A finales del mes de Febrero la librería Alberti nos regaló la más que agradable sorpresa de una presentación de primer nivel en Madrid. Ni más ni menos que Mircea Cărtărescu, posiblemente el poeta y novelista más importante de la generación de los ochenta en Rumanía, vino a presentarnos la excelente traducción de Marian Otxoa al español de su obra Nostalgia, originalmente titulada Visul (El Sueño).
La apuesta valiente de la editorial Impedimenta, al frente de la cual Enrique Redel derrocha entusiasmo y buen hacer, nos permite por fin leer en español una obra imprescindible y no conforme con ello pretende publicar una tras otra todas sus obras. Gracias Enrique. Cuánta falta hace en el mundo editorial gente con criterio y ganas de hacer bien las cosas.
( Carlos Feral).
Presentación de Mircea Cărtărescu. Nostalgia. en la librería Rafael Alberti. Crónica, audio y fotos. Por : Carlos Feral.
Presentó al autor el escritor y periodista Ignacio Vidal Folch, el cual comentó alguno de los libros de Cărtărescu que ha leído como son: Lulú, Por qué nos gustan las mujeres y la propia Nostalgia. Curiosamente la revista Elle publicó en Rumanía relatos de Por qué nos gustan las mujeres. Sobre Lulú comentó que es una novela de formación sobre el despertar a la sexualidad y sus terrores de un mundo onírico que se confunde con la vigilia.
El compendio de relatos eróticos de Por qué nos gustan las mujeres rezuman buen gusto sin caer en la mojigatería y además han sido escritos con un lenguaje exquisito que no se convierte en subgénero sino, por el contrario, parece un libro de tradición centroeuropeo.
El prólogo de Nostalgia es el famoso relato el Ruletista, que muestra ya que nos encontramos ante un escritor muy inteligente. No siempre es necesario ser inteligente para ser un buen novelista pero Cărtărescu, buen conocedor de las reglas de la fábula, sabe que al introducir un elemento fantástico todo lo que le rodea ha de ser verosímil. Este relato cuenta la historia de un pobre desgraciado que juega a la Ruleta Rusa y va haciendo apuestas cada vez más arriesgadas. La historia llega al punto de que el ruletista salva la vida incluso después de introducir la sexta bala en el revólver y el autor lo resuelve de un modo verosímil. Ahí demuestra su inteligencia, dando una explicación plausible a lo imposible, o a lo aparentemente imposible. Este afortunado en ese juego mortal no lo es en absoluto en los demás aspectos de su vida.
El resto del libro se compone de varios relatos excepcionales. Uno de ellos, el Mendébil, narra lo que le acontece a un joven con poderes mágicos que se debilitan al llegar a la pubertad. Cuenta el autor que el nombre del niño se lo sugirió un amigo de infancia. Verán: En el Mundial de Futbol de México, creo, había un árbitro español que se llamaba Ortiz de Mendíbil y era conocido por su carácter fuerte, algo excéntrico, alocado y sus decisiones polémicas. Como ellos tenían un amigo en la pandilla con esas características le empezaron a llamar el Mendébil, sin duda debido a un error de pronunciación. Cuando al cabo de muchos años se reencontró con este amigo, que ya había leído Nostalgia, recordaron la anécdota y se rieron bastante al rememorar lo del nombre y que éste hubiera dado lugar a un personaje de su libro.
La parte más importante de Nostalgia es sin duda Rem, el relato de una mujer madura que se enamora de un joven, estudiante de Liceo, y que hace alusión al nacimiento de la sexualidad en un mundo onírico e infantil donde casi todo es posible. Es una especie del Aleph de Borges en la que una de las partes más bellas es cuando el protagonista, a través de los ojos de Borges, cuenta lo que está viviendo y seguramente todo el relato, sin esas dos páginas imprescindibles, habría fracasado. Es Rem, por tanto, la parte imprescindible de Nostalgia. El relato Los Gemelos trata de la ira juvenil y enlaza con la obsesión del autor por el signo de Géminis bajo el cual nació un 1 de junio. El Arquitecto cierra el libro a modo de epílogo inesperado y bello y, aunque puede entenderse si se leyera de un modo independiente (al igual que los otros relatos), se engarza con los demás cerrando de forma sublime y sorprendente el libro.
Fue Nostalgia un libro censurado y al preguntarle el porqué, el autor nos hizo ver que en Rumanía los libros se censuraban al azar, incluso los de cocina. Nostalgia quedó mutilado de manera absurda y hasta el título, Visul ( El Sueño) en rumano original, fue censurado sin motivo. Recuerda que Tarkovsky abandonó la URSS y produjo una película llamada asimismo Nostalgia. Del mismo modo no pudo llamar Elena a un personaje porque era el nombre de la mujer de Ceaucescu y así podría poner muchos ejemplos más.
Sobre el modo de escribir de Mircea Cărtărescu diremos que es cuanto menos curioso. Quiero advertirles primero de que fue poeta diez años y escribía exclusivamente poemas. Sólo a partir de los veinticinco le empezó a interesar la prosa y porque la poesía le empezaba a “Apretar como una chaqueta pequeña sobre los hombros”. Él no era consciente al empezar a escribir Nostalgia de que iba a escribir un libro de relatos, o de novelas cortas según se mire. Eran simplemente relatos que leyó a unos amigos a los que quiso impresionar. Al terminar la quinta historia, esos amigos le comentaron que subyacía una cierta unidad entre ellos y él mismo reconoce que Rem es mejor que el resto de historias y que es posiblemente el mejor texto que ha escrito. Además tiene un gran respeto por la estructura. Escribe a mano y casi siempre sin tachones ni revisiones. Si al escribir un libro no le gusta la mitad, lo tira todo pero a la vez confía en su propia mente cuando escribe y aunque todo es improvisado relee las dos últimas páginas para seguir sin saber adónde le va a llevar la narración. El libro sólo apareció íntegro cuatro años después de la muerte de Ceaucescu, hace ahora veinte años.
Cuando Vidal Folch le preguntó sobre la aparición de la cultura Pop en sus libros Cărtărescu respondió que él formaba parte de la Generación en Tejanos. De hecho, su último libro es la traducción de las canciones de Bob Dylan y ha hecho una introducción llamada Encuentros con Bobă Dylănă. La cultura Pop occidental entraba en Rumanía a través de varios canales: emisoras de radio clandestinas, emisoras de propaganda occidental, emisoras checas o polacas que estaban más avanzadas que en Rumanía y discos de los jóvenes más pudientes que los llevaban a las fiestas. Todos los de la generación del autor estaban fascinados por la cultura Pop. Nadie creía en el comunismo. Recitaban lo que el poder les dictaba pero su cultura estaba en otra esfera, en el Pop. Había discos de segunda mano que se fabricaban en La India y que los jóvenes compraban como un oasis de libertad. Aparte tenían sus grupos de rock propios. Vivieron así su particular Flower Power pero no en contra de la derecha como ocurría en occidente sino que arrinconaban a la extrema izquierda mediante la cultura Pop.
Cuando alguien le comenta que los niños pequeños son temerarios en sus relatos él dice que todos ellos se resumen en Mendébil, del cual ya hemos hablado antes y del que el autor dice que es el único auténticamente valiente.
Retomando el hilo de su postura política o crítica hacia el gobierno, el autor respondió que tuvo un despertar tardío al mundo. En el período comunista de treinta años de su vida él era un niño. Sólo se interesaba por la literatura. Leía ocho horas al día y no se comunicaba con casi nadie. Creía firmemente que nada existía aparte del comunismo y le costó mucho despertar a la realidad. Estuvo escribiendo todas las semanas sobre política y eso le creó muchos enemigos y, aunque no se arrepiente de la experiencia ésta le ha destruido interiormente. Se ha visto obligado a retirarse de ella en los últimos meses. Dijo que se debe a circunstancias estrictamente políticas y rehusó seguir con este tema.
Al recordarle uno de los presentes su original método de escritura y si no se plantea reestructurar una novela desde el principio en lugar de desecharla, Cărtărescu contó la metáfora del termitero: “La termita no es un arquitecto. Ella no empieza el termitero siguiendo unos planos. Lo hace al azar. Pone una bolita de barro en un sitio y otra, al verla, pone otra y así sucesivamente una y otra vez. A partir de este simple acto surge una arquitectura maravillosa con habitaciones y pozos de ventilación y todo lo demás. Ocurre porque el termitero es una prolongación del cuerpo de la termita y no puede construir de otra manera. Es su genética. Es una prolongación de la mente de la termita y no puede construir de modo diferente su obra. Es absurdo llevar un plano inicial porque ya sabe lo que tiene que venir después, lo siente y confía en su mente”. Pues a él le ocurre igual y después de treinta páginas ya sabe si va a resultar o no.
Terminando ya el acto alguien le recuerda por qué no escribe nunca teatro. Respondió que sí lo escribió una vez. Era un secreto, de hecho. Fue una obra de cinco minutos que le pidieron para un festival en Italia. Le prometieron 2000 Euros así que dijo que tuvo que aceptar, que por ese dinero hubiera escrito incluso guías de teléfono. Lo curioso es que llegó a ser representada en un teatro de Friuli. La obra se publicó y, debido a un error de imprenta se mezcló con otra de un autor serbio. A pesar de eso se representó y ¡tuvo éxito! (Aquí el autor apuntó que debió quedar algo parecido a una obra de Beckett o Ionesco ante la hilaridad del público por la anécdota). Realmente no escribe teatro porque pone pocos diálogos en sus textos. Confesó que siempre le ha costado comunicarse y que no sabía cómo hacer diálogos por su dificultad para comunicarse con la gente. Esto último lo ha tenido que ir aprendiendo con el tiempo y se fue despidiendo de los presentes agradeciendo a Enrique su labor de edición y remarcando que un editor puede crear o destruir a un autor pero que en el caso de Impedimenta tiene la certeza de que será su editorial en España.
Y así transcurrió la tarde con este genio de las letras, sin duda futuro candidato al Nobel, autor original donde los haya, de técnica magistral en sus relatos y que maneja realidad y subconsciente de modo tan sutil y mágico que se convierte en un imprescindible de nuestras librerías. No dejen de soñar. Lean Visul, o Nostalgia como ustedes prefieran.