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Elogio de lo cotidiano. Virginia Woolf. Antón Chéjov. Por:José Julio Perlado.

regalo-original-madrid-album-fotos-antiguasLo cotidiano tiene un secreto que a veces no advertirnos. Nos encaja en el orden, en la necesaria sucesión.  Ese caminar diario por calles y despachos, entre papeles e imágenes, esconde un valor singular. ( José Julio Perlado).

Elogio de lo cotidiano. Virginia Woolf. Antón Chéjov. Por : José Julio Perlado.

 

by Lady Ottoline Morrell, vintage snapshot print, circa 1917

Retrato Virginia Woolf.By Lady Ottoline Morrell. 1917.

«La vida es agradable. La vida es buena. El proceso de la vida, en sí mismo, es satisfactorio. Fijémonos en un hombre normal y corriente que goce de buena salud. Le gusta comer y le gusta dormir. Le gusta respirar aire fresco y caminar a buen paso por la calle. O, en el campo, canta el gallo encaramado en una verja; un potro galopa alrededor de un campo. Siempre hay algo que hacer a continuación. El martes sigue al lunes. El miércoles al martes. Y cada día emite las mismas ondas de bienestar, repite la misma curva de ritmos, cubre con un escalofrío la fresca arena, o se va lentamente con cierta pereza. De esta manera, el ser crea aros, la identidad se robustece. Lo que era ardiente y furtivo como un puñado de grano arrojado al aire, y desperdigado aquí y allá por soplos de vida nacidos en todos los puntos de la rosa de los vientos, es ahora metódico y ordenado y arrojado con un propósito. O así parece.

Señor, ¡qué agradable! ¡Señor, qué bueno!  Cuán tolerable es la vida de los tenderos, pensaba, mientas el tren pasaba por los suburbios, y uno veía las luces de las ventanas en los dormitorios.. Activos y enérgicos como una multitud de hormigas, me decía en pie ante el cristal, contemplando a los obreros, con la bolsa en la mano, entrando agrupados en la ciudad».

Este largo párrafo de «Las olas», de Virginia Woolf, nos acompaña en esta sucesión de martes y de lunes, encadenadas horas febriles a la vuelta de las vacaciones, engranaje feliz de una vida precisamente porque es vida, simplemente vida y no la nada, hojas de calendario que a veces nos abruman y nos marcan con su peso, pero únicamente hojas, felices hojas de existencia, tablado de gestiones y quehaceres,  en ocasiones preocupantes, en ocasiones difíciles, pero siempre hojas, felices hojas de la vidas que septiembre trae ,las lleva con el viento y las hace caracolear sobre nuestros días hasta envolvernos por completo.

4782974-anton-chekhov-and-lady-with-dog-yalta Chejov decía: «la vida es hermosa y, no obstante, sólo lo parece».  Lo confesaba Irina en «Las tres hermanas», y en otra ocasión y en la misma obra, podemos escuchar:» la felicidad y la paz se instalarán sobre la tierra y quienes nos reemplacen hablarán de nosotros con bondad, y bendecirán a los que viven ahora».

Lo cotidiano tiene un secreto que a veces no advertirnos. Nos encaja en el orden, en la necesaria sucesión.  Ese caminar diario por calles y despachos, entre papeles e imágenes, esconde un valor singular: el descubrimiento de una jornada nueva, cargada de sorpresas, cargada de conflictos, cargada de soluciones. Es el ritmo de la vida, un latido permanente de muestro pulso,  la señal de que estamos vivos y de que luchamos en la existencia.

Lo cotidiano, como caja de sorpresas,  es nuestra compañía habitual. El  martes sigue al lunes y el miércoles sigue al martes. Ningún tedio. Es el lenguaje de los días, el aprendizaje de la experiencia, todo ese río de fechas enlazadas que arrastra en su cauce la sabiduría.

 

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