El Correo de la Moda publicó esta tercera entrega de este artículo «Símbolo y Alegoría de las flores» en el número 711 de su año XVII publicado el 24 de octubre de 1867, en la que su autor, Vicente Cuesta, continuaba detallando la simbología de las flores y relacionándola tanto con la Iconografía Cristiana, como con las antiguas mitologías clásicas y/o nórdicas, para deleite de sus lectoras.
Mantenemos la ortografía original del artículo, propia del siglo XIX, tal y cómo fue publicado.
Símbolo y Alegoría de las Flores. Por Vicente Cuesta.
Antes de terminar, es forzoso decir una palabra de los calendarios florales, de que ya hemos hablado.
Una Clasificación completa de las plantas y de las flores, llamadas segun ciertos santos, ó recordando las fiestas de la Iglesia ofrecería un gran interés, pues serviria, no solo para conservar el recuerdo de muchas tradiciones curiosas, que se borran con la mayor rapidez, sino tambien para llamarnos la atencion sobre ciertas ideas graciosas y encantadoras que los siglos pasados habian fijado en las flores mas comunes de los campos y jardines.
Algo en este género se ha intentado en un folleto titulado Flores Ecclesiae, el que, siguiendo dia por dia el calendario romano, atribuye una flor particular al santo inscrito en cada uno de los dias del año.
Muchas de ellas tienen apreciaciones muy juiciosas, pero la gran mayoría están escogidas de un modo arbitrario, y no vemos la razon para asociar Santiago el Menor al aciano encarnado, San Mammut al asfodel del Lancasiure, o San Willibrodd á la flor del tigre de Méjico.
Si el color solo es la regla, nos será permitido escojer nuestras flores segun nuestros gustos. Y esto no es posible.
Nosotros no debemos tener en esta materia otro guia que la tradicion; y en la mayor parte de los casos, el compilator de las Flores Ecclesiae parece haber seguido una tradicion particular que le es propia.
En el hermoso volúmen titulado The church’s floral calendor (calendario floral de la Iglesia), encontramos igualmente el mismo defecto. ¿Por qué escojer 
entonces ciertas flores mas bien que otras del mismo color y de la misma floracion, para caracterizar el santo cuya fiesta designan?
Sin embargo, aquí á lo menos, aunque se encuentra arbitrariamente hecha la eleccion, se ve compensada por la belleza de las estampas de la Edad Media que adornan cada página, y por los hermosos versos que Miss Cayler ha tomado á los poetas antiguos y modernos á guisa de comentarios en este asunto.
Verdaderamente, todo libro de este género es un hallazgo, con tal que presente un amor cierto por las flores de los campos; las flores son por sí mismas sus mejores interpretes; no hay una que no pueda predicar su sermon y defender su causa.
Todas, pues, son lecciones vivas en que se lée la voluntad sagrada de Dios. La margarita nos enseña la humildad; la manzanilla la paciencia; la rosa el odio al vicio; la madre selva, la fidelidad en nuestras afecciones; la ajedrea, la esperanza en medio de los reveses.
La rosa es el emblema de la Virgen, lo mismo que el lirio, al que se asocia la rosa de Saron, como hemos dicho en nuestro artículo anterior. Sin embargo, es dudoso no solo que la palabra rosa sea la traduccion exacta del término original, sino que la rosa mencionada se encuentre de modo alguno en un libro sagrado.
El laurel-rosa y el rhododrendo son sin duda alguna las plantas de que aquí se trata, lo mismo que en muchos pasajes en que la traduccion inglesa emplea la palabra rosas; y la rosa de Saron, es segun todas las probabilidades, el gran narciso amarillo sencillo, flor comun en Palestina y que ha sido muy apreciado en Oriente. «Que el que posea dos panes, ha dicho Mahoma, venda uno por algunas flores de narciso; porque el pan es el alimento del cuerpo, pero el narciso es el alimento de alma«
Por venerado que haya sido el narciso, que formaba en la antigüedad la corona de flores de las grandes diosas, no es posible, sin embargo, reconocerlo por rival de la rosa, y mucho menos en un pais que ha escogido la rosa por su emblema.
La rosa de Inglaterra no puede menos de invocar un origen anterior á la de las famosas guerras entre la rosa encarnada y la rosa blanca. Pero siglos antes, en los jardines del templo, esa flor se veia asociada á una de las mas antiguas denominaciones de la Gran Bretaña.
Plinio el Viejo, al discutir la etimologia de la palabra albion, supone que puede muy bien llamarse de este modo á causa de las rosas blancas, o rosas albas que tanto abundan. Tengase ó no por cierta esta etimología, se encuentra gran placer al pensar que las rosas de los campos ingleses descienden en línea recta de las rosas blancas (rosas albas) de que habla el enciclopedista romano.
El portal septentrional de la catedral de Upsal está cubierto de rosas esculpidas, que Sheffer, el historiador de esta ciudad, creía se habian puesto alli para conmemoracion del paso de los primeros Apóstoles del cristianismo al Norte de Inglaterra.
La rosa siempre ha sido un emblema eclesiástico, y desde el tiempo del paganismo era una flor mística en la Germanía y Scandinavia. El abside de la catedral de Hildesheim está casi enteramente oculta por una escaramujo, cuyas raices están en la cripta. La tradicion, dice, que habia una en este mismo sitio, antes que Carlo Magno pusiera los fundamentos de la Iglesia, que fueron echados hace mas de diez siglos.
La rosa estaba bajo la proteccion particular de los enanos y sylfos, los que estaban gobernados, como dice Heldenbuch, por su poderoso rey Laurin, señor del jardin de las rosas.
«Cuatro portales conducen al jardin, y cuando están cerradas las puertas, ningun sér viviente puede tocar una rosa, desobedeciendo las órdenes rigurosas del señor; el que rompa las puertas de oro ó toque el hilo de seda, ó intente pisotear las flores, dejará en castillo de su orgullo, una mano ó un pié en aquel sitio. Así es como Laurin, rey de los enanos, gobierna sus Estados»
Pero es menester confesar, que la rosa nacida de la sangre de Adonis, era la flor de Venus antes que el rey enano hubiera plantado su jardin misterioso. En la época cristiana se la ha buscado otro orígen; y lord Lindsay cita la leyenda como un ejemplo de la superioridad infinita del simbolismo cristiano de la naturaleza muda sobre la del antiguo mundo.
En otro tiempo, una santa Vírgen de Betheleen, falsamente acusada y calumniada, fué condenada á perecer por el fuego, en este punto, dice Mandeville, dirigió sus oraciones al Señor, suplicándole viniera en su ayuda, visto que no era culpable de la falta que se le atribuia. Apagóse el fuego de repente, los troncos que ardian volviéronse rosales encarnados, y los que no ardían blancos, cubiertos de flores.
Eran los primeros que se habia visto. Desde esta época, la rosa ha llegado á ser la flor de los mártires. Santa Dorotea, mártir, envió una canasta de rosas del jardin del Paraiso al notario Teófilo, y las rosas, dice la leyenda, nacieron en la llanura de roncevaux, en las que Rolando y los Doce Pares habían enrojecido el suelo con su sangre. La rosa, tanto la blanca como la encarnada, aparece en épocas muy remotas como emblema de la Virgen; como tal fué conocida de Santo Domingo cuando instituyó la práctica devota del Santo Rosario con alusion directa á la vida de Santa María.
Las oraciones parecen haber sido simbolizadas bajo la forma de rosa.
Cuéntase una historia de un siervo que, portador de muchos objetos pertenecientes á su señor, tenia que atravesar un bosque en que le esperan ladrones. al entrar en él se acordó que aquel dia no habia dicho el Ave-María, y al arrodillarse para decirla, apareciósele la Virgen, y le colocó una guirnalda en la cabeza; á cada Ave añadía una rosa, que se volvieron tan brillantes, que se iluminó todo el bosque. el buen hombre no advirtió nada; pero sí los ladrones, dejándole pasar sin daño alguno.
La Virgen, como ya hemos dicho, sucedió á Freyja en el Calendario de las flores del Norte. Los dos dioses blancos del Valhalla, Bulder y Heimdallr, que el uno y el otro representan el sol, y cuyo epíteto particular tenia conexion con el brillo deslumbrador del astro, fueron reemplazados por San Juan Bautista, cuya fiesta en el solsticio del estío ha conservado en toda Europa tanta semejanza con el culto del sol.
Este santo es el mismo que se llama San Juan el Blanco en algunos calendarios alemanes y galos. Las flores de grandes discos en forma de sol, blancas ó amarillas de oro, estaban consagradas á Bulder como al dios sol: y de este modo el hypericum ha llegado á ser patrimonio del mismo San Juan, y como la fuga doemonum, tenia la virtud de rechazar las obras de las tinieblas.
Una especie de yerba de San Juan (Hypericum quadrangulare ó perforatum), tiene las hojas atravesadas de pequeños agujeros; éstos pasan por ser obra del diablo, que los habia hecho con una aguja; es Bulder atravesado por Loke en el muérdago. Está tan marcada su raiz de manchas rojas, que se llama aun sangre de Bulder en algunas partes de Noruega: pero en general se llama sangre de San Juan. 
La creencia popular pretende hasta que estas manchas aparecen invariablemente el dia de su deguello (29 de Agosto) El antiguo nombre dado en el Norte á la grande margarita, era pestaña de Bulder; ésta, como muchas otras especies de crysantemas, blancas ó amarillas, han sido consagradas á San Juan.
Los atributos de este Santo se dividen algunas veces con el Evangelista: y las flores amarillas de oro de los soles, nombre que se daba en otro tiempo á las crysantemas (la planta que se llama de ese modo hoy ha sido importada del Perú), se ven algunas veces introducidas en las imágenes de este último santo, donde producen un hermoso efecto. Así, en los cristales del siglo XII, que forman una ventana en el abside de San Remigio en Reims, la Virgen y San Juan se hallan á ambos lados de la cruz, ceñida la cabeza de una aureola, teniendo soles en un círculo exterior. Las flores están vueltas hacia el Salvador, que está en la cruz como hácia su sol verdadero. La caléndula, una de las flores de la Virgen, es un crysantema.
San Juan tiene también participacion en las flores de la luz y del sol. Thor, el dios porta-martillo, que combatió con los gigantes de las escachas, fué reemplazado por San Olaf, San Jorge ó San Miguel, que todos combatieron con los monstruos o dragones; y algunas veces por San Cristóbal, cuya estatua era gigantesca, como la de Thor. Nuestro helecho real (osmunda regalis), la yerba de Cristóbal de Gerard, se puede tomar como la antigua que pertenecia al dios del Norte. Quien no haya visto este helecho, el mas bello de todos, en el país de Cornouailles, á las orillas del torrente del Dartmoor, ó en los confines de Grasmere ó de Killarney, no puede formarse ni una idea aproximada de su hermosura y gallardía.
La digital pertenece á Oberon. No es muy fácil esplicarse la elección que este genio hizo del romero ellegrin, elves-green de Dinamarca, y el alcerim de España, donde este nombre parece ser una corrupcion de la palabra del norte, introducida por los godos conquistadores.
Pero las virtudes del romero eran en otro tiempo miradas como muy grandes. Servíase en los casamientos, dorado, como las hojas de la encina en la fiesta del Rey Cárlos; y se le suspendia en el pórtico y dinteles de las puertas para que trajera la dicha á la casa. Apartaba á los ladrones; y aun tenia un don mas precioso, pues podia rejuvenecer á los ancianos.
<Una vez, dice Galieno, en el que debemos reconocer al sabio médico, una reina anciana gotosa y encorvada, no pensaba mas que en el baile, del que ya no podia disfrutar. Tomo seis libras de romero y las machacó en un mortero, despues mezcló este residuo con agua, en la que se bañó tres veces por día, teniendo cuidado de frotarse en seguida la cabeza con bálsamo de dios. Su vieja carne se disolvió, y la dichos Princesa tornóse tan jóven, tierna y fresca, que se puso en busca de un marido> En la actualdidad, tal al menos es nuestro parecer, las Silfides han retirado al romero esta virtud.
