viajado a la antigua Petra, la ciudad rosa del desierto. He disfrutado de sus más bonitos lugares, y he conocido el arte, la historia, la cultura y la religión del antiguo pueblo de los nabateos. Hay muchos medios de viajar a este país, pero la mayoría de los que lo visitan hacen uso del avión. Desde Amsterdam son unas cuatro horas y media hasta el aeropuerto internacional de Amman. Yo tardé mucho menos en llegar, escasamente dos horas desde mi casa y sin tener que volar. Lo hice en tren hasta el Rijksmuseum van Oudheden, Museo Nacional de Arqueología, en Leiden, Holanda, donde una interesante exposición, Petra, milagro en el desierto, me dio a conocer los más hermosos e impresionantes rincones de este lugar que estuvo tanto tiempo perdido. El anuncio de la exposición había aumentado mi curiosidad y puedo asegurar que el museo, transformado como por arte de magia en la antigua ciudad, ha satisfecho todas mis esperanzas. (Pilar Moreno).
«Petra, milagro en el desierto». Crónica de la exposición. Por: Pilar Moreno.
Sí, reconozco que esta visita, a muchos kilómetros de distancia del original, es un descubrimiento distinto y que me faltan los olores, los sonidos, el aire que erosiona las rocas durante siglos. Sin embargo, aquí, en las salas del museo y tomando como modelo las excavaciones realizadas, surge Petra en todo su esplendor. No ha faltado esfuerzo para que el público se sienta viajando en el tiempo y en el espacio, y pruebe el ambiente del desierto. Como si verdaderamente atravesaras el Siq, el estrecho desfiladero que da entrada a la ciudad, llegas a las salas de la exposición. Enormes fotos e imágenes tridimensionales proyectadas en los muros muestran las interesantes ruinas de templos, tumbas de reyes, villas y residencias de lujo, edificios esculpidos en la roca, incluso un monumento funerario destinado a un soldado. Son imágenes de una ciudad próspera, con un intenso comercio gracias a estar situada en la ruta de las caravanas. La exposición comparte esta visión de riqueza exponiendo más de 150 objetos que han adornado los edificios de Petra. Destaca el trabajo escultórico de animales mitológicos, retratos de dioses y diosas, plantas y animales en pilares y relieves, frescos y cerámicas. Todo esto da testimonio de la cultura e historia de este legendario lugar.
La exposición está distribuida en diferentes salas y estas a su vez en pequeños espacios con un propio tema, y en donde vas descubriendo distintas exacavaciones, templos, otras ruinas y restos de edificaciones, y en todas tienes la imagen del extenso desierto. Puede parecer un poco confuso, pero es como si todo lo expuesto hiciera vivir la experiencia de trasladarte a Petra, de realizar tu propio viaje de exploración. Para hacer esto más efectivo se han prolongado en el espacio libre de los muros, difuminándolos, los tonos azules del cielo y el amarillo-beige de la arena que muestran las fotos. De esta manera te sientes en medio de un terreno desértico como cualquier viajero que viajara a Petra.
Muchos de los que visitan la exposición verán realizado su sueño de conocer Petra aunque sea entre los muros de un museo, a través de fotos y objetos y de una manera virtual. Jean Louis Burckhardt, explorador suizo nacido en 1789, que había viajado por Africa en busca de las fuentes del Níger, soñaba también con otros descubrimientos desde que, viajando por Jordania, oyó hablar de unas ruinas maravillosas. Para poder llegar a lugares donde ningún extranjero había llegado y no correr riesgos, se desconfiaba de los extranjeros, cambió de nombre, se vistió de árabe y aprendió el idioma. De esta forma, y acompañado de un guía llegó en el año 1812 a las ruinas de la antigua ciudad. Petra, capital de los nabateos, que había sido durante siglos un punto estratégico en la ruta de las caravanas, avanzada en el arte y la cultura, modernizada por los romanos, yacía ahora casi oculta bajo la arena del desierto.
Aunque la exposición está esparcida en relativamente pequeños espacios, el recorrido se hace con comodidad y lleva un órden detallado. El museo fundado en 1818 guarda importantes colecciones arqueológicas de Egipto, Grecia y el Imperio Romano, como tambien piezas holandesas desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Todo es tan interesante que merece más de una visita. Muy distinto fue el viaje de Jean Louis Burckhardt. Tuvo que afrontar los peligros y las malas condiciones de los caminos que sufrían los exploradores y aventureros en aquella época. Temió por su seguridad personal y en algunas ocasiones estuvo a punto de ser detenido por espía. Finalmente tanta penuria le hizo enfermar y murió, en el Cairo, a la temprana edad de 32 años. Sin embargo, también tuvo una vida felíz que le llevó recorrer lugares tan extraordinarios, y bien podemos imaginar sus sentimientos de sorpresa y emoción al encontrarse ante la verdadera joya de Jordania.