2013 aparece rodeado de sonidos. Sonidos expresionistas lanzados desde la pintura de Edward Munch, sonidos de Wagner, sonidos de Vivaldi. Doscientos años del nacimiento de los dos últimos, “Año de Munch” a partir de junio. “El grito” desolado de Munch intentando taparse los oídos ante el eco de la barbarie, ante lo que parece ensordecedor e ininteligible; sonido musical de Vivaldi, musicales sonidos de Wagner.
( José Julio Perlado) .
Tres centenarios: Munch, Verdi, Wagner. Por : José Julio Perlado.
El grito y la diversidad de sus sonidos se han escuchado desde el principio de la Historia, entre el coro y las lumbres de los giros hechiceros, en lo hondo de las cuevas donde los ritmos danzaban, iluminados el vaivén de los gestos. Aquellas primitivas paredes recogían las sombras de los gritos clamando y su sonido se acompañaba de mágicos tambores, los gritos atravesaban los espacios y un singular aliento lo recogía el oído. Nacía de algún modo la música, desprendiéndose de los ruidos en bruto, buscando alianzas con instrumentos, afinando lentamente melodías, los cantos, expresiones e himnos.
Cuando uno se asoma al palco del arte escucha ese grito de Munch entre curvas y rectas, rojos tenebrosos y distorsionados amarillos, fantasmagórica figura en soledad entre el naturalismo y el simbolismo, faz del horror interior, expresión de una emoción incontrolada.
Cuando uno se asoma al palco del arte asoman también otro tipo de gritos y melodías revestidas ya de música y Verdi aparece en los bordes del escenario con su dramatismo de tramas oscuras, 27 óperas que procuraron conectar con el pueblo. Pasa ante los aplausos de las gentes su “Rigoletto” ( la Mantua del siglo XVl ), “El Trovador”, “La Traviata”, “Un baile de máscaras”, “Otello”,”Aida”, “Don Carlos” y tantas otras más.
Cuando uno se asoma al palco del arte aparecen igualmente revestidas en ropajes, declamando sus papeles por el escenario las 6 óperas de Wagner y sus 4 dramas musicales, los intentos de “obra total”, las aspiraciones de “música del futuro”. “El holandés errante o el buque fantasma”, “Tannhäuser”, “El anillo del Nibelungo”, “Lohengrin”,
Los gritos primitivos, los gritos ahogados del noruego Munch, las idas y venidas de Wagner, las vueltas y revueltas de Verdi, El oído siempre presente en ese palco del arte, a veces el oído como sentido único, cerrados los ojos para escuchar mejor, sentir como el oído tiene la velocidad de la liebre para atrapar sonidos, para captarlos en toda su intensidad.
Así superará la frontera del sonido este año de 2013, atravesando el silencio, asombrándonos ante ciertos ecos, acercándonos también a cierta música.